Eclesiastés 1,2.2,21-23. / Salmo 90(89),3-4.5-6.12-13.14.17ab / Colosenses 3,1-5.9-11.
Evangelio según San Lucas 12,13-21.
En aquel tiempo: Uno de la multitud le dijo: "Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia". Jesús le respondió: "Amigo, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre ustedes?". Después les dijo: "Cuídense de toda avaricia, porque aún en medio de la abundancia, la vida de un hombre no está asegurada por sus riquezas". Les dijo entonces una parábola: "Había un hombre rico, cuyas tierras habían producido mucho, y se preguntaba a sí mismo: '¿Qué voy a hacer? No tengo dónde guardar mi cosecha'. Después pensó: 'Voy a hacer esto: demoleré mis graneros, construiré otros más grandes y amontonaré allí todo mi trigo y mis bienes, y diré a mi alma: Alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe y date buena vida'. Pero Dios le dijo: 'Insensato, esta misma noche vas a morir. ¿Y para quién será lo que has amontonado?'. Esto es lo que sucede al que acumula riquezas para sí, y no es rico a los ojos de Dios".
Homilía de Monseñor Enrique Angelelli:
Amigos y hermanos radioyentes de L.V. 14.-
En este domingo tenemos dos acontecimientos
gratísimos para celebrar y que nos van a ayudar para hacer la reflexión que
habitualmente hacemos. Uno más universal: El DIA DEL NIÑO, el otro más
restringido y que dice directamente a la comunidad de la Iglesia: El DIA DEL
PÁRROCO.
De las lecturas que hemos acabado de
escuchar: la primera del Libro del Eclesiastés (c.1 y c.2), la segunda de San
Pablo a los Colosenses (c.3, 1-5 y 9-11) y San Lucas (c.12, 13-21) podríamos sintetizarlos así: Dios nos enseña cuál debe ser la escala de valores que
debemos tener en la vida; en otras palabras: cuáles son las verdaderas razones
y motivaciones que debemos tener para vivir
y ser verdaderamente felices y cuáles son
las cosas que nos engañan y no autoengañarnos.
1. “Vanidad de vanidades y todo es
vanidad...”
2. “Despójense de la vieja condición
humana, con sus obras; y revístanse de la nueva condición, que se va renovando
como imagen de su creador, hasta llegar a conocerlo.”
3. “Necio: esta noche te van a exigir la
vida. Lo que has acumulado ¿de qué te servirá? Así será el que amasa riquezas
para sí y no es rico ante Dios.”
Pero para poder comprender bien esto es
necesario comenzar por algo que es fundamental tener presente, lo que dijimos
el domingo pasado: “Dios es mi Padre y nosotros somos sus hijos, todos nos
debemos sentir necesitados los unos de los otros, así se construye la
fraternidad y la felicidad. Pero, también es bueno aclararlo, esto no significa
que debemos cruzarnos de brazos; ni considerar que la creación que Dios ha puesto en
nuestras manos es mala; ni que debemos ser unos evadidos y alienados de la
realidad en que vivimos. Lo importante es ir haciendo opciones en la vida de la
que mañana no tengamos que arrepentirnos; esas opciones en la que se juega el
sentido y el destino de
la vida.
San Marcos en su Evangelio en el c.10 nos
dice: “...dejen que los niños vengan a mí y no se lo impidan, porque el Reino
de Dios es de los que se parecen a los niños. Les aseguro que quien no reciba
el Reino de Dios como ellos, no entrará en él...y bendecía y ponía sus manos
sobre las cabezas de los niños...”.
Hoy todos nos sentimos necesitados de
brindarle algo al niño. Puede ser el hijo; los chicos del barrio o del pueblo;
los chicos más abandonados y solitos... el chico enfermo, o el ahijadito...
Pareciera que nosotros los adultos necesitáramos reflejarnos en ellos;
necesitamos acariciarlos y abrirles el corazón para descubrirles “eso” que
llevamos adentro... sentimos necesidad de hacernos un poco niños... nos hace
bien. Por eso es bueno reflexionar sobre este personaje que es el niño. Le
vemos inocente... frágil... limpio en sus ojos y en su corazón... lo vemos
inacabado... es el signo de la esperanza... del futuro... de la sencillez... de
la sorpresa... es el hijo... el fruto del amor... es también un poco misterio.
No nos ponemos sentimentales... nos damos
cuenta que ese niño a quien hoy festejamos es también un cuestionador de
nuestra vida... él es el que siempre pregunta: ¿por qué...? y algunas veces le
sabemos responder y otras evadimos la respuesta de muchas maneras. Hoy ese niño,
a lo mejor es como el ángel enviado por Dios para reconstruir un amor y un
vínculo resquebrajado de sus padres a quienes quiere mucho... a lo mejor
arregla tantas situaciones que para nosotros los adultos nos es casi imposible.
El lo hace con una pregunta que nos deja sin palabra... con una mirada triste
que interroga mucho... con un beso y una caricia... con una linda nota traída
del colegio... con un gesto o una respuesta que nos hace repensar
nuestra fe cristiana o nuestra relación con los demás. Me parece que es un
canto el que dice esto: “...mientras los adultos se matan con cañones y
destruyen la felicidad de los hombres... se juntan los chicos y robándoles los
cañones los llenan de pan y de flores para que los hombres mayores sean
felices”. Creo que no es una simple poesía, es mucho más... hace pensar mucho.
Estos chicos nos enseñan cuál debe ser la
escala de valores que debemos tener en la vida. Por eso Jesús nos dice:
“debemos dar acogida al Reino de Dios con la sencillez y limpieza interior de un
niño...” A ese niño, Dios lo asemeja al pobre, al débil, al desvalido, al
hombre frágil, al recto de corazón. En esta óptica están las llamadas
Bienaventuranzas. El secreto de la verdadera grandeza está en “hacerse como niño”, tal es la
verdadera “humildad, sin la cual no se puede ser “hijo del Padre celestial”.
Los verdaderos discípulos son precisamente los “pequeñuelos” a quienes el Padre
ha tenido a bien revelar sus secretos ocultos a los “sabios“. Le llama
bienaventurado a quien acoja a estos “pequeñuelos”.
En esta óptica hay que reflexionar sobre
las llamadas “Obras de Misericordia”, que no significa “compasión” ni “lástima”
sino compromiso con quienes están allí descriptos y señalados. No son los
valores ni la óptica de la sociedad de consumo la que Jesús señala como el
camino que hace felices a los hombres ni construye fraternidad entre ellos. Es
otra la mirada, la actitud y la conducta a seguir. “Necio, nos dice hoy en el
evangelio: esta noche te van a exigir la vida... lo que has acumulado ¿de qué te
sirve?”. Si hoy insistimos en todo esto, no
significa que hayamos renunciado a ser vigilantes y servidores de nuestro
pueblo; todo lo contrario; pero sí es oportuno repetirlo: hay enfoques y
contenidos que es bueno recordarlos para que no nos sorprenda esa admonición
demasiado dura: “necio”.
Por eso chicos que me escuchan... o a lo
mejor no... porque tienen derecho a seguir durmiendo... pero quiero en este día
decirles a todos los niños de La Rioja que aquí desde el Santuario de San
Nicolás, estamos pidiendo por ustedes para que en la vida sean siempre felices.
Especialmente quiero hacerles llegar a ustedes, niños del campo que están
solitos con sus familiares, a ustedes chicos de nuestros barrios que a lo mejor
no les llega un juguete, a ustedes los chicos del hospital de niños, a ustedes
chicas del hogar del Carmen, a ustedes chicos que más necesitan de un cariño y
de un recuerdo de amigo de ustedes y de padre... recíbanlo ahora que se los
hago llegar con todo el corazón. Les pido que recen por La Rioja y por la
Patria... lo necesitamos mucho... por los que los hacemos sufrir a ustedes sin
darnos cuenta del mal que les hacemos... recen por el papá y la mamá...
aprovechen lo que les enseñan en la escuela y hagan felices a sus padres...
cuando el papá o la mamá andan tristes... acérquense y denle un beso... lo
necesitan y cuiden ustedes para que ellos siempre se quieran mucho...
El otro hecho es: El DIA DEL PÁRROCO. Los
dos acontecimientos tienen mucha relación. Padre de una gran familia y el niño
es el hijo que recibe en esa gran familia, que es la parroquia, la vida de Dios
a través de la Palabra de Dios, el que hemos hecho, peregrinando, desde la
ciudad hasta estos cerros esta mañana. Nacimos de esta Madre la Iglesia; somos sus
hijos y seremos sus hijos hasta llegar a la casa de nuestro Padre Dios. Este
Niño Alcalde, que es el Cristo de la Cruz y de la Resurrección, es el que nos
marcó en el bautismo para siempre, como pueblo enviado a construir la justicia
entre los hombres para que la paz pueda ser el fruto que nos haga felices a
todos. Hoy, aquí, en Las Padercitas, sentimos la necesidad de llamarnos
hermanos y de darnos un abrazo de reconciliación y de paz. Pero este abrazo no
puede ser fingido ni cerrando los ojos a todas las cosas que nos separan.
En el corazón de cada mujer y de cada
hombre; en cada hogar; en cada barrio y en cada ciudad y pueblo de nuestra
Rioja debe hoy renacer la necesidad de seguir trabajando ese TINKUNACO que hace
cuatro siglos se comenzó, aquí en Las Padercitas con la proclamación del
Evangelio por San Francisco Solano. Pero no construiremos el ENCUENTRO
anunciado e iniciado por San Francisco Solano si lo pretendemos construir con
criterios mezquinos y sectarios; con resentimientos y ambiciones personales,
egoístas; con la postergación de la juventud y de los pobres; con la calumnia y
la injuria; con el silencio ante las reales necesidades y problemas de nuestro
pueblo.
La celebración de Las Padercitas que hoy
estamos viviendo en este Año Santo, nos reclama que es hora de decir ¡basta! al
lodo que se viene sembrando sobre el rostro de la Rioja. Nuestras actitudes
deberán ser muy evangélicas para impedir que se siga enlodando a personas e
Instituciones; pero, a la vez, muy firmes. A quienes utilizan sus vidas en esta
triste tarea les sugerimos que recapaciten porque esa manera de obrar es una
grave ofensa a Dios; es un grave agravio al pueblo y una injuria a la FE
CRISTIANA a quien dicen defender. Es hora de que los ojos vigilantes sean
puestos más sobre quienes enlodan a La Rioja que sobre quienes están entregando
sus vidas para servirla leal, generosa y noblemente para que ella brinde la
felicidad que le reclaman sus hijos.
Que lo que hoy está viviendo La Rioja en
las Padercitas, lo podamos vivir todo el año en toda su extensión geográfica. Le pedimos a San Francisco Solano que él
nos ayude a seguir construyendo lo que él comenzó, aquí en las Padercitas.
Misas Radiales. Editorial Tiempo Latinoamericano, Córdoba. Tomo 4 pag 143s4
La Rioja, 4 de agosto de 1974
Hoy celebramos el 43° aniversario del martirio de Mons. Angelelli |
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