domingo, 4 de agosto de 2019

“Cuídense de toda avaricia” - Homilía dominical de Monseñor Angelelli




Eclesiastés 1,2.2,21-23. / Salmo 90(89),3-4.5-6.12-13.14.17ab /  Colosenses 3,1-5.9-11.


Evangelio según San Lucas 12,13-21.


En aquel tiempo: Uno de la multitud le dijo: "Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia". Jesús le respondió: "Amigo, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre ustedes?". Después les dijo: "Cuídense de toda avaricia, porque aún en medio de la abundancia, la vida de un hombre no está asegurada por sus riquezas". Les dijo entonces una parábola: "Había un hombre rico, cuyas tierras habían producido mucho, y se preguntaba a sí mismo: '¿Qué voy a hacer? No tengo dónde guardar mi cosecha'. Después pensó: 'Voy a hacer esto: demoleré mis graneros, construiré otros más grandes y amontonaré allí todo mi trigo y mis bienes, y diré a mi alma: Alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe y date buena vida'. Pero Dios le dijo: 'Insensato, esta misma noche vas a morir. ¿Y para quién será lo que has amontonado?'. Esto es lo que sucede al que acumula riquezas para sí, y no es rico a los ojos de Dios".

Homilía de Monseñor Enrique Angelelli:



Amigos y hermanos radioyentes de L.V. 14.-
En este domingo tenemos dos acontecimientos gratísimos para celebrar y que nos van a ayudar para hacer la reflexión que habitualmente hacemos. Uno más universal: El DIA DEL NIÑO, el otro más restringido y que dice directamente a la comunidad de la Iglesia: El DIA DEL PÁRROCO.

De las lecturas que hemos acabado de escuchar: la primera del Libro del Eclesiastés (c.1 y c.2), la segunda de San Pablo a los Colosenses (c.3, 1-5 y 9-11) y San Lucas (c.12, 13-21) podríamos sintetizarlos así: Dios nos enseña cuál debe ser la escala de valores que debemos tener en la vida; en otras palabras: cuáles son las verdaderas razones y motivaciones que debemos tener para vivir
y ser verdaderamente felices y cuáles son las cosas que nos engañan y no autoengañarnos.
1. “Vanidad de vanidades y todo es vanidad...”
2. “Despójense de la vieja condición humana, con sus obras; y revístanse de la nueva condición, que se va renovando como imagen de su creador, hasta llegar a conocerlo.”
3. “Necio: esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado ¿de qué te servirá? Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios.”

Pero para poder comprender bien esto es necesario comenzar por algo que es fundamental tener presente, lo que dijimos el domingo pasado: “Dios es mi Padre y nosotros somos sus hijos, todos nos debemos sentir necesitados los unos de los otros, así se construye la fraternidad y la felicidad. Pero, también es bueno aclararlo, esto no significa que debemos cruzarnos de brazos; ni considerar que la creación que Dios ha puesto en nuestras manos es mala; ni que debemos ser unos evadidos y alienados de la realidad en que vivimos. Lo importante es ir haciendo opciones en la vida de la que mañana no tengamos que arrepentirnos; esas opciones en la que se juega el sentido y el destino de
la vida.

San Marcos en su Evangelio en el c.10 nos dice: “...dejen que los niños vengan a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios es de los que se parecen a los niños. Les aseguro que quien no reciba el Reino de Dios como ellos, no entrará en él...y bendecía y ponía sus manos sobre las cabezas de los niños...”.

Hoy todos nos sentimos necesitados de brindarle algo al niño. Puede ser el hijo; los chicos del barrio o del pueblo; los chicos más abandonados y solitos... el chico enfermo, o el ahijadito... Pareciera que nosotros los adultos necesitáramos reflejarnos en ellos; necesitamos acariciarlos y abrirles el corazón para descubrirles “eso” que llevamos adentro... sentimos necesidad de hacernos un poco niños... nos hace bien. Por eso es bueno reflexionar sobre este personaje que es el niño. Le vemos inocente... frágil... limpio en sus ojos y en su corazón... lo vemos inacabado... es el signo de la esperanza... del futuro... de la sencillez... de la sorpresa... es el hijo... el fruto del amor... es también un poco misterio.

No nos ponemos sentimentales... nos damos cuenta que ese niño a quien hoy festejamos es también un cuestionador de nuestra vida... él es el que siempre pregunta: ¿por qué...? y algunas veces le sabemos responder y otras evadimos la respuesta de muchas maneras. Hoy ese niño, a lo mejor es como el ángel enviado por Dios para reconstruir un amor y un vínculo resquebrajado de sus padres a quienes quiere mucho... a lo mejor arregla tantas situaciones que para nosotros los adultos nos es casi imposible. El lo hace con una pregunta que nos deja sin palabra... con una mirada triste que interroga mucho... con un beso y una caricia... con una linda nota traída del colegio... con un gesto o una respuesta que nos hace repensar nuestra fe cristiana o nuestra relación con los demás. Me parece que es un canto el que dice esto: “...mientras los adultos se matan con cañones y destruyen la felicidad de los hombres... se juntan los chicos y robándoles los cañones los llenan de pan y de flores para que los hombres mayores sean felices”. Creo que no es una simple poesía, es mucho más... hace pensar mucho.

Estos chicos nos enseñan cuál debe ser la escala de valores que debemos tener en la vida. Por eso Jesús nos dice: “debemos dar acogida al Reino de Dios con la sencillez y limpieza interior de un niño...” A ese niño, Dios lo asemeja al pobre, al débil, al desvalido, al hombre frágil, al recto de corazón. En esta óptica están las llamadas Bienaventuranzas. El secreto de la verdadera grandeza está en “hacerse como niño”, tal es la verdadera “humildad, sin la cual no se puede ser “hijo del Padre celestial”. Los verdaderos discípulos son precisamente los “pequeñuelos” a quienes el Padre ha tenido a bien revelar sus secretos ocultos a los “sabios“. Le llama bienaventurado a quien acoja a estos “pequeñuelos”.

En esta óptica hay que reflexionar sobre las llamadas “Obras de Misericordia”, que no significa “compasión” ni “lástima” sino compromiso con quienes están allí descriptos y señalados. No son los valores ni la óptica de la sociedad de consumo la que Jesús señala como el camino que hace felices a los hombres ni construye fraternidad entre ellos. Es otra la mirada, la actitud y la conducta a seguir. “Necio, nos dice hoy en el evangelio: esta noche te van a exigir la vida... lo que has acumulado ¿de qué te sirve?”. Si hoy insistimos en todo esto, no significa que hayamos renunciado a ser vigilantes y servidores de nuestro pueblo; todo lo contrario; pero sí es oportuno repetirlo: hay enfoques y contenidos que es bueno recordarlos para que no nos sorprenda esa admonición demasiado dura: “necio”.

Por eso chicos que me escuchan... o a lo mejor no... porque tienen derecho a seguir durmiendo... pero quiero en este día decirles a todos los niños de La Rioja que aquí desde el Santuario de San Nicolás, estamos pidiendo por ustedes para que en la vida sean siempre felices. Especialmente quiero hacerles llegar a ustedes, niños del campo que están solitos con sus familiares, a ustedes chicos de nuestros barrios que a lo mejor no les llega un juguete, a ustedes los chicos del hospital de niños, a ustedes chicas del hogar del Carmen, a ustedes chicos que más necesitan de un cariño y de un recuerdo de amigo de ustedes y de padre... recíbanlo ahora que se los hago llegar con todo el corazón. Les pido que recen por La Rioja y por la Patria... lo necesitamos mucho... por los que los hacemos sufrir a ustedes sin darnos cuenta del mal que les hacemos... recen por el papá y la mamá... aprovechen lo que les enseñan en la escuela y hagan felices a sus padres... cuando el papá o la mamá andan tristes... acérquense y denle un beso... lo necesitan y cuiden ustedes para que ellos siempre se quieran mucho...

El otro hecho es: El DIA DEL PÁRROCO. Los dos acontecimientos tienen mucha relación. Padre de una gran familia y el niño es el hijo que recibe en esa gran familia, que es la parroquia, la vida de Dios a través de la Palabra de Dios, el que hemos hecho, peregrinando, desde la ciudad hasta estos cerros esta mañana. Nacimos de esta Madre la Iglesia; somos sus hijos y seremos sus hijos hasta llegar a la casa de nuestro Padre Dios. Este Niño Alcalde, que es el Cristo de la Cruz y de la Resurrección, es el que nos marcó en el bautismo para siempre, como pueblo enviado a construir la justicia entre los hombres para que la paz pueda ser el fruto que nos haga felices a todos. Hoy, aquí, en Las Padercitas, sentimos la necesidad de llamarnos hermanos y de darnos un abrazo de reconciliación y de paz. Pero este abrazo no puede ser fingido ni cerrando los ojos a todas las cosas que nos separan.

En el corazón de cada mujer y de cada hombre; en cada hogar; en cada barrio y en cada ciudad y pueblo de nuestra Rioja debe hoy renacer la necesidad de seguir trabajando ese TINKUNACO que hace cuatro siglos se comenzó, aquí en Las Padercitas con la proclamación del Evangelio por San Francisco Solano. Pero no construiremos el ENCUENTRO anunciado e iniciado por San Francisco Solano si lo pretendemos construir con criterios mezquinos y sectarios; con resentimientos y ambiciones personales, egoístas; con la postergación de la juventud y de los pobres; con la calumnia y la injuria; con el silencio ante las reales necesidades y problemas de nuestro pueblo.

La celebración de Las Padercitas que hoy estamos viviendo en este Año Santo, nos reclama que es hora de decir ¡basta! al lodo que se viene sembrando sobre el rostro de la Rioja. Nuestras actitudes deberán ser muy evangélicas para impedir que se siga enlodando a personas e Instituciones; pero, a la vez, muy firmes. A quienes utilizan sus vidas en esta triste tarea les sugerimos que recapaciten porque esa manera de obrar es una grave ofensa a Dios; es un grave agravio al pueblo y una injuria a la FE CRISTIANA a quien dicen defender. Es hora de que los ojos vigilantes sean puestos más sobre quienes enlodan a La Rioja que sobre quienes están entregando sus vidas para servirla leal, generosa y noblemente para que ella brinde la felicidad que le reclaman sus hijos.

Que lo que hoy está viviendo La Rioja en las Padercitas, lo podamos vivir todo el año en toda su extensión geográfica. Le pedimos a San Francisco Solano que él nos ayude a seguir construyendo lo que él comenzó, aquí en las Padercitas.

Misas Radiales. Editorial Tiempo Latinoamericano, Córdoba. Tomo 4 pag 143s4
La Rioja, 4 de agosto de 1974

Hoy celebramos el 43° aniversario del martirio de Mons. Angelelli


 Monseñor Angelelli y compañeros mártires rueguen por nosotros!!!


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