El día de ayer, 28 de diciembre, la Iglesia diocesana de La Rioja se vistió de fiesta al recibir a su nuevo Padre Obispo: Mons. Dante Gustavo Braida. 8° Obispo diocesano.
En el marco de la novena de San Nicolás que prepara a todos los riojanos para la celebración del Tinkunaco, el próximo 31 de diciembre, el nuevo Obispo recibió el gran abrazo de un pueblo, que con ansias esperaba su nuevo pastor.
Desde las 18:30 hs. a pesar del calor riojano, todas las comunidades parroquiales de la ciudad y muchas llegadas del interior comenzaron reunirse en la Iglesia Catedral y Santuario de San Nicolás para recibir al ansiado pastor.
Presidieron la celebración las imágenes del Niño Jesús Alcalde, la Virgen del Valle y San Nicolás, patrono de la diócesis y provincia.
Acompañaron a Mons. Dante el nuncio apostólico Léon Kalenga Badikebele , el presidente de la conferencia episcopal Monseñor Oscar Ojea , Mons. Colombo anterior Obispo de esta diócesis, obispos eméritos de La Rioja y otros 16 obispos y sacerdotes de distintas diócesis del país.
Acompañaron a Mons. Dante el nuncio apostólico Léon Kalenga Badikebele , el presidente de la conferencia episcopal Monseñor Oscar Ojea , Mons. Colombo anterior Obispo de esta diócesis, obispos eméritos de La Rioja y otros 16 obispos y sacerdotes de distintas diócesis del país.
19:30 hs. Mons. Dante Braida ingresa solemnemente a la Iglesia Catedral y Santuario de San Nicolás. |
En un primer momento el flamante obispo realizó un momento de oración en la capilla del Santísimo Sacramento. |
Este momento fue acompañado con el recitado de una poesía del siervo de Dios Mons. Enrique Angelelli.:
"El Cayado animó la marcha,
el Libro encendió la Luz,
las manos abrieron los surcos
para el hombre necesitado de amor.
(¡Doce jornadas... son tuyas, Señor!
Me llamaste para que fuera testigo...
soy débil, soy pobre y con temor.)
Tú me dices: "¡No temas!... mi amor te ungió;
no es tuyo lo que llevas... apura la marcha...
te basta mi Palabra... lo demás es ilusión".
También Felipe y Juan, Pedro y Pablo,
aprendieron que el llamado es Misterio,
es muerte, es vida y es misión...
para que en Tí el pueblo encontrara el camino,
en tu Cayado, en tu Libro y en tu Unción"
La comunidad de Olta acerca la ofrenda del pan. |
La señora madre de Mons. Dante, su hermano, junto a otros familiares acercan la ofrenda del vino. |
(Homilía pronunciada por Mons. Dante Gustavo Braida en la celebración eucarística
de toma de posesión de la diócesis de La Rioja. 28/12/2018)
CAMINAR JUNTOS, CRECER JUNTOS
Queridos hermanos y hermanas:
1- Con alegría nos hemos reunido para vivir hoy este acontecimiento eclesial donde asumo como Obispo y vengo a sumarme al andar de esta diócesis de la Rioja con su rica y fecunda historia.
Este acontecimiento lo vivimos en torno a la fiesta de la Navidad. Navidad es el gran encuentro de Dios y el hombre, el “gran Tinkunaco”, como dice la canción. Dios que se ha hecho hombre para desde allí salvarnos, rescatarnos del mal y llevarnos a una amistad más honda con Él y una comunión de vida fraterna entre nosotros. Para que, unidos a Cristo, podamos acceder a la Vida plena que solo Él nos puede dar.
Hoy, en la fiesta de los santos Inocentes, mártires, vemos cómo la fuerza de los poderosos que se ve amenazada por la realidad de este Niño, que vino a traernos vida y vida en abundancia, se ensaña con muchos inocentes a quienes quita la vida. Sin embargo la Vida se abre paso. La obediencia de José y María al asumir la migración y el cuidado del Niño permiten que el plan de Dios siga adelante.
El compromiso por cuidar la vida en todas sus etapas es parte de nuestra misión evangelizadora. Por ello los invito renovar nuestra dedicación para con la vida de toda persona particularmente si esa vida está en situación de fragilidad o vulnerabilidad.
2- La Vida es un don de Dios y de un Dios que es Amor. Por ello todo compromiso verdadero con la vida implicará un crecimiento en el amor. Cristo vino a manifestar el valor de toda vida y por amor a ella se comprometió con el ser humano hasta dar la vida.
Por ello para que nuestra vida sea plena y podamos trabajar con amor por el bien de todos es necesario que el vínculo con el Señor crezca día a día. “Cristo no nos quita nada y nos lo da todo” nos decía el papa Benedicto XVI (homilía inicio de su ministerio petrino). Crecer en la amistad con Jesús es fundamental para que la vida y amor que provienen de él fluyan en cada uno. Para ello es indispensable dar lugar a la escucha atenta de la Palabra en el silencio, la escucha de la Palabra en comunidad, el diálogo cotidiano con Él y la participación en los sacramentos, particularmente en la Reconciliación y la Eucaristía.
En este sentido, las diferentes expresiones religiosas del pueblo riojano y de la Región son también un sendero seguro y necesario para el cultivo de una vida orante y entregada a los designios de Dios. Quisiera, en el inicio de mi ministerio aquí, pedir la gracia de poder acompañarlos en ese camino y pedirles que rueguen por mí para que sea responsable y entregado en esta búsqueda de una vida de mayor comunión con el Señor.
3- Esta nueva etapa en la vida diocesana, en sintonía con lo que nos enseña el Concilio y con lo que han propuesto mis hermanos obispos predecesores, quisiera que sea un “caminar juntos”, como hermanos miembros de un mismo pueblo. Donde cada uno, de acuerdo a su estado de vida y los talentos recibidos se pone al servicio de los demás, ocupando su propio lugar y desplegando desde allí sus capacidades. Una iglesia que sea cada vez más sinodal, como nos lo pide el papa Francisco de tantas maneras.
Hace poco tuve la gracia de participar del Sínodo de los jóvenes y a este tema se le dio una gran importancia. Entre otras cosas se dijo: “La sinodalidad caracteriza tanto la vida como la misión de la Iglesia, que es el Pueblo de Dios -formado por jóvenes y ancianos, hombres y mujeres de cualquier cultura y horizonte- y el Cuerpo de Cristo, en el que somos miembros los unos de los otros, empezando por los marginados y los pisoteados… En las relaciones -con Cristo, con los demás, en la comunidad- es donde se transmite la fe. También con vistas a la misión, la Iglesia está llamada a asumir un rostro relacional que ponga en el centro la escucha, la acogida, el diálogo, el discernimiento común, en un camino que transforme la vida de quien forma parte de ella… Es una escucha recíproca en la que cada uno tiene algo que aprender.” (Doc. conclusivo 121, 122) ///Invito a todos a poner lo mejor de sí para que este caminar juntos crezca en nuestro andar pastoral cotidiano. En particular invito a caminar de modo cercano y comprometido con los jóvenes. Será una gran oportunidad, al camino que ya viene recorriendo la diócesis, incorporar las reflexiones y aportes del reciente Sínodo. También para que de este acompañamiento puedan florecer diversas vocaciones para bien de la Iglesia y la sociedad.
4- Una iglesia sinodal y centrada en Cristo es una iglesia que se abre al diálogo con todos y que enfrenta las diversas situaciones que se presentan buscando hacer de cada una de ellas una oportunidad pastoral para que el Reino de Dios, de justicia, paz, amor se manifiesta de manera clara y contundente. Es una iglesia que ama a todos pero de modo particular a los más pequeños, a los preferidos del Señor, a aquellos que carecen de lo necesario para vivir y desarrollarse adecuadamente. El papa Francisco con sus enseñanzas, sus gestos y sobre todo con sus obras nos exhorta a recorrer este camino de misericordia sin distracciones.
Pastores Gregis, la exhortación apostólica que trata sobre la vida de los obispos, dice que (Éste)“…Llevará a cabo este servicio con eficacia si su vida es sencilla, sobria y, a la vez, activa y generosa, y si pone en el centro de la comunidad cristiana, y no al margen, a quienes son considerados como los últimos de nuestra sociedad”(n° 20)
Nuestra iglesia Latinoamericana viene recorriendo un camino decidido en este sentido. Invito a todas las comunidades a renovar nuestro fervor misionero y el amor con los más pobres con la conciencia que ante Dios todos somos necesitados.
5- El camino de crecimiento en la vida cristiana y en mi caso como pastor, tiene un recorrido particular y en iglesias concretas. Por eso quiero recordar en este momento a la diócesis de Reconquista, donde tengo mis raíces, donde recibí el don de la vida y la fe a través de mi familia, y de la Parroquia Inmaculada Concepción de Reconquista, donde hice mi camino de formación en la fe y de discernimiento vocacional. Luego de transitar la formación inicial en el Seminario Interdiocesano “La Encarnación” de Resistencia, Chaco, en la diócesis de Reconquista, ejercí el ministerio durante diecinueve años con la gracia de ser enviado, durante un tiempo, a la misión ad gentes a la diócesis de Holguín en Cuba. Agradezco a las comunidades y a los sacerdotes que me han acompañado a lo largo este camino allí y a los diferentes Obispos: a Mons. Iriarte que me confirmó en la fe; Mons. Sigampa que me recibió para el ingreso al seminario; a Mons. Martinez que me ordenó sacerdote; a Mons. Stanovnik y Mons. Dus que me acompañaron en tiempos particulares de maduración personal y en el ministerio; y Mons. Macín con quien compartí el último tramo como vicario.
6- También agradezco todo lo vivido en la Arquidiócesis de Mendoza, donde fui ordenado obispo y en la cual he dado los primeros pasos junto a Mons. Frazini, luego como Administrador Apostólico y últimamente con los obispos Mazzitelli y Colombo. De cada uno de ellos he aprendido mucho y de modo concreto esto de ser pastor para una diócesis. El caminar pastoral cotidiano y las diferentes situaciones que hemos tenido que transitar fueron forjando una relación con la comunidad mendocina que sin dudas nos ha enriquecido mutuamente. Agradezco de corazón a la Iglesia de Mendoza la acogida cordial, la cercanía y también el camino compartido.
7- Hoy estoy aquí, en esta ya querida diócesis de la Rioja, enviado por el Papa Francisco quien con la guía del Espíritu Santo, me ha encomendado esta misión. En la persona del Nuncio Apostólico, Mons. Leon Kalenga, agradezco al Papa la confianza y la cercanía en el acompañamiento. Agradezco también la acogida cordial de este día y de modo particular al P. Roberto Queirolo por haber guiado una vez más la diócesis en tiempos de transición. Como les decía aquí estoy para caminar juntos y crecer juntos, ayudándonos y animándonos mutuamente.
8- La próxima beatificación de los mártires riojanos es una gracia para nuestra diócesis y también para la Iglesia argentina y latinoamericana de modo especial. Tendremos que transitar juntos este tiempo de preparación en primer lugar para abrir nuestros corazones al Espíritu Santo para que obre en nosotros la santidad a la que todos somos llamados. Luego trabajar para preparar una bella celebración y acoger a los peregrinos que participarán.
Un laico, Wenseslao Pedernera; un religioso, Carlos de Dios Murias; un sacerdote diocesano, Gabriel Longueville; y un obispo, Enrique Angelelli, mártires de diferentes estados de vida que, animados por el Evangelio y comprometidos con el desarrollo integral del pueblo asumieron el momento histórico que les tocó vivir hasta dar la vida. Toda una luz para iluminar nuestro presente y asumirlo con un renovado ardor misionero y compromiso social.
9- Que la gracia del Niño Alcalde, la intercesión de la Virgen del Valle y San Nicolás nos animen a vivir juntos, con alegría y fidelidad, la vocación y misión a la cual cada uno ha sido llamado.
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