martes, 3 de septiembre de 2019

"SANAR LA TIERRA COMO MANDATO DIVINO" - Marcelo Figueroa




En el marco del año sinodal de la Amazonía, el “Instituto para el Diálogo Global y la Cultura del Encuentro” (IDGCE) que trabaja en unión estratégica con la REPAM (Red Eclesial Panamazónica) está llevando a cabo en su sede en Buenos Aires un Ciclo de Seminarios “Pensar el futuro”. En esta primera parte, el tema en desarrollo es “Dialoguemos sobre espiritualidad y cosmovisiones en un mundo atravesado por el cambio climático”. Estos seminarios son dirigidos por las autoridades del IDGCE , licenciado Luis Liberman y magister Gabriela Sacco y cuentan con la coordinación y moderación de quien suscribe el presente artículo. En uno de ellos participaron como disertantes la rabina Silvina Chemen, la islamóloga Nancy Falcón y el biblista católico José Luis D´Amico. 


Los tres comenzaron referenciando sus fuentes literarias sagradas. La rabina Chemen al mencionar los capítulos 25 y 26 de Levítico y el 15 de Deuteronomio de la Torá, resaltó que éstos piden un año de cada siete para que tenga un Shabat Shabbaton - un Año sabático – un año de shmittah - un año de descanso de la Tierra y sus trabajadores. La Torá nos advierte que si nos negamos a dejar que la Tierra, "descanse" de todos modos ella descansará, a pesar de nosotros y sobre nosotros - a través de sequía y el hambre que llevarán a las personas al exilio trasformándolos en refugiados. Esta antigua advertencia, continuó expresando Silvina, oída por un pueblo en una pequeña tierra se ha convertido en el reflejo de la crisis de nuestro planeta como un todo y de toda la especie humana. El comportamiento humano en el abuso de la Tierra – generó una respuesta planetaria sistémica que pone en peligro a las comunidades humanas y muchas otras formas de vida también. La licenciada Falcón por su parte que en el Corán, el libro sagrado de los musulmanes, en su mensaje central de El Tauhid como Unicidad de Dios, representa un concepto fundamental que atraviesa todo el texto sagrado y que si bien se refiere a la divinidad como tal, también puede entenderse como una forma de denominar a todo lo creado. Continúo Nancy expresando que Dios crea directamente con el lenguaje, dice el Corán: “Kun Faya Kun” (36:82), es decir “Dice que sea y es”, y su creación por entero es también Una y Única, Dios crea en el Tauhid: a los cielos, a la tierra, al universo entero y al ser humano como un todo. Como seres humanos no estamos disociados de la creación sino que formamos parte de ella, reconociéndonos creados por el Ruh (espíritu) divino dentro de nosotros unidos todos por una naturaleza común y en armonía con lo creado. El ser humano es, en sí mismo, un microcosmos, lleva el espíritu de Dios en su interior y el mandato de divino de ser el administrador cuidadoso de la creación de Dios: la tierra, que es a su vez el material con el cual ha sido edificado. Finalmente el licenciado D´Amico y luego de leer el texto de la creación desde los primeros capítulos del Génesis hizo referencia que el hombre fue puesto por Dios para labrar (servir) y cuidar esto y se preguntó ¿qué hacemos con este mandato? Las políticas económicas, en contacto con poderes políticos y otras veces con el silencio de comunidades religiosas de diversos credos, no solo generan este estado de deterioro, casi irreversible a esta altura, además genera también pobreza, muerte, enfermedades, desnutrición, etc. Esto es, prosiguió José Luis, porque el ser humano se desconecta de su vocación de vivir en relación a la tierra. Desobedecer el mandato de Dios de cuidar servir es desobedecer su misma vocación más primaria. Y es desobedecer también lo que los aborígenes, indígenas, claman junto a sus culturas, dioses y tradiciones. Todos hoy debemos unirnos a ese clamor, que exige una conversión y esto es un cambio.

Las citas a la Encíclica Laudato SI y al magisterio de papa Francisco en relación a la ecología integral también se hicieron oír en la diversidad de estas voces representantes de las tres tradiciones abrahámicas. La rabina Silvina resaltó que La encíclica Laudato Si ha movilizado a los diferentes líderes como Torah, Pope, & Crisis Inspire 400+ Rabbis to Call for Vigorous Climate Action en donde rabinos de todas las denominaciones se han pronunciado en medios públicos acerca de la adhesión a las posturas de la encíclica; llamadas Reflexiones sobre la Justicia Climática. Del mismo modo, explicitó que hay textos especialmente escritos para ser leídos en las sinagogas el día más sagrado del año: Iom Kipur o para hacer sesiones de debate en las comunidades y donde se buscan las coincidencias entre los párrafos de la encíclica con los textos bíblicos. En su momento la referente musulmana Nancy dijo que el cuidado de la naturaleza como nuestra casa común, que recogen diferentes tradiciones religiosas y que nos recuerda el Papa Francisco en su “Laudato Si”, es un tema central en la tradición islámica, la naturaleza misma es un signo de la existencia de Dios y un mandato coránico que el ser humano forme parte de su cuidado. Continuó luego enfatizando que en un tiempo de tanta confusión y pérdida para el ser humano y para el resto de la creación, es urgente volver a erigir la figura del hombre Jalifa. Él es el guardián y defensor de la creación y de quienes hay en ella. Para que la creación se regenere, el hombre debe asumir su responsabilidad, pero no en forma individual sino colectiva. Dice el Sagrado Corán: “Sepan que Dios no cambia la condición de un pueblo hasta que ellos no cambien lo que hay en sí mismos”. (Sura 13:11). Finalmente el biblista católico José Luis, recordó que tanto en Laudato Si como en el Instrumento de Trabajo del Sínodo de Amazonia la iglesia denuncia la destrucción y el no cuidado, el abuso y no el cultivo, la expropiación y el servicio del agua y la tierra. Llamó a una conversión integral como lo ha dado en llamar el papa Francisco en donde la Iglesia debe ser signo y palabra en el camino para luego de leer íntegramente el clamor de la Amazonia desde los apartados 45 y 46 del Instrumentum Laboris llamar a querer ser sanadores y curadores de nuestra tierra, tarea a la cual Dios mismo nos está inspirando y estimulando. 

Creo pertinente culminar con una historia referenciada por a rabina Chemen surgido de un pensamiento rabínico: “La historia relata acerca de dos hombres que discutían la propiedad de un lote de tierra, y que ante la falta de un acuerdo coincidieron en apelar a un sabio que oficiara de juez para que dirima el pleito. El sabio decidió inclinarse y colocar su oído sobre el piso. Al ver la reacción del sabio, ambos contendientes se acercaron y le preguntaron por qué se inclinó, a lo que el maestro respondió que él debía consultar a la misma tierra quien era su dueña. Y culmina el relato diciendo que la tierra expresó que ella le pertenece al Todopoderoso, su Creador”


Publicado en el L'osservatore Romano
el 18 de Julio, 2019
Autor: Marcelo Figueroa
(Presbítero de la Iglesia Presbiteriana y columnista del L'osservatore Romano)

No hay comentarios:

Publicar un comentario