Hoy te proponemos conocer más a fondo la vida de los beatos y mártires P. Gabriel Longueville y Fr. Carlos de Dios Murias, a través de dos testimonios, el primero de Fr. Miguel Ángel López, quien fue compañero de seminario y amigo de Fr. Carlos y el segundo testimonio es de Pierre Rivier, seminarista de la diócesis del P. Gabriel, quién vivió una experiencia pastoral en la diócesis de La Rioja.
Haciendo Memoria del Beato
Fray Carlos de Dios Murias
La memoria de Fray Carlos de Dios
Murias, se hace, con el pasar del tiempo, más luminosa y provocativa. Narraré
tres momentos de nuestra vida compartida. Con “Carlitos” como lo llamábamos
nosotros, hemos sido no solo compañeros
de seminario y hermanos de vida religiosa, sino también y sobre todo
amigos. Una amistad corta en el tiempo
pero profunda en vínculos.
Por los caminos de Dios
Carlitos era un joven
universitario cordobés, inquieto y sensibilizado en esa iglesia renovadora. Es,
podríamos decir, un converso, a partir de unas jornadas de espiritualidad que
se hacían en Rio Tercero, llamadas “Mariapolis”. Esa experiencia marca un
antes y un después en su vida. Regresa comprometido, y, como
todo converso, radicalizado en deseo de comprender a Jesús y seguir su
propuesta de vida, en la Iglesia. Comenzó a participar en los encuentros que se
hacían en la Iglesia de Cristo Obrero,
donde se daban encuentros entre universitarios, sindicalistas y sacerdotes.
Allí fue descubriendo y forjando sus inquietudes vocacionales.
En las jornadas de Rio Tercero
había estado en contacto con dos frailes nuestros que también participaban, al
manifestarles estas inquietudes lo invitaron a una ceremonia de toma de habito,
de algunos jóvenes, en Buenos Aires, y
allí podría conocer nuestro estilo de vida y carisma religioso. En esa ocasión
nos conocimos y establecimos una cercanía y amistad. Al poco tiempo ingresó en
la Orden.
Enseguida percibimos sus inquietudes y sensibilidad, no solo hacia lo
específicamente religioso, sino hacia los pobres y marginados. Proponiendo
aperturas renovadoras en nuestro modo de vivir y misionar. A veces, nos
desconcertaba con ciertas propuestas e ideas, o sus visiones de y sobre la
Iglesia. Estábamos en el reciente post concilio. Era pequeño de estatura,
cantaba muy bien, con una hermosa voz, tocaba la guitarra y le gustaba contar chistes,
con esa típica picardía cordobesa.
Misioneros del Reino
Muy jóvenes, ya frailes,
organizamos una misión en la Patagonia. Fueron dos meses inolvidables en la
zona desértica entre Ñorquincó y Cerro
Mesa, en Rio Negro. Allí pude experimentar y aprender
esa doble sensibilidad, llevar a Dios a cada familia y estar atento a las
necesidades de la gente. Iba más allá de lo asistencial, sobre todo visitamos
todas las familias de las comunidades Mapuches, que eran muchas. Escucharlos y
tomar nota de sus quejas, sobre el modo como eran mal tratados, y como se les
corrían los límites territoriales. Junto fuimos a las autoridades a reclamar
por los derechos vulnerados de esas familias.
Fue tal la cercanía que se
estableció con estas comunidades que nos invitaron a una celebración ancestral
que se hacía en el amanecer, en un lugar sagrado para ellos, en el desierto.
Era una celebración interesante. Imitando, parecía, el ritmo de los movimientos
del ñandú, y saludaban al sol naciente, con gritos y plegarias, que no
comprendíamos por ser en lengua mapuche. Era todo un rito que se repetía continuamente.
Lo que nos llamó la atención es que tenían dos banderas, la de ellos y la de
Argentina. Cuando les preguntamos porque y nos dijeron que el General Roca los obligó
a llevar también la bandera argentina.
Nosotros estábamos cerca, pero
alejados del espacio de la celebración, ya que según ellos no podíamos estar
junto a los que participaban- . Se inició al amanecer. Alrededor del mediodía,
ya un poco cansados, estábamos siempre de pie, nos sentamos, en una especie de
lomita, para seguir participando. Vino uno de ellos y con mucho respeto y
delicadeza nos informó que no se podía estar sentados, sino que se debía estar
siempre de pie, pero podíamos irnos más lejos, de donde no se viera la
ceremonia y allí sentarnos. Con Carlitos reflexionamos y nos sentimos mal,
porque tendríamos que habernos dado cuenta, ya que ninguno de ellos, ni los más
ancianos estaban sentados. Todos de pie y danzando. Nos enseñaron, decíamos,
liturgia mapuche.
Al encuentro de un Pastor
Carlitos tenía un cariño y
aprecio muy especial al obispo de La Rioja, Monseñor Angelelli. Lo había conocido en Córdoba y mantenía un
contacto con él. Cada vez que venía a Buenos Aires para la Conferencia
Episcopal, tenía un encuentro con los Riojanos, en la sede del clero de Buenos
Aires, en la calle Rodríguez Peña. Me invitaba a ir y escuchar a este obispo.
Era para mi muy interesante el modo
como el obispo se relacionaba con la gente. Preguntas y respuestas, aplausos y frases,
aves, fuertes desde la platea. No era lo común en ese tiempo, ver un obispo tan
cercano y tan directo con la gente, sobre todo con los riojanos jóvenes que vivían
en Buenos Aires. Carlitos me permitió conocer y acercarme a ese obispo,
totalmente desconocido para mí.
Lo invitábamos a venir a nuestro
convento y venía a almorzar a nuestra
casa y luego lo llevábamos a San Miguel donde se realizaba, en aquellos
años, las Conferencia Episcopal.
En esos encuentros nació su propuesta
de abrir una presencia en La Rioja y Carlitos era el más entusiasta y el que se
ofrecía para hacer una experiencia. Siendo yo el rector del seminario y él un ayudante,
le permitía viajar a La Rioja, para hacer, con algunos seminaristas, un retiro,
con el padre Arturo Paoli, hermanito de Foucauld.
Así fue naciendo un vínculo y una
amistad que concluyó con el envío de Carlitos a Chamical para ir viendo dónde y
cómo podríamos hacernos presente en esa diócesis.
Me tocó acompañarlo, cuando vino,
y, me tocó, acompañar su cuerpo, cuando entregó su vida por Jesús y su
Mensaje.
Fray Miguel Ángel López ofm conv.
Conociendo al Beato Gabriel Longueville
Durante el seminario, en Francia, tenemos la oportunidad de hacer una experiencia pastoral en algún otro país del mundo. Después del ciclo de filosofía, pedí realizar esta experiencia pastoral en un medio parroquial. Entonces, mi Obispo me mandó a La Rioja siguiendo las huellas de Gabriel Longueville, antiguamente sacerdote de la Diócesis de Viviers.
Mi experiencia fue hermosa, aunque me tocó el año de la pandemia. Durante los primeros meses, estuve aprendiendo el español y conociendo la parroquia con el padre Fabián y su vicario, el padre Pablo. Viviendo en fraternidad con ellos, aprendí mucho de la cultura riojana, del acento y las expresiones hasta sus comidas típicas. Luego, cuando iba a empezar las actividades pastorales, la pandemia restringió prácticamente todas las actividades pero, gracias a Dios, me dieron la posibilidad de ayudar a una Fazenda, viviendo con ellos y acompañándolos espiritualmente. ¡Fue una experiencia hermosa! Cinco meses después, volví a la parroquia y allí pude empezar a servir como catequista y a través de varias actividades con la comunidad. Me encantó esta experiencia porque, por un lado, aprendí un montón sobre la vida parroquial y, por otro, porque pude acercarme a lo que vivió nuestro beato Gabriel.
La primera anécdota con el beato fue enterarme que fue el director espiritual de mi acompañante: se trata del sacerdote francés que acompaña a los seminaristas. Este sacerdote me contó algunos recuerdos de su vida, como muchos aquí en La Rioja que tuvieron la oportunidad de conocerlo. Además que yo estaba viviendo casi la misma realidad que vivió el beato Gabriel.
Todo eso me hacía sentir muy cerca de él. Fue para mí como un hermano mayor con quién podía compartir mis dudas y con quien entendía mejor este nuevo mundo. Por ejemplo, la manera de vivir la fe es distinta allá en Francia: la devoción popular es muy fuerte acá en La Rioja, a los fieles les gustan tocar las imágenes y hay bastantes procesiones. Esto no lo entendía. Y el ejemplo de Gabriel me ayudó a acercarme y aceptar esta realidad. Pero el punto más fuerte para mí, de este encuentro con Gabriel, fue de entender y experimentar de alguna manera su fraternidad con el pueblo riojano, acompañando al beato Carlos cuando le dijo “voy contigo” a la hora de su martirio. Se hizo totalmente hermano y amigo para no dejarlo ir solo. Estuvo junto con él. Y algo de esto lo pude experimentar a través de las actividades pastorales que hice: traté de ser un hermano más para el otro, un amigo en Cristo.
Fue precioso lo que viví, y los invito a buscar este acercamiento y esta fraternidad entre ustedes porque es un modo de acercarse a Jesús.
Pierre Rivier, seminarista de la Diócesis de Viviers (Francia)
Publicaciones anteriores:
1° Semana de los Mártires (A): "La mesa como imagen del Reino"
1° Semana de los Mártires (B): "Sangre de mártires riojanos, semilla de unidad de los argentinos" - P. Quique Bianchi
1° Semana de los Mártires (C): "La Mesa" - Peteco Carabajal
---------------------------------------------------------------------------------------
2° Semana (A): "Monseñor Angelelli. La mesa de Jesús es la mesa del pobre"
2° Semana (B): Monseñor Angelelli - Testimonio del P. Lorenzo González
---------------------------------------------------------------------------------------
3° semana (A): Wenceslao Pedernera. La mesa del "Hombre Concreto"
3° semana (B): Wenceslao Pedernera. Testimonio del P. Gonzalo Llorente
3° semana (C): Rezamos con Wenceslao Pedernera.
---------------------------------------------------------------------------------------
4° semana (A): Carlos y Gabriel. "La mesa de la fraternidad"
Agradecemos:
A Fr. Miguel Ángel Lopez y al seminarista Pierre por compartir estos testimonios.
A Alexis Rosales, seminarista de la diócesis de La Rioja, quien hizo la propuesta de vivir el "Mes de los Mártires" a través de este blog.
A Centro Tiempo Latinoamericano, por sumarse a la difusión de estas publicaciones.
A todos los que están realizando este camino digital con lo mártires riojanos.
Te gustó esta publicación? Compartila con tus amigos
Podes seguir este blog a través de facebook: AÑO DE LA FE. (Grupo) Vivamos juntos la Fe (FanPage), Instagram y en Twitter: @VivamoslaFe
No hay comentarios:
Publicar un comentario