“El Quijote del Evangelio”, así denomina Entraigas al que otros
llamaban el Obispo Bueno u Obispo Misionero. Es que el Siervo de Dios dijo en
su primera carta pastoral: “venimos a trabajar, a trabajar mucho; hace tiempo
que nos repugna oír la palabra cansancio en el apostolado; creemos que es
impropia del sacerdote; y sobre todo, indigna de un Obispo”. Y así lo hizo.
El 6 de abril de 1913, el recién llegado Obispo de Cuyo inicia su
primera visita pastoral a su Diócesis. En esta oportunidad visita parroquias de
San Juan, San Luis y Mendoza, y durará 3 años. Cinco visitas pastorales realizó
Mons. Orzali a las provincias cuyanas, a lo largo de su episcopado. Sólo una
vez pudo visitar la provincia de Neuquén, que también era parte de su diócesis.
En todas sus visitas pastorales, El Siervo de Dios organizaba misiones,
llevaba sacerdotes misioneros para que le acompañaran y ayudaran; sin embargo,
era Él quien predicaba, quien confesaba, quien visitaba enfermos, quien
confirmaba, quien bendecía matrimonios, quien impartía conferencias para
hombres, mujeres y niños, quien preparaba a las personas para su primera
comunión, quien salía en búsqueda de cada una de sus ovejas. Era a Él a quien
se lo encontraba a partir de las 5 de la mañana en el templo. Era a Él a quien
se le podía encontrar, incluso, limpiando los bancos del templo, barriendo sus
pisos.
Todos los habitantes de Cuyo de 1912 hasta 1939, pudieron decir que
conocieron en persona al Obispo Orzali. Sin dejar ni un solo rincón de la
diócesis sin visitar, su celo misionero hará exclamar al entonces gobernador de
San Juan que el Obispo visitó lugares que ninguna persona civilizada había
visitado antes. Sumado a sus visitas pastorales, Mons. Orzali no dejó nunca de visitar
a sus hijas del buen Pastor, el reformatorio de mujeres, a los enfermos del
hospital Rawson, ni a sus religiosas rosarinas, a quienes les había dado por
lema su propio programa de vida: “todo por Dios y por el prójimo”.
“No he venido a ser servido sino a servir… he de recorrer sus calles y
sus plazas; he de acudir a sus moradas asilos y hospitales, y a todos los
centros necesitados de auxilios espirituales y materiales”, dijo el Siervo de
Dios el 13 de abril de 1912 al llegar a la Ciudad de San Juan. Y así lo hizo.
Bibliografía:
CALATAYUD, Ángel (1960). Rosas. Ediciones Rosarinas. Buenos Aires,
Argentina.
CASTRO, Ana E. (1998) José Américo Orzali. Fundador, Obispo y
misionero. Arzobispado de San Juan de Cuyo. San Juan, Argentina.
DE JESÚS, María Araceli. (2012). Padre y Pastor: Vida y obra de Mons.
Américo Orzali. Ágape Libros. Buenos Aires, Argentina.
ENTRAIGAS, Raúl A. (1949) El Buen Pastor de Cuyo. 2da edición.
Editorial Difusión. Buenos Aires, Argentina.
Martín Sillero (Seminarista de la Arquidiocesis de San Juan de Cuyo)
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