jueves, 5 de octubre de 2023

"Nos llama para estar con Él y enviarnos" - Hna Graciela Correa Brito OP

 

 

Acabamos de finalizar el mes de la Palabra y comenzamos el mes de las misiones, por eso quiero invitarlos a poner la mirada en Aquel que hemos conocido, que nuestros ojos contemplaron y nuestras manos palparon (1Jn 1,1-3).

El Documento de Aparecida propone directa o indirectamente una espiritualidad de compromiso en el seguimiento de Jesús y fuente de acción misionera. Un compromiso que nace de reconocerse llamado, elegido y enviado.

Jesús quiso llamar a algunos para estar con él y enviarlos a predicar. Los que hemos tenido la experiencia de un encuentro personal con Jesús en su Palabra podemos reconocer que como Pedro el Señor nos hizo sentir nuestra debilidad y al mismo tiempo su amor que no reprocha nuestras negaciones, sino que nos levanta, nos tiende la mano y nos ayuda a creer; que al igual que como miró la ofrenda de la viuda pobre que deposita dos monedas, Jesús nos mira con bondad y recibe ese todo que le damos, aunque a veces parezca poco.  Él conoce a los que elige y llama y esa es la certeza que nos sostiene, el saber que nos conoce y ama en nuestra debilidad y que su Gracia actúa en ella.

Los discípulos tuvieron que vivir el proceso de aprender del Maestro y para esto era necesario estar con Él, escucharlo, despojarse, confiar y abandonarse. Un proceso en el que muchos de nosotros estamos. Y es en ese momento en donde su Palabra es luz para nuestros pasos, alimento para el camino, fuerza para seguirlo.

 El Papa Benedicto XVI nos recuerda que: “el discípulo fundamentado en la Roca de la Palabra de Dios, se siente impulsado a llevar la Buena Noticia de la Salvación a sus hermanos”. No podemos callar lo que en el silencio nos habló Cristo al corazón y nos preguntamos: ¿cómo anunciarlo en medio de la realidad que nos toca vivir, en los ambientes en que nos movemos, entre los amigos, en el trabajo, en la universidad? Un gran santo, amigo de los jóvenes, Alberto Hurtado, pedía ser un fuego que encienda otros fuegos y este es el desafío hoy en la falta de sentido, en el rechazo a la cruz, en las dudas, en la enfermedad, en las crisis de fe, lo importante es no dejar que el fuego se apague y para esto contamos con el auxilio del Espíritu Santo “que viene en ayuda de nuestra debilidad” (Rom 8,26) como dice San Pablo.

 Ser discípulos-misioneros de Jesús es un regalo. La vocación de muchos jóvenes se suscitó en misiones encontrando el rostro de Jesús en las familias, yendo de camino, en el mate compartido, en la oración en común, en lo rosarios desgranados por los diferentes senderos, en el enfermo, en los ancianos…Jesús los miró con amor y les dijo: “Vengan a mi viña” y poniéndose en camino lo siguieron. Así surgió mi vocación y tal vez la tuya, experiencia fuerte de ser llamados a dar la vida para gastarla en el servicio de Jesús y los hermanos, Palabra escuchada en la intimidad que no se puede guardar: “Sígueme”.

En el mes de las misiones recemos por los misioneros, por los que anuncian con su vida la venida del Reino del Señor.

    Redacción: Hna Graciela Correa Brito OP

       


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