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miércoles, 21 de agosto de 2019

Kerigma y Catequesis N° 4: "Elementos constitutivos del acto catequético"


Hola Catequistas, tanto tiempo, como pasa volando y uno no se va dando cuenta, bueno espero que ahora mis publicaciones sean un poco más seguidas, porque tengo un montonazo de cosas para compartirles que son importantísimas. Comencemos con este artículo en el que les ofrezco entrar en los elementos constitutivos del acto catequístico, a la luz de los documentos latinoamericanos como fuerte sustento doctrinal de nuestra esencia latinoamericana.

Desde los principios generales de la pedagogía, de todo lo que nos puede aportar las diferentes ciencias humanas en torno al nuestros catequizandos, más adelante publicare un artículo sobre las etapas psicológicas de los chicos y cómo podemos acompañar mejor teniendo en cuenta sus procesos evolutivos. Descenderemos ahora al terreno de la praxis para descubrir qué es lo que se hace en catequesis y cómo se hace. Intentamos comprender las profundas relaciones que existen entre los diferentes momentos metodológicos y percibir su dinámica interna. Se pretende llegar al fondo de la pedagogía de la fe y no separarla de la metodología.

El acto catequético es el conjunto de acciones que posibilitan la transmisión de la palabra de Dios. Acciones educativas marcadas por la fidelidad a Dios, que es el que toma la iniciativa, y fidelidad a la persona, a sus experiencias y a su historia.

Sabiendo y comprendiendo esta definición basta para poder caminar seguros en este camino de la Catequesis, con otras palabras, es todo lo que podemos hacer para llevar a Dios a nuestros hermanos teniendo a Dios como protagonista y al hermano como receptor que tiene una experiencia, cultura, lenguaje , etc. propias e irreemplazables

Estas acciones catequéticas se desarrollan a lo largo del proceso catequético, en torno a tres elementos: 
1) la experiencia humana del educando; 2) la palabra de Dios contenida en la Sagrada Escritura y en la tradición viva de la Iglesia; 3) la expresión de la fe en sus diferentes lenguajes.

1. LA EXPERIENCIA. Concepto que expresa el conjunto de conocimientos adquiridos y asimilados en contacto con la realidad. Existe experiencia cuando se toma conciencia de lo vivido, se interpreta significativamente y se expresa a través de diferentes lenguajes. «La experiencia ejerce diversas funciones..., a la luz de las cuales la existencia misma debe ser siempre debidamente valorada... La iluminación y la interpretación de la experiencia a la luz de la fe se convierte en una tarea permanente de la pedagogía catequética... Esta tarea hace posible una correcta aplicación... entre las experiencias humanas... y el mensaje revelado» (DGC 153).
Es decir, se asume la experiencia humana para profundizarla y valorarla, dejándose interpelar por la propuesta y los criterios que brotan del evangelio. «La auténtica catequesis es siempre iniciación ordenada y sistemática a la revelación que Dios mismo ha hecho al hombre en Jesucristo..., pero no está aislada de la vida ni yuxtapuesta artificialmente a ella. Se refiere al sentido último de la existencia y la ilumina, ya para inspirarla, ya para juzgarla, a la luz del evangelio» (CT 22).
En la misma línea, la catequesis latinoamericana en donde nosotros estamos inmersos, asume la experiencia como uno de sus postulados fundamentales. El documento de Puebla, en continuidad con Medellín, puntualiza la opción por una catequesis capaz de presentar la Revelación como la interpretación de la existencia a la luz de la palabra de Dios: «La fidelidad al hombre latinoamericano exige de la catequesis que penetre, asuma y purifique los valores de su cultura. Por lo tanto, que se empeñe en el uso y adaptación del lenguaje catequístico» (Puebla, 996).
En síntesis: “La experiencia humana entra en el proceso catequético por derecho propio”  (CC 223). Es troncal en nuestra catequesis que como hemos estado profundizando queremos que sea Kerigmática, pero si esta no tiene en cuenta la experiencia  y con lo que el catequizando vive  e interpreta de la realidad estamos remando en dulce de leche.

2. LA PALABRA DE DIOS. En el proceso catequético no es suficiente educar en la experiencia humana para vivirla conscientemente; la catequesis pretende que la palabra de Dios ilumine y ayude a interpretar la existencia, dándole sentido y orientación. «La catequesis ha de estar totalmente impregnada por el pensamiento, el espíritu y actitudes bíblicas y evangélicas» (CT 27). Por consiguiente, el primer lenguaje de la catequesis es el bíblico, porque la Sagrada Escritura contiene la experiencia religiosa de Israel y la experiencia religiosa de Jesús de Nazaret y de las primeras comunidades cristianas; estas formas de vivir la fe nos revelan el proyecto salvador de Dios, comunican las primeras experiencias cristianas; por eso son uno de los elementos fundamentales del acto catequético.
Estas experiencias cristianas han sido vividas y manifestadas de muchas maneras a lo largo de la historia. Por eso al hablar de palabra de Dios, nos referimos:
1) a la Sagrada Escritura (experiencias fundantes);
2) al Símbolo de nuestra fe (el credo o la síntesis de fe de la comunidad eclesial), y
 3) a la tradición viva de la Iglesia (en continuidad con las experiencias vividas por los apóstoles y primeras comunidades, la Iglesia universal va expresando su fe a lo largo de la historia).

La tarea de la catequesis no es repetir de forma mecánica esta palabra de Dios; es darla a conocer actualizándola, para que pueda ser conocida y confrontada con las experiencias humanas. De ahí que la catequesis sea el ámbito donde se da el encuentro entre el grupo y la palabra de Dios; sin esta propuesta de fe no puede existir catequesis.
La Palabra de Dios es nuestra brújula en el camino de la catequesis, sin ella nada podemos hacer, no podemos pensar una catequesis, llena de actividades, dinámicas, salidas, celebraciones, etc., sin que antes nuestros catequizandos tengan un encuentro vivo con la Palabra misma de Dios que les quiere hablar al corazón.
El documento de Puebla ve la Escritura como el corazón, la fuente y espina dorsal de la catequesis, «alma de la evangelización... que debe ser leída e interpretada dentro de la fe viva de la Iglesia» (Puebla, 372). En Medellín se pedía a todo el pueblo latinoamericano, «expresar incesantemente de nuevas maneras el evangelio, en relación con las formas de existencia del hombre, teniendo en cuenta los ambientes humanos étnicos y culturales y guardando siempre fidelidad a la Palabra revelada» (Medellín, 8,15).


3. LA EXPRESIÓN DE LA FE. La experiencia humana interiorizada e integrada en la estructura personal necesita ser expresada a través de los diferentes lenguajes. «Esta fe, que penetra y transforma la totalidad de la personalidad creyente, se expresa mediante la profesión o proclamación de la misma, la celebración y el compromiso cristiano » (CC 234).

Señalamos las tres expresiones fundamentales de la experiencia cristiana:
1) La profesión de fe, a través de la cual los catecúmenos «dicen su fe» (credo), tan importante para cada cristiano, porque reconoce su fe  y la profesa públicamente.
 2) La celebración litúrgica, en la que los creyentes celebran su fe. Debemos incentivar en nuestros catequizandos la importancia de la participación, pero de manera activa dentro de las celebraciones litúrgicas. Ahí también va a tener un fuerte protagonismo nuestra creatividad a la hora de presentarles el misterio que celebramos, no quiere decir esto que la misa debe ser más creativa, sino que debemos revelarles cual es la importancia  y el valor de la misma.
 3) El compromiso, que es la expresión ética de la fe, con vistas a la transformación de la sociedad, según los criterios y principios evangélicos.
Cabe decir que el acto catequético es eminentemente una acción educativa en la que se interrelacionan los elementos tratados: la experiencia humana, la palabra de Dios, la expresión de la fe. Esta última hace la síntesis de las dos anteriores, desde mi propia experiencia como niño, joven o adulto, voy a proclamar la Palabra de Dios, voy a dar testimonio de mi fe.
Esta debe ser la finalidad de la catequesis a la que tanto  empeño y amor le ponemos, no es nuestro logro el que buscamos, debemos buscar que nuestros catequizandos se encuentren mediante su experiencia con la Palabra de Dios que habla al corazón y una vez conociendo y amando a quien supo dar su vida por cada uno, salgan a  anunciar que él VIVE Y NOS QUEIRE VIVOS, como tanto ha proclamado el Papa Francisco en la Exhortación a los jóvenes, que dicho de paso es un recurso valiosísimos para quienes trabajan con adolescentes  y jóvenes.


Y ustedes dirán se ha olvidado de algo, no, no es así, FELIZ DIA DE LOS CATEQUISTAS, que decirles que no venga diciendo en la anteriores publicaciones. Gracias una y otra vez, Gracias!!! Porque ustedes son los que hacen crecer la Iglesia, mediante el empeño y el amor con que cada semana enfrentan  a un grupo de catequizandos para hacerlos  crecer  en la fe y en amor en Aquel que supo cautivar nuestro corazón  y  a quien de manera incondicional servimos. Que Dios  por la intercesión de Pio X, renueve todo en tiempo su vocación a esta tarea evangelizadora  y María  Madre de los Catequistas, que es Maestra nos cubra con su manto de sabiduría. Nos Vemos en la próxima!!!

Bibliografia:

·   Encíclica Catechesi Trandendae – Juan Pablo II, 1976 (CT)
·   Documento de Medellín, II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, 1968
·    Documento de Puebla, III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, 1979
·  “La Catequesis de la Comunidad”, orientaciones pastorales para la catequesis en España  (CC)

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