Monseñor Angelelli, 14 de
diciembre de 1975 (misa radial)
El
8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada Concepción de María, por invitación
personal del Obispo de Catamarca, debí presidir la Misa concelebrada en la
Basílica de la Virgen del Valle de Catamarca. Por la tarde, de ese mismo día,
después de la procesión, el Obispo, Mons. Torres, me invitó a que llevara en
mis manos la Sagrada Imagen hasta su Camarín. Ambos Obispos, consagrábamos, una
vez más, nuestras respectivas diócesis a la Santísima Virgen, uniéndonos así al
Santo Padre que El lo hacía en Roma, consagrándole la Iglesia Universal.
Viajé
a Catamarca con una actitud de peregrino, como lo hicieron muchos hermanos
riojanos que estuvimos ese día en Catamarca. No hubiera salido de la diócesis,
el día de la Inmaculada, sino hubiese sido por el sentido de mi presencia en la
diócesis hermana. Oramos especialmente por la Patria como lo habíamos dispuesto
en la Asamblea del Episcopado.
Sentí
fuertemente que llevaba conmigo a toda la diócesis de la Rioja. Mi oración de
peregrino y de Obispo de La Rioja, fue orar por todos ustedes. Mi intención fue
tenerlos a todos ustedes muy presentes junto a la Santísima Virgen del Valle.
Por ustedes que están unidos a esta misa radial.
A
la Virgen del Valle le fui contando mucho de lo que sentía interiormente
durante todo ese día. Esto le fui diciendo:
-
Que iluminara y bendijera a La Rioja para que no decaigamos en la Esperanza, en
la fortaleza interior y en la unidad como pueblo.
-
Que apartara de nosotros todo lo que nos divide y no nos ayude a madurar como
pueblo.
-
Que nos ayudara a reconciliarnos y renovarnos como lo buscamos lograr en este
año santo universal.
-
Que nos siguiera bendiciendo nuestra misión diocesana con la Visita de San
Nicolás por todos los pueblos de La Rioja, ayudara a preparar interiormente a
los pueblos que aún no ha llegado esta “visita” -que reciban el paso de Dios
disponiendo las vidas de las personas y de los pueblos.
-
Que ayude a convertir los corazones de aquellos hermanos que pretenden
obstaculizar este “paso de Dios”, pretendiendo oponer un efímero poder humano
al poder misericordioso, justo y reconciliador de Dios.
-
Que ayude a nuestros hermanos “costeños” a reintegrarse a la plenitud de la “comunión
eclesial” con la visita de San Nicolás, más allá de la osadía temeraria de
quienes pudiesen impedir a este querido y sufrido pueblo la gracia y la paz de
Dios Nuestro Padre.
-
Por los hogares que sufren la ausencia de sus hijos y de sus padres; por
quienes exponen la vida cada día por la felicidad de sus hogares, por la paz
verdadera y la fraternidad evangélica de nuestra patria.
-
Por quienes gobiernan, para que sean siempre servidores, justos, veraces,
sacrificados y generosos en tan difícil misión.
-
Que iluminara a quienes tienen la misión de cuidar un orden legítimo, justo y
cristiano, no cargaran nunca en sus conciencias el haber hecho sufrir a
inocentes, provocar un dolor irreparable en hogares de nuestra comunidad
riojana y que los aparte siempre de la temeraria osadía de asumir un indebido papel
de jueces, señalando lo que es conforme a la doctrina cristiana y cuál debe ser
la misión de la Iglesia.
-
Que nos ayude a no caer en la tentación del miedo, de la cobardía, de la
delación y la mentira, creyendo que son las armas verdaderas para construir la
paz y la fraternidad querida por Jesucristo, su Divino Hijo.
-
Que nos iluminará y nos ayudará para erradicar todo tipo de violencias de
nuestro suelo trabajando por la justicia, que es así como se logra la verdadera
paz que Cristo, su Divino Hijo, nos enseña en el Evangelio.
-
Que bendiga y acompañe a nuestra juventud para que nunca se sienta frustrada,
asuma con responsabilidad y desde los valores del Evangelio la tarea que debe
asumir en esta hora y que tome cada vez más conciencia que a la paz y a la
justicia se la construye con el esfuerzo, la generosidad de la vida, con el
rechazo de todo lo que es mentira y superficialidad en la vida. Que sean
testigos de la esperanza y que no cometan los mismos pecados privados y
públicos que dolorosamente le legamos los adultos.
-
Que bendijera a nuestros hermanos sacerdotes para que siempre con fidelidad, y
con firmeza evangélica, con alegría y esperanza, con sabiduría y con visión de
fe, acompañaran a nuestro pueblo en su madurez cristiana.
-
Que nuestras hermanas religiosas vivan siempre con alegría su consagración, la
fortalezca y las ilumine interiormente, les haga superar los obstáculos que
encuentran en sus vidas y las haga fieles servidoras del pueblo que sirven,
ayudándole a crecer en la Fe, en la Esperanza y en el Amor a Dios y entre
hermanos.
-
Que bendiga a nuestros hermanos laicos, para que no teman madurar
cristianamente y asuman las responsabilidades concretas sin miedo, con
fortaleza con sabiduría y fidelidad.
-
Que bendijera a nuestras comunidades parroquiales y a nuestros pueblos, para
que nunca el cansancio moral las paralice; para que la esperanza las estimule;
para que la Palabra de Dios y la Gracia Sacramental las fortalezca y las haga
misioneras.
-
Que bendijera a nuestros enfermos, a nuestros hermanos más pobres y
necesitados; a quienes sufre todo tipo de soledad.
-
Que bendijera a nuestros hermanos que están trabajando en el campo de la
cultura para que sean verdaderos iluminadores, constructores de una comunidad
más justa y más fraterna, que se distingan por la sabiduría de sus vidas y por
el servicio a su pueblo de donde provienen y son parte del mismo.
-
Que bendijera a nuestros niños, que tienen aún tanto camino por andar; que los
librara de los males que estamos padeciendo nosotros los grandes. Que cuando
sean mayores, solamente se emulen por multiplicar y distribuir con justicia y
equidad, el pan material, el pan de Dios y el pan de la cultura y no por la
construcción y distribución de armas para eliminarnos como hermanos.
-
Que bendijera a nuestra patria para que los argentinos no sigamos en este
doloroso camino de armas y muertes, que nuestra tierra argentina no siga
engendrando hijos para la muerte sino para hacer florecer la vida de cada uno
de sus habitantes.
Le
pedí mucho por quien debe servirlos a ustedes como Obispo de Cristo.
-
Que la Virgen me siga dando la fidelidad y la fortaleza para ser siempre fiel
al Evangelio y al pueblo que me ha entregado para que lo sirva, lo acompañe y
lo guíe desde la Fe.
Que
me haga siempre testigo de la esperanza en medio de mi pueblo y que aumente en
mí la capacidad para compartir sus alegrías y sus sufrimientos.
Que
me siga prestando Su Voz y Su Palabra para brindársela a todos los que la quieran
recibir, especialmente para los que no tienen voz.
A
ella le consagré mi misión en esta diócesis el primer día de mi llegada a La
Rioja, a Ella se la reiteré después de un buen camino andado; con esperanza,
con alegría y con confianza. Ella sabe en Quien confío; como dice San Pablo, es
en su Hijo Jesucristo.
Entre
otras intenciones, así le fui rezando a la Virgen.
Así
le fui consagrando la diócesis a la Virgen Inmaculada del Valle, el día 8 de
diciembre.
Que
la Virgen y San Nicolás nos siga acompañando en nuestro camino.
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