Hoy la liturgia centra su atención en la escena del BAUTISMO DE
JESÚS EN EL RÍO JORDÁN, no lo necesitaba para renacer al “hombre nuevo” según
Dios. Él es el HOMBRE NUEVO porque es la VIDA -es DIOS- es la SABIDURIA del
Padre de los cielos -es el Verbo Eterno de Dios. Pero es también Hombre
Verdadero -como nosotros porque asumió nuestra naturaleza humana. Tomó TODO lo
nuestro menos el pecado, pero asumió en su propia carne las consecuencias del
pecado de los hombres. En la muchedumbre del Jordán es un hombre más, perdido
entre los demás hombres. Fue Juan, el Bautista, quien anuncia que OTRO vendrá a
bautizar en la Sangre y en el fuego -es decir el bautismo cristiano que es
muerte y resurrección- porque este bautismo saca su fu erza en la CRUZ y en la PASCUA
de CRISTO.
Dijimos que Dios Padre hace su Epifanía de muchas maneras -es
decir, se manifiesta de distintas maneras-. Pero en CRISTO se revela quien es.
Por eso lo vimos manifestarse en la Navidad en la “epifanía” de un NIÑO, nacido
como todo hombre y en el contexto de un Pesebre, anunciado a unos pastores y
glorificado por los ángeles que anuncian al Salvador del mundo.
Luego lo vemos manifestarse en unos Reyes del Oriente -
significando que se manifiesta a todo el mundo y a todas las razas... y
vinieron y le adoraron... ofreciéndole: oro, incienso y mirra. Confesaban los
Reyes Magos la Encarnación del Hijo de Dios, confesando que era verdadero
hombre y verdadero Dios.
Ahora se manifiesta en el Río Jordán: la presentación la hace el
mismo Padre Dios y lo anuncia el precursor del Salvador del mundo, Juan el
Bautista... y se abrieron los cielos, bajó el Espíritu Santo sobre él en forma
de paloma, y vino una voz del cielo: TU
ERES MI HIJO, EL AMADO, EL PREDILECTO...” (Lc. 3, 21- 22).
Confesamos, aquí,
nuestra fe en el misterio de Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo y a la vez
confesamos nuestra fe en el Hijo de Dios como verdadero Dios y como verdadero
Hombre. En este Cristo Jesús tendrá pleno sentido la vida de los hombres y la
historia de los hombres. Toda la creación volverá a encontrar su armonía en
este JESÚS confesado por Dios Padre como el Hijo Amado y el Predilecto.
Hacemos esta catequesis de estas fundamentales verdades de
nuestra Fe, porque nos ayudarán a conocer mejor quienes somos nosotros, como
cristianoshoy y cuáles son nuestras responsabilidades asumidas en nuestro
bautismo.
Es aquí donde debemos volver a mirar, para entender todo lo
grande y profundo que hicimos el día de nuestras fiestas de San Nicolás,
especialmente cuando realizamos, una vez más, el encuentro o Tinkunaco. Así
comenzamos el año “74 haciendo la misma manifestación del Jordán: la hicimos a
ese Cristo Alcalde, a quien le confesamos que es el Hijo de Dios, el Amado y el
Predilecto; el Autor de la Paz y en quien nos debemos “encontrar” todos los
hombres. En este CRISTO ALCALDE nos encontraremos como pueblo. En este Cristo
sacaremos las fuerzas y la Luz para llevar adelante la gran tarea de ir
concretando realizaciones de paz y felicidad para todos.
Fundamentado en lo que acabamos de decir, quiero detenerme más
en aquello que dijimos el primero de enero al final de las Fiestas Patronales;
me refiero a las metas del año “74”:
1. LA PAZ TAMBIÉN DEPENDE DE TI. Este es el lema del Santo Padre Pablo VI para
todo el mundo. Nosotros lo hicimos programa para este año “74”; más que como programa
debe constituirse como el alma de todas nuestras reflexiones y trabajos.
Construir una Rioja en Paz y Feliz para todos depende de cómo construimos la
paz en cada uno de nosotros, en cada hogar, en cada barrio, en cada ciudad o
pueblo. El encuentro será vivido en el año “74 si a este lema lo hacemos carne
en toda nuestra vida individual y comunitaria. Este lema va desde la intimidad
de nuestras conciencias hasta las relaciones a diversos órdenes entre nosotros,
como pueblo. “Esa paz, seguimos diciéndolo, será verdadera si se fundamenta en
la Verdad, en la Justicia y en el Amor fuerte y viril.”
2. AÑO SANTO DIOCESANO. Los objetivos del año santo siguen siendo
tarea para este año “74” en toda la diócesis. No habrá paz si no hay
reconciliación verdadera con Dios y entre nosotros. Lo seguiremos diciendo
hasta el cansancio. Y no habrá reconciliación con Dios si no es verdadero el
amor entre nosotros - y este amor debe traducirse en obras, estas obras deben
estar fundadas en lo que es “justo”, en lo que es “verdadero” y en lo que es
relación fraternal:
-es un año de mayor oración personal y comunitaria,
-es un año de mayor reflexión del Evangelio confrontando nuestra
vida con él,
-es un año que debe llevar a una mayor conversión y a una mayor
purificación personal en el Sacramento de la Penitencia y de la Eucaristía,
-es un año que debe quedar como SIGNO para las generaciones
futuras en la concreción de UNA OBRA de BIEN PÚBLICO de la naturaleza que sea,
como fruto del esfuerzo común y como signo de esa reconciliación que se busca
en este año santo. La presento para todas y cada una de las comunidades
parroquiales. Verán las comunidades cómo llevarla a cabo. También nos ayudará
esto a ser creativos.
3. Siendo el AÑO
del Congreso Eucarístico Nacional, debemos fijarlo también como meta; es
decir, saber descubrir todo lo que exige de cada uno de nosotros y de cada
comunidad, la EUCARISTÍA. Hay mucho que revisar, reflexionar y concretar en la
vida diaria. No son dos cosas sino una sola; es decir, un año será santo si es
plenamente, también eucarístico. No sólo miremos a La Rioja, sino miremos a la
Patria que está buscando los caminos para concretar una verdadera
reconstrucción. Vivir un año santo eucarístico es ir haciendo cada vez más
realidad todos los valores de nuestro pueblo argentino.
Ayudémonos para que no
queden escindidos sino que se conviertan en realizaciones que nos hagan felices
a todos. En la Eucaristía descubriremos mejor qué significa ser constructor de
PAZ y EDUCADOR de PAZ. En este sentido he nombrado un responsable diocesano
para este año del Congreso Eucarístico.
4. LA EVANGELIZACION. Esta ha sido otra de
las metas que pusimos. Cada Comunidad Parroquial como cada uno de nosotros
debemos ser reevangelizados. Es decir: volver a esa PALABRA VIVA DE DIOS y
hacerla carne de nuestra vida. Iluminar desde Ella todo lo que vivimos cada
día; todo lo que nos provoca dolor o alegría. También, como pueblo riojano
debemos volver a reflexionar o iluminar toda nuestra actual situación
socio-cultural, si somos fieles a lo que quiere Dios de nosotros y se nos exige
en esta hora en que vivimos. Lo que será tema de reflexión en toda la Iglesia
universal, también lo hacemos meta para este año en toda nuestra diócesis. Este
tema toca toda la vida de la Iglesia diocesana. Nos ayudará a seguir haciendo
eso que hicimos en las Jornadas de Evaluación Pastoral; nos ayudará a concretar
realizaciones para este año “74”. Este objetivo nos toca muy de cerca a
nosotros sacerdotes, a las religiosas y al laicado. Es tarea para la catequesis,
para la preparación sacramental, para las celebraciones litúrgicas, para las
celebraciones patronales, para la reflexión del cristiano en el compromiso que
tiene de ayudar a construir una sociedad según Dios. Es tarea para una
reflexión profunda a diversos niveles y hacer de nuestra Fe personal y
comunitaria signo de madurez cristiana y compromiso con la historia que todos
vamos haciendo.
Para esto se tendrá como meta:
1. un conocimiento mejor de las Sagradas Escrituras. LA BIBLIA.
Debe ser el libro que alimente permanentemente a todo cristiano en la
vida.
2. Para nosotros sacerdotes, procurar que los sacramentos estén
precedidos de una adecuada catequesis y que cada Eucaristía que celebremos
con el pueblo sea cada vez mayor el “ENCUENTRO” de una comunidad,
tratando de ir corriendo el sentido individualista de la eucaristía que
se suele tener.
3. En este clima y con esta tarea se irán formando un verdadero
laicado capaz de asumir cristianamente todos sus deberes de ciudadano en
las responsabilidades y campos que le toque actuar.
4. Que este año santo pueda ayudar a muchos cristianos a asumir
el Concilio; en su letra y en su espíritu, con todas las
consecuencias que implica y con verdadero gozo, no con temor.
5. Que las peregrinaciones que se vayan haciendo en el año santo
se las prepare con este sentido y contenido que acabamos de señalar.
6. Por ser sede, esta Catedral, de peregrinaciones, se pondrá
especial atención pastoral para que cada una de ellas encuentren en su
peregrinación a la Catedral esta respuesta evangélica que señalamos.
Además que deberá este Santuario concretar una Obra que sea
signo de este año santo. Para esta finalidad le encargamos al equipo
responsable que la proyecte y la lleve a la práctica.
Hermanos, a este Cristo,
a quien el Padre le dice que es su Hijo Amado y su Predilecto; en el Monte
Tabor dirá también: ESCÚCHENLO, es para todos nosotros este mandato.
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