-“Busquen el Reino
de Dios y su justicia” con estas palabras dio inicio la presente reflexión. La
búsqueda del Reino de Dios y su construcción, es el mensaje central de Jesús de
Nazaret, mensaje, desafío, tarea y misión para
los cristianos. Solo aquél que afronta esta misión puede pretender
llamarse cristiano.
La mesa es una de las metáforas más
utilizadas por Jesús que encarna lo que es el Reino de Dios. Se presenta como
el escenario común donde los cuatro evangelios lo ubican, enseñando o mostrando
en actos, el mensaje del Padre. Jesús no solo utiliza el acontecimiento de la
comida para sus parábolas, sino que, él mismo protagoniza muchas de ellas. Ya
sea la mesa de los fariseos, donde se deja estrechar y lavar los pies con las
lágrimas de aquella mujer, o la mesa de los compañeros donde comparte la
amistad y la angustia del martirio ya cercano.
La vida de Carlos, Gabriel, Wenceslao y
Enrique, fueron vidas que aceptaron la invitación al banquete del Reino y
afrontaron la misión de su construcción hasta el final. Comprendieron que no se
trataba solo de dar comida a los pobres o de saciar su hambre, sino que además,
debían denunciar el sistema que producía la falta de alimento y en
contrapartida organizar una mesa, donde los pobres sean dignos de participar.
Organizar o “poner” la mesa no es
suficiente, debemos crear lazos de fraternidad, son necesarias las miradas que
nos habiliten un lugar. Nuestros cuatro mártires dieron su vida, para que los
más pobres que no tenían un lugar en la mesa, obtuvieran su espacio y un
espacio privilegiado. Sus vidas se hicieron pan partido y compartido, supieron
dar su existencia como el grano de trigo,
para unirse a otros y alimentar. En este tiempo especial, se hace
presente la invitación a comer de este pan, a tomar de la fuente martirial de
los testigos, a buscar tender una mesa
donde seamos capaces de vivir y hacernos comunión.-
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