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domingo, 21 de agosto de 2022
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viernes, 19 de agosto de 2022
"El 5° mártir de La Rioja" - Beato Gregorio Martos Muñoz, presbítero y mártir (1908-1936)
Esta reliquia se encuentra en la Pquia. Sagrado Corazón de Jesús (Chilecito - La Rioja) |
Hoy celebramos la fiesta del Beato Gregorio Martos Muñoz, “el quinto mártir de La Rioja”, decido llamarlo el quinto mártir en relación a los beatos mártires que entregaron su vida en tierra riojana: Mons. Enrique Angelelli, P. Gabriel Longueville, Fr. Carlos de Dios Muris, OFM y el laico Wenceslao Pedernera, estos cuatro son más conocidos y su beatificación tuvo gran resonancia en Argentina, como así también en otros países.
Sin embargo Gregorio
fue asesinado en el año 1936, cuando tenía 28 años y beatificado (2017) antes
que los cuatro ya mencionados, pero se empezó a conocer su historia hace muy pocos años atrás. Cabe destacar que a esta lista de beatos se suma la venerable Sor Leonor de Santa María Ocampo (quién nació en Fátima - La Rioja)
Gregorio nació en la
provincia de La Rioja, Argentina y allí recibió los sacramentos de iniciación
cristiana. A continuación podrán leer su apasionante vida y su testimonio de
una fuerte confianza en Dios.
Sus primeros años vivió en La Rioja
Nació en Chilecito (La
Rioja - Argentina) el 3 de abril de 1908, 9 días después recibió el sacramento
del Bautismo en la parroquia Sagrado Corazón de Jesús, (actual santuario de Santa Rita). Hijo de Don Agustín Martos,
de nacionalidad española y de Doña Josefa Muñoz, de la misma nacionalidad,
domiciliados en Anguinán. Su padrino fue Don Gregorio Juárez y la madrina
Doña Catalina O. de Juárez. Trece meses después, más precisamente el 20 de mayo
de 1909 (día de La Rioja) recibió el sacramento de la Confirmación
en la capilla de Aguinán - Chilecito, este
sacramento fue administrado por Monseñor Abel Bazán y Bustos (oriundo de Tama –
La Rioja) – (Leer: 150
AÑOS DEL NACIMIENTO DE MONSEÑOR ABEL BAZÁN Y BUSTOS)
Acta de Bautismo del Beato Gregorio Martos Muñoz |
Gregorio viaja a la tierra de sus padres
La familia Martos Muñoz
retornó a España, estableciéndose en el pueblo llamado Válor, tierra en la que
los progenitores habían nacido. El retorno a la patria tuvo lugar, cuando el
pequeño Gregorio tenia diez años. Al cumplir los doce año, dirigía
la siguiente carta al vicario capitular de la diócesis en la que expresaba su
deseo de ingresar en el Seminario:
"Ilustrísimo Señor Vicario Capitular, Sede Vacante,
del Arzobispado de Granada.
Gregorio Martos Muñoz, natural de Chilecito, provincia de La Rioja y Obispado de Córdoba, en la República Argentina y de Válor, Provincia y Arzobispado de Granada, de doce años de edad; hijo legítimo de Agustín Martos y de Josefa Muñoz López; deseando ingresar en calidad de alumno interno en el Pontificio y Real Seminario de su digno cargo, ruega a Usía Ilustrísima se digne concederle plaza en dicho centro docente en el próximo curso de mil novecientos veinte y uno a mil novecientos veinte y dos.
Gracia, Ilustrísimo Señor, que espera obtener de la reconocida bondad de Usía, cuya vida guarde Dios muchos años. Válor, 20 de Septiembre de mil novecientos veinte y uno.
Gregorio Martos”.
El sacerdote, a cuya
feligresía pertenecía el candidato, daba fe de la buena conducta de su pequeño
feligrés, para que pudiese ser admitido en el Seminario, con una carta (se
puede leer aquí)
Ingresó al seminario
En el libro 13, folio
103 del archivo del seminario de san Cecilio consta el ingreso de Gregorio al
seminario (se
puede leer aquí)
En el curso académico
1921 -1922, con 13 años, Gregorio iniciaba el estudio de la lengua Latina y de
las Humanidades, que debería prolongarse a lo largo de cuatro años. El estudio
de la Filosofía lo cursó por un espacio de tres cursos. Concluidos los cursos
de Filosofía, el joven seminarista comenzó el estudio de la Teología, que se
prolongaría por otros cuatro años. Cuando Gregorio se encontraba estudiando el
cuarto curso de Teología, el 14 de Abril de 1931, tuvo lugar la implantación de
la II República en España, y con su instauración llegaría la persecución
religiosa en la que él con otros 36 sacerdotes granadinos, recibirían la corona
del martirio. En el último curso académico, el futuro mártir obtuvo el premio,
que consistía en un pergamino que se le otorgaba al alumno que más se hubiera
destacado por sus calificaciones escolares.
Sagradas Órdenes y ministerio sacerdotal
El día 18 de Diciembre,
día de la Virgen de la Esperanza de 1931, recibía la primera clerical Tonsura;
las cuatro Ordenes Menores: Ostiario, Lector, Exorcista y Acólito le fueron
conferidas el siguiente día. El 12 de marzo de 1932 fue ordenado de Subdiácono;
el sacramento del Diaconado le fue otorgado el 17 de abril del mismo año.
El día 3 de mayo de
1932, día de la Santa Cruz, el seminarista diácono solicitaba la Sagrada Orden
del Presbiterado. La referida solicitud está redactada en el idioma latino, y
traducida al castellano (se puede leer en la biografía más extensa)
El 21 de mayo de 1932,
el maestro de ceremonias pronunciaba su nombre y Gregorio se acercó al altar
del Señor para recibir el sacramento del Orden Sacerdotal, por la imposición de
las manos del Obispo oficiante, el tono de su respuesta fue enérgico y
decidido; lo expresó en lengua latina, diciendo: "Adsum” que significa "Aquí estoy". Como
contestó Jesús a la llamada del Padre: "Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad".
La primera Misa solemne
del neopresbítero tuvo lugar en la iglesia de Válor, su pueblo de adopción, el
día 19 de junio.
Pocos días después de
su ordenación como Presbítero diocesano de la Iglesia de Granada, el
neosacerdote recibía el único nombramiento de su ministerio sacerdotal y trabajo
pastoral, que sólo podría desempeñar por el corto periodo de cuatro años; le
fue encomendado, como Cura Encargado, el cuidado espiritual del pequeño y pobre
pueblo entonces de El Ejido. Pronto se dedico a socorrer al prójimo, vivía con austeridad y rechazó la herencia paterna.
“Era piadoso y buen cristiano; en esto se imitaba a mi
madre, que era una santa. Celebraba misa, predicaba, daba catequesis, todos los
días rezaba el rosario” (Testimonio de uno
de los hermanos de Gregorio)
Otros testimonios
afirmaron:
“Era de carácter afable y cariñoso. Amaba a los niños,
visitaba a los enfermos y ancianos y se desvivía por los pobres”
“Su generosidad y pobreza se muestra en el hecho de que
cuando el padre repartió los bienes como herencia, entre sus hijos, Gregorio
renunció a su lote en favor de sus hermanos”
"Cuando bautizaba o casaba a algún hijo de familia que no tenía medios, él nunca cobraba nada. En una ocasión bautizó al hijo de una familia gitana y se marcharon muy contentos porque, además de no cobrarle, les invitó a desayunar." (Testimonio de su hermana Dolores)
El Martirio
A las once de la mañana
del día 21 del caluroso julio de 1936, un grupo de milicianos se presentaron en
la casa rectoral en busca del P. Gregorio. Llegaban con la orden de detener
al cura; lo había decidido el alcalde pedáneo del pequeño pueblo, anexo del
municipio de Dalías, a donde fue conducido el joven sacerdote junto a otras dos
personas. Veinticuatro horas permaneció encarcelado en la prisión municipal;
pasadas las cuales, los trasladaron a la cárcel de la ciudad de Berja. Varias
veces fue conducido ante el tribunal del comité
revolucionario que lo juzgaba. El crimen del que se le acusaba no era otro que
el de anunciar el Evangelio.
El pobre párroco de "El Ejido", prisionero por Cristo, elevaba sus oraciones, y exhortaba a sus dos compañeros de prisión, para que también ellos hicieran lo mismo. Como los jueces no encontraron culpa alguna, lo pusieron en libertad, aunque vigilada. Esto sucedió el 7 de agosto. El 12 de agosto, unos milicianos del Campo de Dalías llegaron al hotel, preguntando por el cura. Los dueños de la pensión que sentían gran aprecio por el sacerdote, le avisaron que se escondiera; y tras la marcha de los siniestros hombres, le indicaron el camino que debía seguir para evadirse. El pobre fugitivo, desconocedor del terreno, tuvo la mala fortuna, de dar con otros milicianos, que se encontraban de centinelas en la salida del pueblo; logró que le permitieran continuar su camino, y ya pensaba que había sido favorecido por la fortuna, cuando una mujer se encaró con los guardianes, diciéndoles a voces: que le detuvieran, ya que aquel hombre era un elemento peligroso y subversivo; que si no eran capaces de retenerlo y entregarlo al comité popular, lo haría ella misma, y lo fusilaría, si ellos no tenían valor para hacerlo.
Los vigilantes, hostigados por la denunciante, le obligaron a
detenerse y lo condujeron al comité de Berja; los dirigentes de la referida
junta, al enterarse de que el delatado era el cura de El Ejido, lo remitieron
al comité de dicho pueblo. Una semana permaneció en la cárcel, donde sufrió
vejaciones y agravios continuos. La iglesia que él tanto cuidaba, en donde
había celebrado la Eucaristía durante los cuatro años de su ministerio, había
sido incendiada, igual que la casa rectoral con su archivo parroquial. Fue
conducido allí por sus guardianes, para que pudiese contemplar aquella semejante obra que los enemigos de la Iglesia acababan de perpetrar. Y
de sus ojos brotaron abundantes lágrimas, al contemplar los retablos y altares
derribados, deformes y medio carbonizadas las estatuas de Cristo, de la Virgen
y de los santos, y profanado el Sagrario.
Algunos testigos
afirmaron que antes de morir, Gregorio tuvo la valentía de tragarse una medalla
de la virgen María, antes de consentir pisotearla como querían sus asesinos.
Luego se escucharon los disparos y los tres se desplomaron.
Su hermana relato: « Mi madre nos pidió a todos los hermanos que no tomáramos venganza por la muerte de mi hermano, que había que aceptarlo con paciencia porque Dios lo había permitido así. »
La vida del P. Gregorio Martos Muñoz fue corta en años: veintiocho solamente; pero rica y abundante en buenas obras.
Al terminar la guerra, y tenerse noticias de dónde se encontraban enterrados sus restos mortales, el día 11 de Agosto de 1939, una vez obtenido el permiso de las autoridades de Adra, fue exhumado su cadáver y conducido al pueblo de Válor, dándosele sepultura junto a sus otros compañeros sacerdotes. - Entre los dientes del siervo de Dios fue encontrada una medalla de la virgen María.-
Declaración de Martirio (Causa Canónica)
El estudio de esta Causa de los Mártires de Almería se inició en la fase diocesana el martes santo 11 de abril de 1995 en la Catedral de Almería. Esta etapa concluyó el 21 de mayo de 1998 (Declararon más de 500 testigos)
La documentación fue enviada a la Congregación para las Causas de los Santos, el 26 de febrero de 1999 se decretó la validez de la instrucción diocesana y en julio de 2003 se entregó la "Positio" documento que recoge los datos obtenidos por una investigación diocesana sobre las virtudes heroicas de un candidato).
El 14 de junio del año 2016, el santo padre Francisco aprobó la promulgación del decreto de beatificación de los 115 mártires de Almeria. Integran el grupo 20 laicos (18 hombres jóvenes o padres de familia y dos mujeres, una de ellas de etnia gitana), además de 95 sacerdotes, de ellos 92 diocesanos, 1 franciscano y 2 operarios diocesanos (entre ellos se encuentra Gregorio Martos Muñoz).
La beatificación se celebró el 25 de marzo de 2017, solemnidad de la Anunciación del Señor, reconociéndolos como mártires por odio a la fe.
"El martirio es el triunfo del amor sobre el odio, la victoria de la justicia de Dios sobre la injusticia de los hombres, sobre el quebrantamiento de sus mandamientos, sobre la violencia fratricida. Los mártires dieron su vida manteniendo su fidelidad a aquel en quien habían creído y en quien habían depositado su esperanza y al que amaban por encima de todo, y hoy la Iglesia los presenta como ejemplo altísimo de amor generoso y perdón que reconcilia y aúna, congregando a cuantos se sienten no sólo impactados, sino atraídos por el valor y la fuerza humanizadora que tiene su testimonio en favor de la verdad hasta la muerte." (palabras pronunciadas por Mons. Adolfo González Monte, el día de la beatificación)
El 5 de noviembre del año 2018, los restos del beato Gregorio Martos Muñoz fueron traslados a la parroquia San José de Válor - España, junto a otros 5 sacerdotes mártires también de la guerra civil española |
Fiesta en la diócesis de La Rioja
El 10 de agosto del año 2017, la congregación para el culto y la disciplina de los sacramentos envió una carta a Mons. Marcelo Colombo (en ese momento, obispo de la diócesis de La Rioja) anexando el decreto de inserción de la fiesta del Beato Gregorio Martos Muñoz, presbítero y mártir en el calendario litúrgico de la diócesis de La Rioja, y también la aprobación de los textos litúrgicos propios en lengua latina y española. Su fiesta se celebra el 19 de agosto, día de su asesinato.
Oración
Dios todopoderoso y eterno, que diste al Beato Gregorio, presbítero, la gracia de luchar hasta la muerte por practicar tu justicia; concédenos, en virtud de sus ruegos, soportar por tu amor todas las adversidades y caminar con valentía hacia ti, que eres la verdadera vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
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Por la providencia de Dios podríamos decir que la diócesis de La Rioja celebra el mes de los mártires o el mes de la santidad, comenzando el 17 de julio con la fiesta liturgica de Mons. Angelelli y compañeros mártires. Luego se recuerda el asesinato de cada uno de ellos: 18 de Julio (P. Gabriel Longueville y Fr. Carlos de Dios Murias), 25 de julio (Wenceslao Pedernera) y 4 de agosto (Mons. Angelelli).
El 15 de agosto se recuerda el nacimiento de la Venerable Sor Leonor de Santa María Ocampo (quien nació en Famatina - La Rioja) y el 19 de agosto se celebra la fiesta del Beato Gregorio Martos Muñoz, presbítero y mártir.
Nuevamente afirmo lo que escribí en la publicación de la venerable Sor Leonor de Santa María Ocampo; el nombre elegido por el fundador de esta provincia, hoy resuena como una profecía que se va confirmando: “El 20 de mayo, del año 1591, don Juan Ramírez de Velasco fundó la Ciudad de Todos los Santos de La Nueva Rioja”
Agradezco a Mons. Dante Braida, obispo de la diócesis de La Rioja y al Pbro. Jorge Hilal, párroco de la parroquia Sagrado Corazón (Chilecito – La Rioja) por haberme brindado información para realizar esta publicación.
Autor: Diego Olivera
Fuentes:
lunes, 15 de agosto de 2022
UNA RIOJANA, CAMINO A LOS ALTARES - VENERABLE SOR LEONOR DE SANTA MARÍA OCAMPO
Hoy celebramos la asunción de la
bienaventurada Virgen María, y también recordamos el aniversario de natalicio
de la Venerable Sor Leonor de Santa María Ocampo, una mujer nacida en la
provincia de La Rioja (Argentina) de gran devoción por la Virgen María. Te
invitamos a conocer su biografía
Isora Ocampo (1841-1900), nació
el 15 de agosto de 1841, en un campo cercano al cerro Famatina de la provincia
de La Rioja (Argentina). En medio de guerras civiles y con peligro para la vida
de su familia, nació Isora del Tránsito en una cueva del llamado “Campo de
Cosme”, cerca de unas vertientes.
Una vida laica de profunda
devoción y caridad
Pasó su infancia en torno a Sañogasta. Junto a su familia participó desde pequeña en las devociones populares y practicó la caridad con los más pobres, como ella misma lo cuenta en sus memorias. Con sólo 8 años perdió a su madre y quedó al cuidado de su padre, hermanos y familiares; desde entonces confió su vida a la Virgen, que sería su madre para siempre.
Luego vivió unos años en la capital de La Rioja. En ese tiempo comenzó a sentir el deseo de ser toda de Dios, recibió el sacramento de la confirmación y fue guiada por el padre Laurencio Torres OP. Dios le concedió favores y gracias en el encuentro con Él, que recibió con humildad y gratitud. Su ansia de soledad la impulsó a huir al campo, pero enseguida comprendió que su deseo se realizaría de otra manera.
Con su padre y una hermana menor se trasladó a San Juan, donde pasó varios años. Compartió allí el hogar de su hermana Benjamina casada con Agustín Herrera, donde ayudó en las tareas, manteniendo su vida de piedad; En esa ciudad, atendió y consoló a muchos pobres, enfermos y moribundos. Comprendió por fin que debía entregarse sólo a Dios y pidió permiso a su padre para ser religiosa.
Pudo cumplir su deseo de ingresar al Monasterio Santa Catalina, en junio de 1868, donde tomó el hábito con el nombre de sor Leonor de Santa María. Tenía entonces 26 años y cumplido el noviciado, profesó al año siguiente (1869), con gran felicidad tal como ella misma relata. En su vida de monja fue observante, humilde, caritativa y servicial, paciente en el sufrimiento, asidua en la penitencia, abandonada en la providencia. Soportó con fortaleza contrariedades y algunas injurias. Dios la favorecía con dones de contemplación, sueños, visiones y voces, que la movían a mayor virtud. Un primer confesor jesuita la probó en la veracidad y el desapego de esos consuelos y con él ejercitó un prudente discernimiento sobre los favores que recibía. Luego la acompaño el sacerdote dominico fray Reginaldo Toro, En los últimos años tuvo la serena conducción del Venerable padre José León Torres, mercedario. Para ellos escribió en reserva sus memorias (aquí sepueden leer), en las que se confía plenamente al juicio de sus confesores. Este escrito quedó en manos del Padre Torres y fue devuelto al Monasterio en 1937, cuando recién se reveló la profundidad y grandeza de su vida espiritual.
La causa de beatificación fue preparada por las Monjas Catalinas (1966-1968). Con el visto bueno de la Santa Sede, se realizó el debido proceso diocesano en Córdoba (2003-2004), completado luego en el año 2008.
La segunda fase, tramitada en Roma, comenzó en 2014, con la preparación de la Positio, que fue terminada y entregada en junio de 2017. Desde entonces siguió los pasos establecidos por el derecho canónico, a fin de juzgar la posibilidad y la conveniencia de reconocer la vida virtuosa y heroica de la Sierva de Dios.
Francisco la declaró Venerable
Los restos de sor Leonor Ocampo se encuentran en el templo del Monasterio Santa Catalina de Siena (Córdoba), donde son visitados por numerosos fieles que la invocan para obtener y agradecer las gracias pedidas a Dios por intercesión suya.
Al conocer este testimonio de
santidad, de una gran mujer nacida en mi tierra, recuerdo el testimonio de los
mártires: Mons. Enrique Angelelli, P. Gabriel Longueville, Fr. Carlos de Dios
Murias, Wenceslao Pedernera (asesinados en esta tierra) y del beato Gregorio
Martos Muñoz (nacido también en La Rioja, asesinado en España) y resuena en mi
memoria el relato de la fundación de mi provincia: “El 20 de mayo, del año
1591, don Juan Ramírez de Velasco fundó la Ciudad de Todos los Santos de La
Nueva Rioja”. Aquel nombre elegido por el fundador parece ser una profecía que
se está cumpliendo y es también una invitación para todos los riojanos a vivir
el camino de la santidad.
Autor: Diego Olivera
jueves, 4 de agosto de 2022
MONS. ANGELELLI - UNA VOZ QUE GRITA: "JUSTICIA Y PAZ"
“…en el alma del pueblo late un recuerdo tenaz.
Su nombre como bandera de la justicia y la paz”
Hoy 4 de agosto, día de San Juan María Vianney, el santo Cura de Ars, recordamos también el
martirio de Mons. Enrique Angelelli (+4 de agosto de 1976), proclamado beato el
27 de abril del año 2019 junto a sus compañeros mártires: P. Gabriel
Longueville, Fr. Carlos de Dios Murias y el laico Wenceslao Pedernera.
Enrique Angelelli nació el 17 de julio de 1923 en Córdoba – Argentina.
Fue ordenado sacerdote el 9 de octubre de 1949 en Roma
Mons. Enrique Angelleli fue padre conciliar participando en tres sesiones
del Concilio Vaticano II (1962 – 1964 - 1965) siendo obispo auxiliar de la arquidiócesis
de Córdoba.
El 24 de agosto de 1968 asumió como obispo de la diócesis de La Rioja,
su lema episcopal fue: “Justicia y Paz”.
El 4 de agosto de 1976 fue asesinado en la localidad “Punta de los
llanos”. Unos días antes fueron asesinados el P. Gabriel Longueville y Fr.
Carlos de Dios (18 de julio) y Wenceslao Pedernera (25 de julio)
Al cumplirse 30 años de este martirio, 4 de agosto de 2006, el cardenal
Jorge Bergoglio, celebró una misa en la catedral de La Rioja en memoria de
Angelelli y afirmó: "recibía
pedradas por predicar el Evangelio y derramó su sangre por ello".
Hoy queremos recordarlo leyendo algunas de sus homilías:
"JÓVENES,
USTEDES SON LA PRIMAVERA DEL PUEBLO"
"ESTE
ES EL AMIGO QUE NO FALLA"
“ORACIÓN
A LA VIRGEN DEL VALLE”
"HOMILÍA
CON MOTIVO DEL ENTIERRO DE LOS MÁRTIRES GABRIEL Y CARLOS"
POEMAS
DE MONS. ANGELELLI - "ENCUENTRO Y MENSAJE"
También compartimos dos documentales y canciones
para hacer una memoria agradecida por su vida entregada en defensa del pueblo,
buscando justicia y paz:
“LA
PALABRA VIVA” (DOCUMENTAL)
“UN
TROPIEZO DE TERNURA” (DOCUMENTAL)
Canciones:
De Cosecha Sangre y Rebelión
- Mariano Luque
Hay que seguir andando - Carlos
Saracini
En la Escucha - Agustín
Martino, Juan Martín Opacak, Alejandro Fernández
El hombre proyecto de pueblo - Filocalia
Mons.
Angelelli y compañeros mártires, rueguen por nosotros!!!