La palabra adviento tiene origen latino y significa “adventus" es decir "venida". Nosotros la usamos este tiempo para referirnos a la venida de Jesucristo (teológicamente diríamos preparación para la segunda venida). Esa venida en modo humano de Jesús, Dios y hombre hace más de dos mil años se actualiza cada año y la Iglesia que es sabia y sabe guiar a sus hijos al encuentro de Jesús nos invita a prepararnos.
El Papa Francisco en el ángelus del día 3 de diciembre de 2023 enfatizaba la idea de “preparar el corazón para acogerlo con la oración y para hospedarlo con la caridad”, porque estos dos modos, dos preparativos, son los que “lo hacen sentirse cómodo”.
El Evangelio del primer domingo de adviento (Mc 13, 33-37) nos hablaba de velar, es decir vigilar, porque no sabemos a qué hora va a regresar el dueño de la casa. Si nuestro corazón, nuestra vida como está hoy es la casa a la que va a venir Jesús, e invitamos a preguntarte: ¿cómo está?, ¿está ordenada y con olor limpio?, ¿está ventilada?, ¿está ocupada, llena de gente o vacía?.
Tal vez sea momento de aprovechar este tiempo hasta el 25 de diciembre ocupándonos en los preparativos que hagan, como dice el Papa, que Jesús al llegar de sienta cómodo. Y para esto no hay recetas universales, aunque sí algunas pistas.
No hay recetas universales porque no hay un modo único de preparar la casa porque justamente, cada casa es única ya que es único el modo que tengo de relacionarme con Jesús en mi vida, de dale importancia a su Presencia, de servirlo en el hermano. Asimismo, soy único/ única para Jesús y Él es también único para mí, y en virtud de este vínculo tan especial la casa, la vida, el corazón, necesitará prepararse de una manera u otra. Te invitamos a mirar allí porque quizás te falte tiempo para estar con Él, visitándolo en el Sagrario, leyendo la Palabra, considerándolo y acogiéndolo en el hermano mediante la escucha o el servicio. Pensemos en eso, puede ser un tiempo de gracia para preparar artesanalmente nuestra casa para que Jesús (y tal vez otras personas también) se sienta cómodo en ella.
Y en cuanto a las pistas que nos da la Iglesia que es Madre, por una parte, es contemplar a María y a José, estar cerca de ellos para aprender estas actitudes de asombro, de acogida, de humildad. Mirarlos para preparar el cálido y simple pesebre para el Niño. También podemos en este adviento prepararnos frecuentando un poco más los sacramentos, especialmente la confesión y la Eucaristía.
Preparemos el corazón con la oración y con todos los medios que tengamos cerca para que Jesús al venir, se encuentre cómodo.
¡Ven pronto Señor!. Te esperamos con amor.
Hna. Fernanda de María OP
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