Hola Catequistas, tanto tiempo, como
pasa volando y uno no se va dando cuenta, bueno espero que ahora mis
publicaciones sean un poco más seguidas, porque tengo un montonazo de cosas para
compartirles que son importantísimas. Comencemos con este artículo en el que
les ofrezco entrar en los elementos constitutivos del acto catequístico, a la
luz de los documentos latinoamericanos como fuerte sustento doctrinal de
nuestra esencia latinoamericana.
Desde los principios generales de la
pedagogía, de todo lo que nos puede aportar las diferentes ciencias humanas en
torno al nuestros catequizandos, más adelante publicare un artículo sobre las
etapas psicológicas de los chicos y cómo podemos acompañar mejor teniendo en cuenta
sus procesos evolutivos. Descenderemos ahora al terreno de la praxis para
descubrir qué es lo que se hace en catequesis y cómo se hace. Intentamos
comprender las profundas relaciones que existen entre los diferentes momentos
metodológicos y percibir su dinámica interna. Se pretende llegar al fondo de la
pedagogía de la fe y no separarla de la metodología.
El acto catequético es el
conjunto de acciones que posibilitan la transmisión de la palabra de Dios.
Acciones educativas marcadas por la fidelidad a Dios, que es el que toma la
iniciativa, y fidelidad a la persona, a sus experiencias y a su historia.
Sabiendo y comprendiendo esta
definición basta para poder caminar seguros en este camino de la Catequesis,
con otras palabras, es todo lo que podemos hacer para llevar a Dios a nuestros
hermanos teniendo a Dios como protagonista y al hermano como receptor que tiene
una experiencia, cultura, lenguaje , etc. propias e irreemplazables
Estas acciones catequéticas se
desarrollan a lo largo del proceso catequético, en torno a tres elementos:
1)
la experiencia humana del educando; 2) la palabra de Dios contenida en la
Sagrada Escritura y en la tradición viva de la Iglesia; 3) la expresión de la
fe en sus diferentes lenguajes.
1. LA EXPERIENCIA. Concepto que expresa el conjunto de conocimientos
adquiridos y asimilados en contacto con la realidad. Existe experiencia cuando
se toma conciencia de lo vivido, se interpreta significativamente y se expresa
a través de diferentes lenguajes. «La
experiencia ejerce diversas funciones..., a la luz de las cuales la existencia
misma debe ser siempre debidamente valorada... La iluminación y la
interpretación de la experiencia a la luz de la fe se convierte en una tarea
permanente de la pedagogía catequética... Esta tarea hace posible una correcta
aplicación... entre las experiencias humanas... y el mensaje revelado» (DGC
153).
Es decir, se asume la experiencia
humana para profundizarla y valorarla, dejándose interpelar por la propuesta y
los criterios que brotan del evangelio. «La
auténtica catequesis es siempre iniciación ordenada y sistemática a la
revelación que Dios mismo ha hecho al hombre en Jesucristo..., pero no está
aislada de la vida ni yuxtapuesta artificialmente a ella. Se refiere al sentido
último de la existencia y la ilumina, ya para inspirarla, ya para juzgarla, a
la luz del evangelio» (CT 22).
En la misma línea, la catequesis
latinoamericana en donde nosotros estamos inmersos, asume la experiencia como
uno de sus postulados fundamentales. El documento de Puebla, en continuidad con
Medellín, puntualiza la opción por una catequesis capaz de presentar la
Revelación como la interpretación de la existencia a la luz de la palabra de
Dios: «La fidelidad al hombre
latinoamericano exige de la catequesis que penetre, asuma y purifique los
valores de su cultura. Por lo tanto, que se empeñe en el uso y adaptación del
lenguaje catequístico» (Puebla, 996).
En síntesis: “La experiencia humana
entra en el proceso catequético por derecho propio” (CC 223). Es troncal en nuestra catequesis que
como hemos estado profundizando queremos que sea Kerigmática, pero si esta no
tiene en cuenta la experiencia y con lo
que el catequizando vive e interpreta de
la realidad estamos remando en dulce de leche.
2. LA PALABRA DE DIOS. En el proceso catequético no es suficiente
educar en la experiencia humana para vivirla conscientemente; la catequesis
pretende que la palabra de Dios ilumine y ayude a interpretar la existencia,
dándole sentido y orientación. «La
catequesis ha de estar totalmente impregnada por el pensamiento, el espíritu y
actitudes bíblicas y evangélicas» (CT 27). Por consiguiente, el primer
lenguaje de la catequesis es el bíblico, porque la Sagrada Escritura contiene
la experiencia religiosa de Israel y la experiencia religiosa de Jesús de
Nazaret y de las primeras comunidades cristianas; estas formas de vivir la fe
nos revelan el proyecto salvador de Dios, comunican las primeras experiencias
cristianas; por eso son uno de los elementos fundamentales del acto
catequético.
Estas experiencias cristianas han sido
vividas y manifestadas de muchas maneras a lo largo de la historia. Por eso al
hablar de palabra de Dios, nos referimos:
1) a la Sagrada Escritura
(experiencias fundantes);
2) al Símbolo de nuestra fe (el credo
o la síntesis de fe de la comunidad eclesial), y
3) a la tradición viva de la Iglesia (en
continuidad con las experiencias vividas por los apóstoles y primeras
comunidades, la Iglesia universal va expresando su fe a lo largo de la
historia).
La tarea de la catequesis no es
repetir de forma mecánica esta palabra de Dios; es darla a conocer
actualizándola, para que pueda ser conocida y confrontada con las experiencias
humanas. De ahí que la catequesis sea el ámbito donde se da el encuentro entre
el grupo y la palabra de Dios; sin esta propuesta de fe no puede existir
catequesis.
La Palabra de Dios es nuestra brújula
en el camino de la catequesis, sin ella nada podemos hacer, no podemos pensar
una catequesis, llena de actividades, dinámicas, salidas, celebraciones, etc.,
sin que antes nuestros catequizandos tengan un encuentro vivo con la Palabra
misma de Dios que les quiere hablar al corazón.
El documento de Puebla ve la Escritura
como el corazón, la fuente y espina dorsal de la catequesis, «alma
de la evangelización... que debe ser leída e interpretada dentro de la fe viva
de la Iglesia» (Puebla, 372). En Medellín se pedía a todo el pueblo
latinoamericano, «expresar incesantemente
de nuevas maneras el evangelio, en relación con las formas de existencia del
hombre, teniendo en cuenta los ambientes humanos étnicos y culturales y
guardando siempre fidelidad a la Palabra revelada» (Medellín, 8,15).
3. LA EXPRESIÓN DE LA FE. La experiencia humana interiorizada e
integrada en la estructura personal necesita ser expresada a través de los
diferentes lenguajes. «Esta fe, que
penetra y transforma la totalidad de la personalidad creyente, se expresa
mediante la profesión o proclamación de la misma, la celebración y el
compromiso cristiano » (CC 234).
Señalamos las tres expresiones
fundamentales de la experiencia cristiana:
1) La profesión de fe, a través de la
cual los catecúmenos «dicen su fe» (credo), tan importante para cada cristiano,
porque reconoce su fe y la profesa
públicamente.
2) La celebración litúrgica, en la que los
creyentes celebran su fe. Debemos incentivar en nuestros catequizandos la
importancia de la participación, pero de manera activa dentro de las
celebraciones litúrgicas. Ahí también va a tener un fuerte protagonismo nuestra
creatividad a la hora de presentarles el misterio que celebramos, no quiere
decir esto que la misa debe ser más creativa, sino que debemos revelarles cual
es la importancia y el valor de la
misma.
3) El compromiso, que es la expresión ética de
la fe, con vistas a la transformación de la sociedad, según los criterios y
principios evangélicos.
Cabe decir que el acto catequético es
eminentemente una acción educativa en la que se interrelacionan los elementos
tratados: la experiencia humana, la palabra de Dios, la expresión de la fe. Esta
última hace la síntesis de las dos anteriores, desde mi propia experiencia como
niño, joven o adulto, voy a proclamar la Palabra de Dios, voy a dar testimonio
de mi fe.
Esta debe ser la finalidad de la
catequesis a la que tanto empeño y amor
le ponemos, no es nuestro logro el que buscamos, debemos buscar que nuestros
catequizandos se encuentren mediante su experiencia con la Palabra de Dios que
habla al corazón y una vez conociendo y amando a quien supo dar su vida por
cada uno, salgan a anunciar que él VIVE
Y NOS QUEIRE VIVOS, como tanto ha proclamado el Papa Francisco en la
Exhortación a los jóvenes, que dicho de paso es un recurso valiosísimos para
quienes trabajan con adolescentes y
jóvenes.
Y ustedes dirán se ha olvidado de
algo, no, no es así, FELIZ DIA DE LOS CATEQUISTAS, que decirles que no venga
diciendo en la anteriores publicaciones. Gracias una y otra vez, Gracias!!!
Porque ustedes son los que hacen crecer la Iglesia, mediante el empeño y el
amor con que cada semana enfrentan a un
grupo de catequizandos para hacerlos
crecer en la fe y en amor en Aquel
que supo cautivar nuestro corazón y a quien de manera incondicional servimos. Que
Dios por la intercesión de Pio X, renueve
todo en tiempo su vocación a esta tarea evangelizadora y María
Madre de los Catequistas, que es Maestra nos cubra con su manto de
sabiduría. Nos Vemos en la próxima!!!
Bibliografia:
· Encíclica
Catechesi Trandendae – Juan Pablo II, 1976 (CT)
· Documento de Medellín,
II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, 1968
· Documento de
Puebla, III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, 1979
· DirectorioGeneral Catequístico, 1971 (DGC)
· “La Catequesis
de la Comunidad”, orientaciones pastorales
para la catequesis en España (CC)
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