En nuestro mundo acelerado, encontrar tiempo para la oración puede ser un desafío. Sin embargo, la oración es esencial para mantener viva nuestra relación con Dios.
Para introducirnos en la oración debemos fijar nuestra mirada en Jesús y contemplar su vida, escuchar como Él nos enseña a orar y aprender de qué forma hacer nuestras oraciones.
Jesús pasó su vida rezando al Padre, podemos aprender de Él, como orar, leyendo los evangelios y es Él mismo quien recibe nuestras oraciones de fe expresadas en palabras o en el silencio y las lleva hacia el Padre por el Espíritu Santo. Jesús nos enseña a orar desde el lugar de hijos, es decir con una confianza que va más allá de lo que sentimos y comprendemos. Nos toma, así como estamos y mediante un camino de fe nos lleva hasta el Padre.
La oración no es solo un brote espontáneo, sino que para orar hay que querer orar. La tradición cristiana nos propone diferentes fuentes para crecer y alimentarnos en el camino de la fe. Estas fuentes son:
• La Palabra de Dios: La iglesia nos recomienda en primera instancia la lectura de la Sagrada Escritura que debe ser acompañada con la oración, para establecer un diálogo con Dios, pues a Dios hablamos cuando oramos, a Dios escuchamos cuando leemos sus palabras.
• La liturgia de la iglesia: La liturgia sacramental de la Iglesia nos actualiza y nos comunica el misterio de la salvación, es la principal fuente y culmen de la oración.
• Las virtudes teologales: Estas virtudes fueron marcadas en nuestros corazones por Dios, son regalos que hemos recibido incluso antes de nacer, son la prueba de la presencia y acción del Espíritu Santo. Debemos pedirle a Dios la capacidad de desarrollarlas. La Fe nos permite buscar y creer en Dios, la Esperanza nos alienta a buscar las cosas buenas del Reino con la seguridad de que somos Hijos de Dios, y la Caridad es el amor a Dios sobre todas las cosas cuya imagen se ve reflejada en el prójimo.
En la vida diaria, el Espíritu se nos ofrece para que brote la oración en cada situación que vamos viviendo.
Al ir creciendo en la oración y en la vida de Fe se nos pueden presentar diferentes dificultades. Una de ellas puede ser tener una idea equivocada de la oración, es decir ver la oración como un proceso psicológico, como un esfuerzo de concentración, otros se quedan en la repetición de palabras dichas de memoria o leídas de alguna estampita. Muchos piensan que no tienen tiempo para orar o que es inútil orar. Para orar debemos pedir la asistencia del Espíritu Santo para que nos ayude a buscar a Dios en un diálogo de amor.
En este combate de la oración tenemos que hacerle frente a las ideologías que el mundo nos propone, como por ejemplo tratar de entenderlo todo a través de la razón, o dejarnos llevar por la sensualidad y el conformismo. Tampoco se debe tomar la oración como una forma de escaparse de la realidad de este mundo.
Orar va más allá de todo entendimiento y razón, porque la oración es un misterio que solo se entiende a través de la fe, va más allá de lo sensual y de la atracción porque se enfoca en un amor más puro y verdadero. La oración no puede escaparse de la realidad de uno, sino que uno va orando con su historia.
La distracción es el obstáculo más habitual en la oración, ya sea en la oración personal como en la oración comunitaria. Salir a buscar que es lo que me distrae me hace caer aún más en la distracción, solo es necesario volver a concentrarse en la oración estando vigilantes con la mirada en Cristo que se encarnó, quien viene cada día a nosotros y esperamos al fin de los tiempos.
Se puede categorizar la oración de muy diversas formas o tipos, según el autor o la misma experiencia, pero la Sagrada Tradición de la Iglesia (transmitida desde los Apóstoles) nos enseña cinco formas:
1. LA ORACIÓN DE BENDICIÓN Y ADORACIÓN:
a) Podemos definirla como la “respuesta del hombre a los dones de Dios”. La palabra bendecir está conformada por las palabras “bien” y “decir”, entonces tiene sentido que al contar lo bueno que es Dios, por su gran misericordia, estamos haciendo una oración de bendición en agradecimiento por lo que nos da. Esta acción de bendecir es como una ruta de dos sentidos, de ida y vuelta, o más bien una que sube y otra que baja, por un lado “bendecimos al Señor por habernos bendecido” y por la otra “es Él quien nos bendice”. Eso sí, siempre es Cristo quien se encarga del transporte en ambos sentidos.
b) En cuanto a la adoración me parece que la definición más acertada es la que dice: “actitud del hombre que se reconoce criatura ante su Creador”. Porque no es humillación lo que el Señor nos pide, en el sentido de “autoculparse o automutilarse moralmente”, es decir en el sentido de herirnos a nosotros mismos por todo lo malo que hemos hecho, más bien lo que quiere es que nos hagamos conscientes de que NO somos perfectos y expongamos (desde el corazón) la falta que nos hace la presencia de Cristo en nuestras vidas, y eso también significa dejar de lado al orgullo.
2. LA ORACIÓN DE PETICIÓN (o súplica)
Esta forma de oración está llena de “matices”: pedir (como se la conoce comúnmente por ser más espontánea y habitual), reclamar, llamar con insistencia, invocar, clamar, gritar, e incluso “luchar en la oración”. Básicamente esta oración sale desde un ruego, una súplica, de lo más profundo del corazón humano. El Catecismo de la Iglesia Católica destaca la “petición de perdón” y explícitamente dice que es mediante la humildad que alcanzamos la comunión con el Padre y con la comunidad, es decir, el agravio me distancia no solo de Dios, sino también de la comunidad.
Curiosamente en el número 2632 del catecismo se establece una jerarquía en las peticiones: (¡donde en primer lugar se hace referencia a la comunidad!) primero el reino, lo que es necesario para acogerlo y para cooperar en su venida. Básicamente toda necesidad es objeto de petición.
3. LA ORACIÓN DE INTERCESIÓN
Esta forma de oración es también una oración de petición, pero que nos acerca mucho a la figura del único intercesor entre nosotros y Dios: Jesús. Como definición de este tipo de oración rescato la siguiente definición: “es pedir en favor de otro, es algo propio de un corazón conforme a la misericordia de Dios”, vale aclarar que cuando hablamos del “otro” también no referimos a los que nos hacen mal.
4. LA ORACIÓN DE ACCIÓN DE GRACIAS
Es muy similar a la oración de petición en el sentido que “todo acontecimiento y toda necesidad puede convertirse en ofrenda de acción de gracias”. Es decir que desde aquello que necesitamos hasta los hechos concretos en nuestra vida son ofrendas en agradecimiento al Señor.
5. LA ORACIÓN DE ALABANZA
La oración de alabanza es una forma de orar a Dios, reconocerlo de manera directa que Dios es Dios. La oración de alabanza integra a las otras formas de oración y las lleva a Dios, la oración de alabanza es totalmente desinteresada, no pedimos, no damos gracias, alabamos con el corazón.
La Eucaristía contiene y expresa todas las formas de oración. Leyendo una homilía de nuestro Papa Francisco en la misa matutina del martes 28 de enero del 2014 en la Capilla de Santa Marta:
“David iba danzando ante el Señor con todas sus fuerzas”». Y David estaba tan contento al dirigir esta oración de alabanza que salió «de toda moderación» y comenzó «a danzar ante el Señor con todas sus fuerzas». Esto, insistió el Papa, era «precisamente la oración de alabanza».
Ante este episodio «pensé inmediatamente -confesó el obispo de Roma- en la palabra de Sara tras dar a luz a Isaac: “el Señor me hizo bailar de alegría”. Esta anciana de 90 años bailó de alegría». David era joven, repitió, pero también él «bailaba, danzaba ante el Señor. Esto es un ejemplo de oración de alabanza». Aquí surge una novedad en las formas de orar, tal como lo explicó Francisco. Generalmente oramos «para pedir algo al Señor» o incluso sólo «para dar gracias al Señor».
Anímate a vivir una aventura y déjate sorprender por el Espíritu Santo que te llevará por nuevas vías de oración
Autor: Víctor Ramirez.
Excelentes palabras! Tan real!! En tiempos donde todo es muy acelerado es importante poder orar.
ResponderEliminarGracias.
Que importante que el espíritu santo nos haga sentir el fervor de la oración
ResponderEliminarInspirador,motivante.....del Espiritu
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