Madrecita del cielo:
Madre de Dios y Madre mía.
¡Cómo me gusta llamarte así!
Como llamo a mi mamá todos los días.
Con la misma sencillez, con la misma seguridad,
Con el mismo cariño.
¡Qué lindas las palabras de Jesús
cuando te dijo: ¡"Aquí tienes a tu hijo"!
Ese hijo era Juan, el amigo predilecto,
y era también yo. Y mi compañero de escuela,
y los chicos de mi barrio,
y todos los hombres del mundo.
¡Qué lástima que muchos no lo saben!
Y qué pena que a veces olvidamos
lo que Jesús nos dijo:
¡"Aquí tienes a tu Madre"!
Hoy te rezo con más confianza que nunca.
Es el día de tu fiesta y también la fiesta de la madre.
Quiero agradecerte que seas mi Madre,
que me acompañes y cuides,
que me sostengas y formes.
¡Ya sabes cómo te necesito!
Me siento a veces tan pobre
que sólo la seguridad de tu cariño
me tranquiliza.
¡No me dejes Madre mía!
Yo quiero tener siempre la sencillez
y la alegría de los niños.
Te pido por mamá, hoy que es su día.
Dios la hizo tan buena
que juntó en su corazón
la ternura de todas las cosas.
Cuando quiero pensar que Dios me ama,
yo me fijo en el amor que ella me tiene.
Yo sé que ella sufre por nosotros.
Lo adivino en su mirada un poco triste,
pero siempre tan profunda y tan serena.
No sé cómo pedirte por mamá.
Pero tú lo sabes, porque entiendes
mi silencio y su problema.
Dale un poco de tu fuerza
cuando esté cansada.
Un poco de tu alegría cuando sufre.
Un poco de tu serenidad
cuando esté preocupada por nosotros.
Cuídala mucho.
Yo no tengo cosas lindas para darle
porque lo más lindo que tengo
es ella misma.
Pero le doy mi corazón sencillo y pobre,
sincero y generoso, dispuesto a seguir
siempre sus consejos.
Y te pido por la mamá de todos los chicos.
Y por los chicos que ya no tienen mamá.
Que todos sintamos
que tú eres nuestra Madre.
Que nos guardas en tu corazón,
que nos tomas de la mano y nos conduces
a la Casa del Padre que nos espera.
Madrecita del cielo:
caminaremos juntos en la vida,
Dame un corazón de hijo, límpio y bueno.
Y cuando sea grande
que tenga siempre un corazón de niño:
sencillo y transparente,
alegre y generoso.
Para mí y para mí mamá,
para todos los chicos,
y todas las mamás del mundo,
te pido en este día
la ternura de tu protección,
la alegría de tu presencia entre nosotros,
la seguridad de tu bendición,
y la delicadeza de tu cariño.
Amén. Que así sea.
(Cardenal Eduardo Pironio)
Te invitamos a participar de esta conferencia para conocer más de la vida del Cardenal Pironio:
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