Evangelio según San Marcos 10, 35-45.
Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús y le dijeron: "Maestro, queremos que nos concedas lo que te vamos a pedir". El les respondió: "¿Qué quieren que haga por ustedes?". Ellos le dijeron: "Concédenos sentarnos uno a tu derecha y el otro a tu izquierda, cuando estés en tu gloria". Jesús les dijo: "No saben lo que piden. ¿Pueden beber el cáliz que yo beberé y recibir el bautismo que yo recibiré?". "Podemos", le respondieron. Entonces Jesús agregó: "Ustedes beberán el cáliz que yo beberé y recibirán el mismo bautismo que yo. En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes han sido destinados".
Los otros diez, que habían oído a Santiago y a Juan, se indignaron contra ellos. Jesús los llamó y les dijo: "Ustedes saben que aquellos a quienes se considera gobernantes, dominan a las naciones como si fueran sus dueños, y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero, que se haga servidor de todos. Porque el mismo Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud".
Homilía por el Pbro. Diego Olivera
Queridos lectores de Vivamos juntos la Fe:
Las lecturas de este domingo expresan con mucha claridad la plenitud de la misión de Jesús: “el Hijo del hombre no ha venido a que lo sirvan, sino a servir y a dar su vida por la redención de todos”.
Jesús se pone al servicio de toda la humanidad, a lo largo de toda su vida terrenal anuncia la salvación de todos con palabras y gestos. Proclama que el Reino de los Cielos está cerca e invita a todos a la conversión, es decir, invita a creer en Dios uno y trino y en su proyecto de redención para toda la humanidad.
En la primera lectura, nos encontramos con un fragmento del cuarto cántico del siervo de Yahvé o del siervo sufriente, el capítulo 53 del libro de Isaías expresa 6 siglos antes de Cristo una profecía de la pasión con agudo realismo y la misma se considera cumplida en los últimos momentos de la vida de Jesús en el Getsemaní y en el Gólgota. En los versículos que leemos hoy podemos descubrir el sentido pleno de la misión de Jesús: él se entrega por nosotros, par justificarnos cargando nuestras faltas.
Quizás muchas veces hemos leído o escuchado que Jesús se entregó para nuestra salvación pero tenemos que creerlo plenamente, adherirnos de todo corazón a esta verdad de fe y tenemos que manifestar ese deseo de ser salvados por él inmenso amor de Dios, el salmo de hoy nos puede ayudar a expresarlo, les recomiendo leerlo y repetir la antífona suavemente dejando que haga eco en sus corazones: “Señor, que descienda tu amor sobre nosotros”.
Jesús se entrega por completo: desciende, habita en medio de la humanidad, se compadece ante el dolor de los que más sufren, sana a los enfermos, expulsa a los demonios, devuelve la dignidad a los pobres y marginados, se acerca a todos aquellos que están excluidos y los reintegra a la comunidad, convierte el agua en vino, multiplica los panes para dar de comer a una multitud; los apóstoles son testigos de estos grandes milagros pero al parecer no comprenden el plan de Dios y al escucharlo hablar a Jesús de la Gloria de la Resurrección, dos de ellos buscan “acomodarse” creyendo que se refiere al éxito o conquista terrenal y los otros diez se indignan al escucharlos, con esta actitud nos hacen pensar que tampoco ellos comprendían la misión de Jesús y él les explica el verdadero sentido del discipulado misionero: el servicio.
El papa Francisco nos ayuda a reflexionar este texto: “El que sirve a los demás y vive sin honores ejerce la verdadera autoridad en la Iglesia. Jesús nos invita a cambiar de mentalidad y a pasar del afán del poder al gozo de desaparecer y servir; a erradicar el instinto de dominio sobre los demás y vivir la virtud de la humildad. Y después de haber presentado un ejemplo de lo que hay que evitar, se ofrece a sí mismo como ideal de referencia. En la actitud del Maestro la comunidad encuentra la motivación para una nueva concepción de la vida: "Porque el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por muchos" (Homilía de S.S. Francisco, 18 de octubre de 2015).
Hermanos asumamos el compromiso de vivir el servicio como verdaderos discípulos misioneros de Jesús, quizás se nos hace difícil pero recordemos que en nosotros tenemos la fuerza del bautismo, es un gracia que tenemos que seguir alimentando. Pidamos al Espíritu Santo que renueve en nosotros la gracia del bautismo, la unión con Jesús, para que siguiendo sus huellas seamos servidores de nuestros hermanos, particularmente de los que más sufren y así ayudemos a renovar la Esperanza poniendo la mirada en Jesús que se hizo siervo por amor a nosotros.
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