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martes, 31 de julio de 2018

"EXAMINAD SI LOS ESPÍRITUS PROVIENEN DE DIOS" - SAN IGNACIO DE LOYOLA



Hoy celebramos a San Ignacio de Loyola, presbítero.


Nació el año 1491 en Loyola, en las provincias vascongadas de España; su vida transcurrió primero entre la corte real y la milicia; luego se convirtió y estudió teología en París, donde se le juntaron los primeros compañeros con los que había de fundar más tarde, en Roma, la Compañía de Jesús. Ejerció un fecundo apostolado con sus escritos y con la formación de discípulos, que habían de trabajar intensamente por la reforma de la Iglesia. Murió en Roma el año 1556.


EXAMINAD SI LOS ESPÍRITUS PROVIENEN DE DIOS

Ignacio era muy aficionado a los llamados libros de caballerías, narraciones llenas de historias fabulosas e imaginarias. Cuando se sintió restablecido, pidió que le trajeran algunos de esos libros para entretenerse, pero no se halló en su casa ninguno; entonces le dieron para leer un libro llamado Vida de Cristo y otro que tenía por título Flos sanctorum, escritos en su lengua materna.

Con la frecuente lectura de estas obras, empezó a sentir algún interés por las cosas que en ellas se trataban. A intervalos volvía su pensamiento a lo que había leído en tiempos pasados y entretenía su imaginación con el recuerdo de las vanidades que habitualmente retenían su atención durante su vida anterior.

Pero entretanto iba actuando también la misericordia divina, inspirando en su ánimo otros pensamientos, además de los que suscitaba en su mente lo que acababa de leer. En efecto, al leer la vida de Jesucristo o de los santos, a veces se ponía a pensar y se preguntaba a sí mismo: «¿Y si yo hiciera lo mismo que san Francisco o que santo Domingo?» Y, así, su mente estaba siempre activa. Estos pensamientos duraban mucho tiempo, hasta que, distraído por cualquier motivo, volvía a pensar, también por largo tiempo, en las cosas vanas y mundanas. Esta sucesión de pensamientos duró bastante tiempo.

Pero había una diferencia; y es que, cuando pensaba en las cosas del mundo, ello le producía de momento un gran placer; pero cuando, hastiado, volvía a la realidad, se sentía triste y árido de espíritu; por el contrario, cuando pensaba en la posibilidad de imitar las austeridades de los santos, no sólo entonces experimentaba un intenso gozo, sino que además tales pensamientos lo dejaban lleno de alegría. De esta diferencia él no se daba cuenta ni le daba importancia, hasta que un día se le abrieron los ojos del alma y comenzó a admirarse de esta diferencia que experimentaba en sí mismo, que, mientras una clase de pensamientos lo dejaban triste, otros, en cambio, alegre. Y así fue como empezó a reflexionar seriamente en las cosas de Dios. Más tarde, cuando se dedicó a las prácticas espirituales, esta experiencia suya le ayudó mucho a comprender lo que sobre la discreción de espíritus enseñaría luego a los suyos.

De los hechos de san Ignacio recibidos por Luis Goncalves de labios del mismo santo
(Cap. 1, 5-9: Acta Sanctorum Iulii 7 [1868], 647)



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Celebramos el martirio de Monseñor Angelelli



El pasado 8 de Junio, el obispo Marcelo Colombo comunico que el santo padre Francisco habia autorizado la promulgación del Decreto que reconoce el martirio de los Siervos de Dios Mons. Enrique Angelelli P. Gabriel, Fr. Carlos de Dios Murias y Wenceslao Pedernera, laico y  padre de familia, asesinados por  odio a la fe en la provincia de La Rioja, Argentina en 1976. (Leer comunicado de la Santa Sede (Leer comunicado de Monseñor Colombo)

Al cumplirse 42 años de su martirio la diocesis de La Rioja celebraran la memoria de Monseñor Enrique Angelelli con las siguientes actividades: 

El próximo 4  de Agosto se realizará una peregrinación bajo el lema:

"¡Alégrate y regocíjate Iglesia riojana! La sangre de tus hijos, derramada en la búsqueda de justicia, te alienta a seguir los caminos de la santidad".

Cronograma:


15:00hs: Convocatoria en el Colegio N° 4 (Bondembender y Las Heras barrio 12 de junio)
15:15hs: Animación musical
15:45hs: Oración inicial
16:00hs: Trabajo en grupos
17:00hs: Puesta en común-merienda
18:00hs: Peregrinación desde el colegio N° 4 hasta la Catedral
20:00hs: Misa en Iglesia Catedral y responso en la tumba de Monseñor Angelelli.

Material para la reflexión y oración, personal y comunitaria:

Descargar Cartilla N° 1

Descargar Cartilla N° 2

Descargar Cartilla N° 3



El día 5 de Agosto la evocación de Monseñor Enrique Angelelli se llevará a cabo en el paraje “El Pastor” - Punta de los Llanos (lugar donde fue asesinado)

Cronograma:

09:00Hs – Convocatoria y Desayuno.
10:00Hs – Animación.
11:00Hs – Celebración de la Misa                                                                                      
13:00Hs – Locro comunitario.                                                                                      
13:45Hs – Grupos de música, canto y baile.
15:00Hs – Celebración en la Ruta N° 38



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sábado, 28 de julio de 2018

Homilía Dominical: "Dadles de Comer" - (+ José Aldazabal SDB)




Decimoséptimo Domingo del tiempo ordinario

Evangelio según San Juan 6,1-15.

Jesús atravesó el mar de Galilea, llamado Tiberíades. Lo seguía una gran multitud, al ver los signos que hacía curando a los enfermos. Jesús subió a la montaña y se sentó allí con sus discípulos. Se acercaba la Pascua, la fiesta de los judíos. Al levantar los ojos, Jesús vio que una gran multitud acudía a él y dijo a Felipe: "¿Dónde compraremos pan para darles de comer?". El decía esto para ponerlo a prueba, porque sabía bien lo que iba a hacer. Felipe le respondió: "Doscientos denarios no bastarían para que cada uno pudiera comer un pedazo de pan". Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: "Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebada y dos pescados, pero ¿qué es esto para tanta gente?". Jesús le respondió: "Háganlos sentar". Había mucho pasto en ese lugar. Todos se sentaron y eran uno cinco mil hombres. Jesús tomó los panes, dio gracias y los distribuyó a los que estaban sentados. Lo mismo hizo con los pescados, dándoles todo lo que quisieron. Cuando todos quedaron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos: "Recojan los pedazos que sobran, para que no se pierda nada". Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos que sobraron de los cinco panes de cebada. Al ver el signo que Jesús acababa de hacer, la gente decía: "Este es, verdaderamente, el Profeta que debe venir al mundo". Jesús, sabiendo que querían apoderarse de él para hacerlo rey, se retiró otra vez solo a la montaña.


Dadles de comer

Jesús se compadece de la multitud y del hambre que a estas horas deben tener. Por eso, además de anunciarles la Palabra que viene de Dios, les multiplica también el pan material. Es una lección para sus discípulos de todos los tiempos.
¿No se ha dedicado la Iglesia a "dar de comer" a los pobres y a los más abandonados a lo largo de dos mil años de historia? ¿no se ha dedicado también a los enfermos? ¿no ha sabido conjugar la evangelización con la beneficencia y el cuidado material de los más pobres, completando lo que en principio pertenecería a los deberes de cada Estado?
También ahora, y en ritmo creciente, el hambre es uno de los mayores problemas del mundo. ¿Cuántos millones de personas, sobre todo niños, mueren cada año de hambre? Esto va unido a la voz profética que levanta la Iglesia a favor de la justicia y de la recta distribución de la riqueza de este mundo. Sin justicia y una nivelación justa entre países ricos y pobres no se puede "dar de comer" a todos.
En este encargo de "dadles vosotros de comer" entra, no sólo el poder milagroso de Dios, sino también la colaboración humana. En el caso de Eliseo, y también en el de Jesús, hay personas que se adelantan generosamente. Uno ofrece veinte panes de cebada, y Dios hace el resto. El joven del evangelio tiene cinco panes y dos peces, y Cristo los bendice y obra el milagro de que basten para alimentar a todos, salvando la evidente desproporción. O sea, Dios no desdeña la aportación humana. Al contrario: a partir de lo que hacemos nosotros, él realiza el milagro de la multiplicación.
Son muchos los que colaboran en esta "multiplicación de panes" en el momento actual: cristianos comprometidos, misioneros, voluntarios, cooperantes, religiosos y religiosas que trabajan desinteresadamente en el campo sanitario y educativo y "comparten su pan" con los que no tienen. Esta colaboración es a veces económica (harían falta 200 denarios, dice Felipe) y otras, la donación de sí mismos, de su tiempo, de su trabajo. Lo hacen no sólo con los países del Tercer Mundo, sino más cerca, en su propio ambiente, en que los ancianos o los enfermos o los pobres necesitan "pan", que puede ser nuestra acogida y nuestra cercanía.
Dios hará crecer y fructificar lo que nosotros aportamos, aunque parezca claramente insuficiente. Ojalá Cristo Jesús, nuestro Juez al final del camino, pueda decimos a nosotros: "me disteis de comer... me disteis de beber... lo hicisteis conmigo".

Del pan material al espiritual

Compartir el pan material es un símbolo muy expresivo de otros "panes" de los que también tiene hambre la humanidad: la cultura (¡cuántos están sin escuela!), trabajo (un trabajo digno y estable), vivienda (sobre todo para los que están en la calle y para los jóvenes que quieren formar una nueva familia), posibilidades de vida (en particular para los inmigrantes que han tenido que abandonar su patria).
Pero en el conjunto del evangelio se ve cómo Jesús, además del pan material (y de la luz física de los ojos y del agua natural del pozo) quiere dar a la gente un pan y una luz y un agua espirituales. Les da de comer y cura enfermos y resucita muertos, pero también, y sobre todo, les predica el Reino, les perdona los pecados, les conduce a Dios. Por eso se escapa cuando le quieren proclamar rey. Es lo que explica el "secreto mesiánico" que notamos en diferentes ocasiones: él no quiere que se queden en el mero hecho de unos milagros materiales, sino que den el salto a la fe.
El discurso de Juan 6 irá poco a poco conduciendo a los lectores a la comprensión más profunda del sacramento de la Eucaristía, que, cuando él escribe su evangelio, hacía ya décadas que los cristianos celebraban.
Él cuenta la multiplicación de los panes con un lenguaje claramente "eucarístico": "tomó... dio gracias... repartió", aludiendo también a la "fracción del pan", porque habla de "los pedazos" que sobraron. No es que aquella fuera una Eucaristía, pero sí que él nos prepara, ya desde el relato del milagro, para que entendamos el sentido eucarístico de su catequesis sobre el Pan de la Vida.
También para nosotros sucede que "el pan y el vino" que traemos en el ofertorio -idealmente, aportación de la comunidad- están destinados a una transformación admirable, y se convertirán, por la invocación del Espíritu y las palabras de Cristo, en el Cuerpo y Sangre de Cristo, verdadero alimento espiritual para nuestro camino cristiano.

Esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz

Hoy resuena también en las lecturas una llamada a la unidad eclesial. Para Pablo el creer en Cristo Jesús y estar bautizados en su nombre tienen unas consecuencias importantes. Entre ellas, hoy nos subraya una: la unidad.
Si el domingo pasado leíamos cómo Cristo ha roto el muro de división entre los pueblos, ahora nos toca a nosotros traducir la misma convicción a la vida interior de nuestra comunidad: "esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz".
Las consignas que da Pablo a los de Éfeso son igualmente actuales para nosotros. Él tiene experiencia. Sabe cuáles son los problemas de una comunidad humana, sea familiar o civil o eclesial: tensiones, divisiones, discusiones, intransigencias... Desde la cárcel de Roma les da -y nos da- unas consignas siempre válidas.
La base teológica y la raíz última de nuestra unidad podemos decir que es "trinitaria": todos tenemos un solo Dios que es Padre de todos, un Cristo Jesús que se ha entregado por todos y un Espíritu que es el alma de la comunidad. También tenemos una fe y un Bautismo.
Pero esto tiene que ir acompañado de unas actitudes: "sed humildes y amables... sed comprensivos... sobrellevaos mutuamente con amor...". Todos los argumentos teológico s a favor de la unidad no valen gran cosa si no hay amor entre nosotros. Tal vez la unidad falla por culpa nuestra. La Iglesia no está dando precisamente el testimonio de unidad y de amor que Pablo quisiera, ni con los otros cristianos ni entre nosotros mismos.
En el fondo, tenemos que imitar lo que hizo Cristo. Él no sólo dio "cosas" (multiplicando, por ejemplo, panes), sino que se dio a sí mismo, en toda su vida, y sobre todo en la cruz. Si le imitamos, entonces podemos decir que "andamos como pide la vocación a la que hemos sido convocados".

Esto no sólo tiene sentido en clave de relaciones ecuménicas entre las varias confesiones cristianas, o de la unidad que debe existir en la Iglesia universal o diocesana, sino también en la parroquia, en una comunidad religiosa, en una familia cristiana.

+ José Aldazabal  SDB  

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domingo, 22 de julio de 2018

"Homilía con motivo del entierro de los mártires Gabriel y Carlos" - Monseñor Angelelli (1976)

Un día cómo hoy, 22 de julio pero de 1976, Monseñor Enrique Angelelli expresó está homilía en ocasión de las exequias del Padre Gabriel Logueville y Fray Carlos de Dios Murias (secuestrados y asesinados el 18 de Julio de 1976). Quiénes fueron declarados beatos y mártires junto a Mons. Enrique Angelelli (+4 de agosto de 1976) y Wenceslao Pedernera, laico y  padre de familia (+25 de julio de 1976).




Mis queridos hermanos y amigos: 

 Vamos a seguir rezando, como lo venimos haciendo desde que desaparecieron nuestros hermanos Sacerdotes, pastores de Jesucristo en este -yo diría- noble y sufrido pueblo de Chamical, elegido y probado, señalado como fiel testigo, testigo vivo de la muerte de estos dos hermanos. Vamos a rezar, esto es, tomar la Palabra de Dios y tratar de escucharla, tratar de rumiarla y de hacerla nuestra, y cómo sacar de dentro de estos acontecimientos dolorosos, lo que el Señor nos quiere decir. Eso es rezar, eso es conversar con Dios, eso es ponerle el oído al Espíritu Santo.Por eso, seguimos rezando, antes de llevarnos a estos hermanos nuestros; es decir sus despojos mortales de elegidos, para ser sacerdotes de Dios, templos del Espíritu Santo, templos de la Trinidad; para guardarlos hasta que el Señor los llame en la Resurrección de los muertos, como confesamos en nuestro Credo.

I. CONVERSIÓN

Y segundo es: ¿Cómo nos tenemos que disponer, cómo tenemos que estar dispuestos, sobre todo en este momento, de la celebración eucarística? Bueno, como en todo acontecimiento, doloroso o alegre. Miren; esta no es una ocurrencia del Obispo, que la quiere decir a propósito de la muerte de Carlos y de Gabriel. El corazón nuestro, si se siente pecador, tiene que suplicarle al Señor ¡la conversión! Si se siente sucio, tiene que buscar en los caminos de Dios, ¡que lo limpien!No tenemos que auto engañarnos, creyendo que podemos ser al mismo tiempo; hombres a quienes la palabra de Dios no les importa, a quienes Dios no interesa, a quienes este libro que acabamos de escuchar en dos de sus textos, porque es la Palabra del Apóstol Pablo en la II Carta a los Corintios en el Capítulo IV, que se nos leyó y lo que es como la quinta esencia del Evangelio, de la Buena Nueva: las Bienaventuranzas de Jesús en el Capítulo V de San Mateo, esto anunciamos.Por la Virgen Nuestra Madre, de todos los que están aquí presentes, sería lamentable que hubiera dentro o fuera del templo, hubiera entre ustedes, quien tenga otra intención y otra finalidad que escucharlo a Dios y sí escuchar otras cosas y buscar otras cosas. En este caso nos daría mucha pena, por eso lo digo.

II. CONDOLENCIAS

Pero antes, yo tengo que dar cumplimiento, no como una cosa externa, pero, se me ha dicho que les comunique a la Diócesis, le comunique a esta comunidad de Chamical, las condolencias, el estar íntimamente unidos: Uno es de parte de todo el Espiscopado Argentino, y me lo hace llegar mi hermano, el Cardenal Primatesta,  presidente de la Conferencia Episcopal, en nombre de todo este Episcopado, que hubiera estado presente aquí, como hubiera estado presente aquí el Señor Nuncio Apostólico, representante del Papa en la Argentina, pero en este día no pueden estar, porque en estos momentos tienen una entrevista, toda la Comisión Ejecutiva del Episcopado Argentino, con el Excelentísimo Señor Presidente de la Nación.

El texto del Episcopado Argentino dice así: “Expresando dolor Iglesia en Argentina, sacrilegio asesinato sacerdotes Gabriel Longueville y Carlos Murias de esa Diócesis de La Rioja, nombre Conferencia Episcopal pido Dios conceda prenda sangre injustamente derramada, atraiga bendiciones paz, reconciliación sobre la Patria y conversión de los perseguidores, Cardenal Raúl Francisco Primatesta Presidente Conferencia Episcopal.”
El segundo telegrama: “Recibo luctuosa noticia muerte sacerdotes Longueville y Murias adhiriéndome duelo esa Diócesis acompañando oraciones Vuestra Excelencia como pastor encontrará sin duda palabras que conforten y alienten a la esperanza con cristiano perdón y ansias de comprensión y unidad de todo el Pueblo Santo de Dios suyo fraternalmente. Pío Laghi - Nuncio Apostólico de S.S. Pablo VI.
Dice el tercer telegrama que voy a leer; pero se me ha indicado no decir de dónde viene, pero que con todo se los comunique: “Arquidiócesis de Santa Fe y Diócesis de Rafaela unidas a Diócesis de La Rioja sacrilegio, crimen. Pensaba viajar pero Presidente de la República cita reunión jueves 10 de la mañana. Firmado: Mons. Zazpe, Arzobispo de Santa Fe y de Rafaela, Vicepresidente 1º de la Conferencia Episcopal Argentina.
Solamente la lectura de estos textos nos dicen la adhesión de toda la Iglesia Argentina y del Representante del Santo Padre y de la Comisión Ejecutiva; y la razón por la cual no están concelebrando y presidiendo, como lo harían con gusto, esta Eucaristía, en la despedida de Carlos y Gabriel, porque están con el Señor Presidente.

III. REFLEXIÓN

Mis hermanos: Esto también nos tiene que hacer pensar. No es una cosa de Chamical solo, no es una cosa de La Rioja, es una cosa de la Patria, es una cosa de toda la Iglesia Argentina, es una cosa de todos, yo diría de creyentes y de no creyentes. ¡Nos toca a todos! Aquí tengo también un telegrama del Señor Ministro del Interior. Pero no es cuestión de leer telegramas. Nos tiene que hacer pensar a todos. No es la primera vez que nos hacen pensar todas las muertes de nuestra Patria. Toda la sangre que se derrama, nos duele a todos y rezamos por todos. Esta es la Iglesia de Jesús y lo seguiremos anunciando. No es la adhesión a un hombre, no es la adhesión a un grupo de hombres, que se les ocurre peregrinamente inventar una doctrina o tener ciertas actitudes, es la fuerza de este Evangelio, es la fuerza de este ministerio, que por misericordia de Dios hemos recibido, no por delegación de los hombres, ni de ningún poder humano. Sobre nuestras débiles fuerzas, el poder de Dios, la fuerza del Espíritu Santo, ha marcado y ha grabado una realidad tal, una misión tal, que es ¡Abran los ojos ante el sacrilegio la que tenían Gabriel y Carlos, por pura misericordia de Dios!.

IV. ABRIR LOS OJOS

Cómo les quisiera decir yo, cómo me gustaría decirles a los que les quitaron la vida y a los que prepararon un asesinato, que instigaron contra su vida, cómo quisiera decirles: ¡Abran los ojos, hermanos! si es que se dicen cristianos: que se ha cometido, el crimen que se ha cometido! Y no es para remarcar lo negativo, yo no quiero hacer eso, sino que lo digo para hacer reflexionar, porque toda persona humana es templo del Espíritu Santo.A este hecho lo tenemos que ver desde la Fe, si queremos hablar en cristiano: El sacrilegio que se ha cometido, poniendo las manos sobre dos sacerdotes de Cristo.Es algo que no entiendo, que no podemos entender, si es que somos de corazón recto y de mente más o menos despejada: ¡que desde la Fe se pueda hacer esto! Yo no lo entiendo ¡Por pura misericordia de Dios tenemos este ministerio! ¡Bendito sea Dios! 

V. PALABRA Y ESTOLA

Ahí sobre las dos cajas, sobre los dos cajones que están ahí, está la estola y está la Palabra de Dios, y no se los ha puesto para provocar como un sentimentalismo tonto, ¡Este es el gran misterio! ¡Este es el misterio de Dios!En estos cajones están guardados los restos de dos hermanos nuestros cristianos, sacerdotes, ungidos por el Espíritu Santo, marcados y sellados y enviados a anunciar la Buena Nueva de la paz, la Buena Nueva del Señor, no la que inventamos los hombres. De Dios, y la felicidad y el contenido de la felicidad de lo que nos habla Jesucristo en el Capítulo V de San Mateo que acabamos de escuchar. Ahí están guardados. Yo creo que la predicación más linda que han hecho Gabriel y Carlos.Porque las Bienaventuranzas y por lo que hemos leído de Pablo: “Por pura misericordia de Dios hemos recibido el ministerio”. Se nos ha dado el don de Dios para que seamos hombres nuevos, no tengamos miedo de ser hombres nuevos. Para que acojamos en nuestro interior por el poder y la fuerza de Dios: el Evangelio de Jesucristo. La Fe, la Esperanza y el Amor, son regalos de Dios. No los podemos comprar en un supermercado, ni se hacen por decreto. Por pura misericordia de Dios, tenemos la Fe, la Esperanza y la Caridad.Solamente los ciegos de corazón, los ciegos de mente las rechazan. Pero Dios respeta al hombre... ¡Entre los hombres no nos respetamos! Tanto no nos respetamos  que nos matamos.

VI. SER FIELES

Dios respeta tanto al hombre, que es su criatura que viene y se mete en él y le dice: Yo quiero hacer de ti mi morada, yo quiero respetar tus decisiones y si te pierdes, es porque tú elegiste, yo te quiero respetar. Con todo, te voy a ir ayudando para que no te pierdas, y con todo vas a tener siempre unos brazos abiertos, porque soy el padre del hijo pródigo y también lo soy el egoísta, del hijo mayor.
Este don del Evangelio y esta consigna que tenemos que tomar nosotros, los llevamos en vasos de barro. Y podemos ser fieles o infieles o bien podemos ser traidores, y podemos construir la paz y el orden en la verdad y en la justicia o en la mentira, con buenas intenciones o con malas intenciones.

VII. VASOS DE BARRO

Por el corazón nuestro, porque llevamos en la razón la inclinación al pecado, al mal. Porque llevamos la inclinación en nuestra misma raíz y a veces nos convertimos a lo que es malo, como si eso fuese una cosa buena, cuando a veces no nos damos cuenta que el corazón nuestro se pudre, y cuando se pudre, apesta, hace daño. En cambio, cuando el corazón humano está lleno de la palabra de Dios, es decir, lleno del Señor y de todo lo que inspira el Señor, y nosotros acogemos todo esto. ¡Qué estupendo! Pero los hombres, llevamos todo esto en vasos de barro. ¡Miren las pruebas de cómo llevamos en vasos de barro!.¡Somos frágiles, también nos pueden quitar la vida por Jesucristo! Tenerlos que guardar en una caja y hasta soldarlos antes de tiempo, porque se descomponen y, sin embargo, por pura misericordia de Dios son Ministros de Jesucristo, pastores de Chamical. 
Ahí está el libro del Evangelio y la estola y ellos nos dicen su última predicación.

VIII. ULTIMA PREDICACIÓN

¿Y en qué consiste para mí la última predicación? Es muy simple y muy difícil en la vida ser consecuentes. Porque en la vida fueron consecuentes, tuvieron el privilegio y la elección de Dios de atestiguar, rubricar, lo que es ser cristiano, con su propia sangre. ¿Qué significa mártir o testigo, testigo de la Resurrección del Señor? Es testigo el que ha visto, el que ha tocado, el que ha oído, el que ha experimentado y el que ha sido elegido y además enviado para que vaya y les diga a todos: ¡El Señor ha resucitado!Por eso, esta sangre es feliz, sangre mártir, derramada por el Evangelio, por el nombre del Señor, y para servirles y anunciarles la Buena Nueva de la Paz, la Buena Nueva de la felicidad, según esto que hemos leído en Mateo. No es con otro contenido la pregunta, por eso es absurdo no comprender esto. Lo dice el Evangelio, no lo dice el Obispo de La Rioja. Yo tengo el deber de anunciarlo, primero, que lo tengo que predicar a mí mismo y segundo a ustedes; y también cuando los insulten, los persigan, los calumnien por Su Nombre. ¡Siéntanse felices, porque ya están escritos sus nombres en el cielo! Como están escritos los nombres de Gabriel, de Carlos en el Libro de la Vida. Ellos fueron testigos, testigos del contenido de las Bienaventuranzas: “...felices los pobres, felices los mansos, felices los misericordiosos...” Pero, para entender esto, hay que tener el corazón limpio, y si está sucio hay que limpiarlo.

IX. ALEGRÍA

Este Señor y Padre Nuestro, tiene unos caminos que no los entendemos los hijos. Me imagino que dirán ustedes, que cantamos la alegría del Señor, teniendo dos cajones de dos finados. Nos dirían: Pero ¡¿Ustedes son locos?!.No, locos, pero sí, doloridos profundamente doloridos. Porque somos normales, ¡gracias a Dios! ¡Cómo no vamos a llorar, al que es carne de nuestra carne, y sangre de nuestra sangre, afecto de nuestro afecto, miembro de nuestra familia, hijo del Cuerpo de Cristo, miembro de su pueblo, testigo de su pueblo! ¡Cómo no los va a llorar Chamical! ¡Qué hermosa oración se ha elevado y se está elevando de Chamical, de toda la Diócesis! ¡Qué hermosa oración se eleva de Chamical, oración hecha lágrimas! ¡Qué testimonio nos dan, con este dolor serenado, realmente cristiano! ¡Reflejan al Señor!
¿Cómo estarán Gabriel y Carlos en este momento? Y esto no lo decimos por decir frases. Estarán diciéndole al Señor, como cuando se ponían ahí frente a este altar y le decían: “Recibe el pan que te ofrecemos, recibe el vino que te ofrecemos” y con este pan y con este vino recibe los dolores, las alegrías, los problemas, todo lo que te dice nuestra comunidad chamicalense. Allí arriba, en una eucaristía eterna le estarán diciendo al Padre, al Hijo, al Espíritu Santo, le estarán diciendo al Señor: Recibe, Señor, en estos momentos y siempre, las lágrimas, el dolor, la consternación y todo lo que te dice nuestro pueblo, porque es nuestra comunidad, esto lo están diciendo juntos, porque han sido tan compañeros, tan amigos, que se han ido juntos, se han ido tomados de la mano.
Ahora hay que llevarlos al cementerio, más que llevarlos al altar, pero en cierta manera están presentes. En cierta manera siguen concelebrando con nosotros, Sacerdotes de Jesucristo, con el Presbiterio de esta Iglesia de Cristo y con nuestros hermanos sacerdotes que vienen a compartir la eucaristía, con esta Iglesia que se goza y bendice a Dios, porque ha sido elegida para vivir este misterio de la Cruz y de la Pascua del Señor, y han venido a compartir la eucaristía con dos hermanos que ya están junto al Señor.Humanamente hablando, ustedes se dan cuenta, no tenemos más fuerza que toda la fuerza que está ahí. Toda la fuerza que está ahí se hace eucaristía, se hace martirio, se hace testimonio de vida, se hace oración, se hace plegaria. El Espíritu Santo sigue trabajando en el corazón de cada hijo de La Rioja, como de todos los hombres. Y todos, todos ustedes hermanos de Chamical, no se sientan abandonados, no se sientan como diciendo: ¡A nosotros nos pasó tal cosa! No se sientan así.

X. ELEGIDOS

Yo les repito lo que les dije anoche: ¡Siéntanse elegidos, siéntanse más comprometidos con la Fe, más urgidos, pero siéntanse elegidos! La primicia de la sangre sacerdotal ha sido vertida en esta comunidad y en esta tierra y en estos Llanos, y véanla con ojos de Fe, no la miren con ojos de rencor y de resentimiento. Doloridos, con lágrimas, sí, pero con ojos de Fe. Confíen mucho en el Señor. ¡Confiemos todos!Vuelvo a repetir: Los que están en otra cosa o buscan otra cosa no pueden entender esto: Que a uno le den un palo y diga: ¡Bendito sea Dios por el palo que me dio!¡Siéntanse reconfortados! No son palabras así, de circunstancias. Con todo el espíritu y la hondura que me da la Palabra de Dios y el ministerio pastoral, les digo: Hermanos de Chamical: Siéntanse reconfortados, elegidos y bendecidos por Dios. Si se ha derramado sangre aquí por el Km 14 sobre la Ruta, ésta es semilla fecunda en el nombre del Señor.

XI. SEMILLA FECUNDA

¡Nos duele, pero es semilla fecunda! ¡Cómo serán bendecidos los hogares de ustedes, cómo serán bendecidos los hijos de ustedes, cómo serán bendecidos los hogares y los hijos de esta tierra y de toda la Patria! Dios tiene sus caminos, tiene su manera de obrar, y la vida nuestra, por más que querramos tener tantas arrogancias, vean en qué termina. Hoy estamos aquí y mañana habrá otros que estarán rezando, -Dios quiera que sea así- estarán rezando por nosotros, como nosotros estamos rezando por Carlos y por Gabriel. ¿Y cómo vamos a continuar? El Señor tiene sus caminos, la eucaristía no les faltará, hermanos de Chamical, la palabra de Dios se seguirá anunciando, los sacramentos les serán administrados, por el Sacerdote, por el que sea, el Señor lo mandará, pero ustedes, como cristianos, ustedes tienen que seguir descubriendo y anunciando lo que ustedes recibieron en el Bautismo como cristianos. Sientan más que nunca que estos dos hombres, también son dos símbolos. 

XII. NECESIDAD DEL SACERDOTE

¡Cómo hace falta un hombre, detrás de esta Mesa, que convoque y diga: Este es el Cuerpo de Cristo y ésta es la Sangre de Cristo. Y no hay poder humano que lo pueda hacer, más que el hombre débil, con el poder de Dios!¡Hace falta este hombre que abra este Libro y diga: II Carta de San Pablo a los Corintios y : Esta es la palabra de Dios, autenticada por el Señor, pronunciada en el nombre de Dios, porque estamos en comunión con Cristo.Dice Juan en la Iº Carta: “Ustedes tienen que estar en comunión con nosotros - él era el Apóstol, el Obispo, el presbítero -. Si, con nosotros y con Jesucristo y por Jesucristo con el Padre. Este es el Plan de Dios. No es el  plan de ninguna persona, ni de ningún grupo humano. ¡Plan de Dios! ¡Qué hermoso! ¡Qué lindo!

XIII. PRESBITERO / ANCIANO

Pero hay otras reflexiones, y en estos momentos permítanme que las haga.
Quisiera decir solamente, muy sintéticamente. Yo diría es parte de lo que siento: Gabriel y Carlos son sacerdotes, ministros del Pueblo de Dios. Ustedes dirán: Claro, es el Obispo y tiene que defenderlos. No me mueve ningún interés humano, si yo hubiera buscado un interés humano, otros son los caminos que hubiera elegido. No haría el papel a veces que aparezco como tonto. ¡Bendito sea Dios por eso! Carlos y Gabriel son hijos del pueblo, pero son ungidos por Jesucristo para anunciarle a su pueblo el Evangelio. Carlos tenía 30 años y era Presbítero. Presbítero significa “anciano”, pero creo que alguien de 30 años no es un anciano, y le decían: Presbítero, porque en él está como resumida toda la historia de la Iglesia, todo el misterio de Dios y además con una exigencia de quien lo ha experimentado con libertad de espíritu de los hijos de Dios, para que se lo anuncie a los hombres y cuestione a los hombres, para que vivan según el Evangelio. No según la codicia, la envidia, la lujuria, la sensualidad, el egoísmo y el odio.Presbítero significa anciano y se pone un anciano de 30 años para que reciba una Confesión. Para que diga este Presbítero, este anciano: Hermanos, en nombre de Dios: ¡Sean felices! ¡En esto consiste la felicidad! Felicidad verdadera, que no podemos leer en ningún libro que escribimos los hombres, si sabemos acaso fabricarnos un libro, sino lo que dice Dios. ¡Dios es Amor, Felicidad!

XIV. SEMILLA DE VOCACIONES

Y entonces la sangre de estos hermanos nuestros será semilla de vocaciones sacerdotales y religiosas. Porque quisiera pensar que hay jóvenes, hay juventud, en la que creemos y confiamos ya la que no le facilitamos todo lo que Dios tiene para ellos. Esta sangre será fecunda para ellos. No para construir el odio, ni la violencia, ni la destrucción, para construir la paz verdadera del encuentro nuestro. Sangre que es bendición de Dios. También hay en este presbiterio changos que están estudiando, todavía no son sacerdotes, están preparándose, experimentándolo al Cristo, descubriéndolo con la inteligencia y fundamentalmente descubriéndolo en la vida y asimilándolo para que puedan ser Presbíteros.
Yo creo que estos changos, hoy deben recibir la mejor lección de teología de la vida. Porque un chango de 30 años y Presbítero, ha muerto por ser fiel a las bienaventuranzas de Jesús, mártir. Bueno, hermanos Seminaristas, a ustedes también les deja una lección, un mensaje.

XV. LAS RELIGIOSAS

Este pueblo, como cualquier otro pueblo de nuestro país, necesita pastores, que sigan haciendo lo que hicieron hasta ahora, y por lo que murieron Carlos y Gabriel. Son cosas para la vida ¡Qué lindo! También es una bendición para las religiosas, pero no para entrar en el sentimentalismo. Bueno, una vida entregada. Nosotros damos la vida. Ellos han entregado su vida, no por tontos ni por cándidos, ni por otra cosa, sino por la Fe, por servir, por amar, para que nosotros entendamos qué es servir, qué es amar, qué no es ser tonto. No hay ninguna página del Evangelio que nos mande ser tontos, nos manda ser humildes como la paloma y astutos como la serpiente, nos manda tomar la cruz de cada día y seguirlo a Jesús, nos manda que nos gocemos en la persecución, nos manda a ser mansos de corazón, nos manda tener alma y corazón de pobres, nos manda buscar a los más necesitados porque son los privilegiados del Señor, y no rechazar a nadie porque Jesús tiene la respuesta a todos los hombres y a todo el hombre, aunque se quiera dudar de esta verdad, porque “todo hombre es mi hermano” y éste es el Evangelio, aunque se puedan mofar de él.

XVI. JUVENTUD

Hijos de Chamical, juventud de Chamical: Escuchen el mensaje de verdadera felicidad, de paz, de encuentro de mente y de corazones, distintos a mentes y a corazones, yo diría: “podridos”. ¡Miren esto! Recojan la última, yo diría, la permanente gran lección y predicación que les hacen los Curas de ustedes, el Carlitos...! Yo les quiero pedir perdón por lo que voy a decir, porque no me sale, porque no encuentro otros términos, no los hay.

XVII. GRATITUD

Quiero decir a la familia de Carlos y Gabriel. Quiero decir que Chamical y la Diócesis de La Rioja están agradecidas, porque somos un pueblo agradecido, así como somos acogedores, nobles interiormente, un agradecimiento que les llegue allá lejos, a un viejo papá y a una vieja mamá, dicho cariñosamente, y a un hogar, porque tienen hermanos y hermanas, decirles: gracias, a los padres de Gabriel. Gracias a la Diócesis de origen, de Gabriel, en donde nació a la vida, a la vida cristiana, gracias a aquel pueblito francés que me parece ver, la torrecita de una Iglesia de campo, a su Parroquia y a su Cura. Gracias a la Iglesia hermana nuestra, porque la Iglesia es universal, que nos han mandado este hermano sacerdote para que se sumara, para ser mensajero de la paz, no de la violencia. No ha venido a América, ni a la Argentina, ni a La Rioja para ser mensajero de violencia. Y porque predicó la paz, ha muerto como testigo de la paz. Gracias a él y gracias a los que lo engendraron. Ahora aquí está la mamá de Carlitos. Está lógicamente, delicada y a esta mamá solamente le quiero decir: Gracias. Que se cuide ahora, que se cuide sola. Que se cuide y que recoja esto: ¡Gracias! En su hogar hace poco el señor se llevó al papá, gracias a sus hermanos, es decir, a este hogar, a la familia, ¡Gracias!

XVIII. CONVERSIÓN

Y concluimos, y a esto hay que decirlo de nuevo: Hermanos, yo les invito a que oremos por los que los mataron. No interesan las siglas ni los nombres. Les repito, no tenemos nosotros los ojos cerrados, ni los oídos cerrados, tenemos la luz de la inteligencia normal de todo ser humano, o sea que si hay que saber, y podemos tener algunos elementos y estar en condiciones de informar a quien se debe y en algún momento tengamos que informar, no sé, esto es secundario. Pero, ¿cómo hay hermanos nuestros que pueden imaginar o pensar o programar violencias y cómo hay otros que las ejecutan? y ¿hay otros que a lo mejor coinciden con estas muertes? Pero esto es secundario.

XIX. PERDONAR

¡Qué difícil es ser cristiano, porque al cristiano se le exige perdonar! Si a nosotros se nos dijera: No tenemos que perdonar, esto no es cristiano. El cristiano, tiene que perdonar a todos. Otra cosa es aprobar los errores, y otra cosa es no trabajar para que los errores no se deslicen. Pero, al responsable, que su conciencia le dice: ¡Vos lo hiciste...! Yo no sé cómo puede dormir, cómo puede dar un beso a su señora y a sus hijos, si está casado. No entiendo, desde la Fe, pero aún humanamente, qué pasa. En estos y en otros casos. Ahora hablamos del que tenemos aquí. No entiendo cómo este hombre pueda tomar a éste, como hombre y como cristiano y despedazarlo, triturarlo como el trigo para hacer el pan - nada más que de éste no sale pan bendito - y haya pensado que con esto queda bien.
¿No se acuerdan que dice Tertuliano que la sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos?
Aunque son instrumentos, en cierta manera, para el bien. Para crear una comunidad fuerte en la Fe, en la Esperanza y en el Amor. Seremos felices si Dios los perdona y queremos creer que no se hayan dado cuenta de lo que han hecho, y pero aquellos que han usado la inteligencia que Dios les ha dado, para iluminarlos con la verdad, los que hayan usado la inteligencia para maquinar esto. Dios no permita, que lo hayan hecho también en nombre de la Fe, esto sería una aberración.
Perdonemos y pidamos al Señor que los perdone.
A ustedes los de Chamical, a toda la Diócesis de La Rioja, lo dicen el Cardenal Primatesta y el Nuncio, lo dicen mis hermanos que tienen la responsabilidad de toda la Iglesia Nacional, lo dice el Evangelio: ¡Perdón! ¡Pero, vamos a pedir que el Señor realmente los sacuda a los protagonistas de este sacrilegio por dentro! ¡Les cambie el corazón! Lo peor sería, que estando viviendo este acontecimiento tan hermoso, tan doloroso y tan esperanzador, algunos tuviésemos todavía el corazón así. Sacúdelos por dentro, Señor. ¡Que la sangre de Gabriel y Carlos los golpee en el corazón y en la mente, para que se conviertan a Dios, sean buenos hombres, buenos hijos de Dios y buenos hermanos con sus hermanos. Este es el mejor regalo que les podemos hacer; y se lo hacemos en nombre de toda la Diócesis a los que instigaron, y a los que ejecutaron, las muertes de nuestros queridísimos hermanos Gabriel y Carlos.

XX. SÚPLICA FINAL

Señor, permíteles a Gabriel y a Carlos los sacudan desde el cielo para que no sigan haciendo lo que están haciendo. A Dios le pedimos con Gabriel y Carlos, que no tenga en cuenta el pecado de los que hicieron esto, en ellos mismos, en sus familias en sus responsabilidades, que no les tenga en cuenta esta actitud, pero que se conviertan.

Gabriel y Carlos: Yo tengo que agradecerles a ellos ahora, como Obispo y decirles: 

GABRIEL Y CARLOS: ¡MUCHAS GRACIAS! AMÉN.




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viernes, 20 de julio de 2018

REFLEXIONES SOBRE LA AMISTAD - CARDENAL EDUARDO PIRONIO (3/3)


5. Pero la verdadera amistad humana es la que surge de la libre elección fundada en una semejanza descubierta o presentida: hay los mismos gustos, las mismas maneras de ver, las mismas inquietudes. Verdadera identificación de voluntades: idem velle, idem nolle. Esto no quiere decir que los amigos deban tener siempre el mismo temperamento, la misma formación cultural y las mismas opiniones. La amistad pertenece a la voluntad y la diversidad de opiniones pertenece a la inteligencia. Al amigo puede gustarle la música de Bach o la Metafísica de Aristóteles, y nosotros no entenderlas plenamente. El amigo puede estar dedicado a otras actividades que las nuestras. Pero en el fondo hay una unión indestructible de voluntades. En lo esencial se piensa lo mismo y se quiere lo mismo. 

El descubrimiento de este parentesco espiritual con el amigo nos embriaga de gozo, porque presentimos un enriquecimiento mutuo. A medida que la convivencia afectuosa nos abre la intimidad del amigo vamos experimentando la alegría sobria y profunda de nuestra multiplicación y de nuestro reencuentro. Vamos sintiéndonos prolongados. No es una simple delectación sensible y pasajera. Claro que el hallazgo del amigo y su presencia nos es útil y deleitable. Pero no es esto lo que importa. La alegría que nos causa el encuentro y la adivinación del amigo es la motivada por el bien mismo del amigo: su ser espiritual, su ciencia, su virtud, su santidad. El bien del amigo es nuestro y sus acciones son nuestras. De aquí surge luego -pero sólo secundariamente- la alegría de su presencia y la alegría de la esperanza que es posesión adelantada del amigo.

La amistad elegida es más profunda y realizadora que la amistad familiar. La amistad familiar es más inmediata y estable porque es más natural. Pero la amistad elegida es más honda y desinteresada. Se funda en el parentesco de las almas que es más unificador que el de los cuerpos. Por eso esta amistad es rara y con pocos. No puede el circulo de los amigos ser muy amplio. Y aún en el círculo reducido la intimidad es con uno, con dos o con tres. Y siempre hay uno -“el amigo”- con quien más se convive, cuyos triunfos se comparten, cuyas penas se compadecer, cuyos secretos se adivinan y que es verdaderamente “alter ego ipse”. 

Frente al amigo verdadero la amistad nos impone estos dos movimientos de convivencia: a) llamar rápidamente al amigo para comunicarle nuestros bienes; más tardíamente para contarle nuestros males; b) ir prontamente, sin ser llamados, para aliviar su desgracia; acercarse remisamente para pedir sus beneficios. 

Una ley de esta amistad verdadera es la sinceridad. A la amistad se opone la adulación Es verdad que la amistad exige convivencia deleitable. Pero la amistad auténtica no teme contristar al amigo para evitar un mal o promover un bien mayor. Los que adulan son incapaces de tener amigos. 

6. No toda semejanza engendra amistad, sino la semejanza descubierta en la convivencia. Mutua redamatio non latens. Pero hay veces en que la semejanza es sólo “presentida”. Surge entonces el amor y el amor, a su vez. engendra conocimiento. San Juan dice de Dios que “el que no lo ama no lo puede conocer”. La amistad supone un conocimiento previo del amigo; pero el conocimiento verdadero, el mas íntimo -el que se convierte en una especie de adivinación. del amigo- es el que surge de la misma convivencia. El amor tiene una profundidad mayor que la inteligencia. La amistad supone un previo conocimiento de “lo amable” -de lo semejante, de lo nuestro- en el amigo. Entonces nos acercamos al amigo porque lo amable -que puede ser su ciencia, su talento o su virtud- nos resulta útil y deleitable. Así nos acercamos al maestro para que nos enseñe o al santo para que nos perfeccione. Pero a medida que convivimos con ellos descubrimos que lo verdaderamente amable es la persona misma del maestro o del santo y entonces la amistad se hace simplemente honesta. La raíz del verdadero conocimiento es la convivencia.

Tampoco es necesaria una semejanza total. Es cierto que la amistad consiste en una especie de igualdad. Pero puede darse una igualdad proporcional entre desemejantes. Resta una semejanza analógica. Entre el padre y sus hijos, entre el maestro y sus discípulos, entre Dios y el hombre, puede haber una amistad de excelencia o sobreabundancia. La reciprocidad es sólo proporcionalmente igual porque supone el respeto de una dignidad y el reconocimiento de una primacía. Cuando la distancia es muy grande y falta la analogía la amistad se pierde. Con los muy sabios y muy virtuosos no podríamos tener amistad sino en la condición de que nos elevaran con ellos en la virtud o en la sabiduría. De otro modo los perderíamos como amigos. 

7. El elogio más grande de la amistad lo hicieron Aristóteles y santo Tomás. Aristóteles cuando dijo que no puede el hombre vivir sin amigos. Entre las cosas necesarias para la vida humana lo principalmente necesario es la amistad. Santo Tomás escribió en la Suma: Necesita el hombre para obrar virtuosamente el auxilio de los amigos, tanto en las obras de vida activa como en las de vida contemplativa. 

El más noble de los sentimientos humanos es la amistad. El más grande de los valores creados es el amigo. Santo Tomás prueba por ello que la “susurración” (hablar secretamente mal del amigo a su amigo con intención de quebrar la amistad) es un pecado más grave que la detracción y la contumelia. Porque el daño que se infiere al prójimo es mucho más grave, ya que se le priva de un bien mayor. El amigo vale más que la fama. La fama es sólo una disposición para la amistad. 

Hay momentos en que la presencia del nos es particularmente necesaria: cuando hemos triunfado y cuando sufrimos. Nadie puede soportar la tristeza solo por mucho tiempo. El mismo bien honesto, en cuanto supone esfuerzo y tristeza, exige la presencia del amigo. Cuando la amistad es muy honda el amigo revela sus penas. Pero lo hace con timidez porque no quiere causar mal a su amigo volcándole sus tristezas. Es propio de ánimos “afeminados” -muliebriter dispositi- deleitarse en tener amigos angustiados. Pero es propio del amigo adivinar las penas y acudir a compartirlas sin ser llamado. En estos casos -cuando el dolor es muy hondo- vale más la simple convivencia silenciosa que las palabras de fórmula. Alivia más la presencia silenciosa del amigo que cien discursos de condolencia. 

Pero la perfección de la amistad aparece, sobre todo, en la plenitud de la dicha. “El hombre feliz necesita de amigos” escribieron Aristóteles y santo Tomás. No se trata de una necesidad útil o deleitable. El hombre virtuoso -el perfecto- tiene en si mismo la suprema razón de su dicha. Pero necesita tener alguien a quien hacer el bien. Es una exigencia de su riqueza interior y de la perfección de su operación virtuosa. Por eso, como decíamos al principio, la amistad verdadera es un privilegio de los perfectos. Y es, por lo mismo, un signo de perfección. 

Para la imperfecta felicidad de la tierra -hecha con lágrimas y con esfuerzo- nos es imprescindible la gozosa presencia del amigo que nos alivia y nos sostiene, nos eleva y nos perfecciona. Su hallazgo constituye, entre las miserias del tiempo, la más invendible riqueza. 

Entre los gozos accidentales de la gloria santo Tomás coloca el reencuentro con el amigo. La felicidad perfecta consiste en la visión intuitiva de Dios. Allí encontrará el hombre la plenitud completa de su perfección. Esencialmente no hace falta más para la beatitud. 

Pero el complemento de la felicidad exige todavía la presencia inadmisible del amigo. Puede la muerte quebrar temporariamente una amistad. Pero en el surco abierto de la herida se ha sembrado el encuentro definitivo. La suprema perfección de una amistad se alcanza, entonces, en la eternidad. Allí se logrará la máxima semejanza y la más indestructible convivencia.






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REFLEXIONES SOBRE LA AMISTAD - CARDENAL EDUARDO PIRONIO (2/3)



“El hombre dichoso necesita de amigos”. Santo Tomás


3. Toda amistad es un encuentro consigo mismo en la persona del amigo. Pero no es un encuentro egoísta. Amamos el bien del amigo y su persona, no su utilidad o su deleite. Lo cual es amar con benevolencia. La “benevolencia” es el primer elemento -el más esencial y característico- de la amistad. Los otros dos son la reciprocidad y la semejanza (o comunicación de vida). La benevolencia significa desinterés. La reciprocidad, amar a quien nos ama. La semejanza, parentesco de almas.

Se llama propiamente amigo aquel para quién queremos algún bien. No amamos el placer de su presencia -aunque la deseamos y la agradecemos , la añoramos y la provocamos- sino su persona misma a la cual deseamos todo bien. Si para el amigo fuera mejor el bien de la separación y de la ausencia -un viaje que espiritualmente lo enriquece o un puesto que lo privilegia- se lo deseamos aunque nos duela. Saber arrancarnos del amigo para que triunfe es signo de amistad verdadera. Cuando lo apresamos para que no se aleje, pecamos por egoísmo de utilidad o deleite.

Sin embargo la convivencia es propia y deleitable en la amistad. El principal acto de la amistad es la convivencia con el amigo. La convivencia surge de la misma naturaleza humana. El hombre es naturalmente animal político y hecho para la convivencia. La convivencia es una disposición para la amistad, porque produce la comunicación de vidas. Ahonda el conocimiento -la adivinación del amigo- y funde más rápidamente las almas. La amistad se funda en la semejanza descubierta o presentida y consiste esencialmente en la fusión fundamental de la personalidad de los amigos: un mismo querer y un mismo no querer. Pero esto supone una larga convivencia y una severa maduración.

Las amistades rápidas -como las de los jóvenes que aman más por pasión vehemente y pasajera que por elección serena y madura- suponen más bien “voluntad de amistad” que amistad misma. La amistad surge recién cuando los amigos se reconocen como mutuamente “amables”. Todo lo demás es una preparación rara la amistad. Indica solamente que quieren ser amigos. Lo que se opone a la convivencia se opone a la amistad. Por eso los “solitarios” -los que no aguantan la convivencia y huyen la conversación- no son aptos para la amistad. Aristóteles enumera entre ellos a los ancianos y a los severos cuya convivencia es demasiado quejumbrosa y llorona. Los ancianos son más benévolos que amigos. Sin embargo la falta de deleite sensible puede ser superada por la delectación espiritual de la sabiduría o de la virtud del anciano. Buscamos su convivencia porque nos enseña y nos hace mejores. En la amistad de los buenos la convivencia engendra siempre perfección: los mismos amigos se hacer, mutuamente mejores al obrar juntos y amarse.

Las separaciones largas y totales pueden disminuir y aún quebrar la amistad. Porque la amistad es un hábito que debe ser conservado por la repetición de los actos. Por eso la amistad exige el encuentro, al menos espiritual, con el amigo. La carta, por ejemplo, puede ser un reclamo fundamental de la convivencia; porque es una forma de llamar, de hablar y de convivir con el amigo. Cuando el amigo retorna, la alegría del reencuentro es más profunda.

4. Toda amistad se funda en la semejanza, que es una comunicación de vidas. Sin comunión de vidas no hay amistad. Cuanto más íntima la comunión, más profunda la amistad. La semejanza causa del amor, dice santo Tomás18. También: la semejanza es esencialmente causa de la amistad. Porque la semejanza emparenta a los hombres y los unifica: en virtud de ella la afección del uno se dirige hacia el otro como hacia sí mismo. El primer paso de la amistad es amarse bien a sí mismo; el segundo es amar al semejante. Lo amamos porque es “quasi alter ego ipse”. Pero la semejanza proviene de que les dos proceden de un mismo principio y forman parte de un mismo todo; porque aman el todo, las partes se aman entre sí.

La conciencia recíproca de esta semejanza engendra el amor mutuo de la amistad. La amistad, en definitiva, es el encuentro consciente de dos amores de benevolencia recíprocos. Es necesaria la reciprocidad de la benevolencia, porque puede haber un amor recíproco de concupiscencia -como el amor sensual de dos novios- que es un egoísmo entre dos. Además esta reciprocidad debe ser manifestada más con hechos que con palabras. Lo que prueba la profundidad de la amistad es el sacrificio.

La semejanza específica que proviene de la comunicación en la misma “forma” humana funda la amistad natural. Los hombres son, en cierta manera muy amplia, amigos los unos de los otros. Todo hombre es naturalmente amigo de todo hombre. Basados en esta amistad compadecemos a todos los hombres, aunque no los conozcamos, y los ayudamos aunque nos resulten extraños. Hay una semejanza ontológica, substancial, específica, que da origen a la filantropía.

La semejanza civil -que es una comunicación de vida en los bienes espirituales de la Nación funda la amistad política-. No se trata solamente de una semejanza circunstancial que proviene de haber nacido en un mismo país, en una misma región o en una misma ciudad. Se trata, sobre todo, de una aproximación de almas en los conciudadanos. Lo que configura la verdadera amistad política no es la simple defensa de la soberanía nacional, sino la común identificación en la cultura, en la religión, en las tradiciones, etc., que son los bienes espirituales de la Nación.
A veces es necesario romper la concordia exterior para rehacer la auténtica comunidad política perdida. En eso se basa el derecho de una revolución justa. Pese a las ideologías diversas hay el amor al todo de la Nación que unifica las partes y pospone los intereses particulares o de grupos. Cuando el egoísmo de los hombres -gobernantes o súbditos- antepone el bien de los individuos o del grupo, se quiebra la unidad de la Nación y se pierde la amistad política. Porque también ésta se nutre del desinterés de los ciudadanos. Sólo así -perdiéndose como parte para reencontrarse en la salvación del todo- tiene sentido dar la vida por la Patria. 

Luego viene una semejanza natural más cercana: la de la sangre. Esta semejanza funda la amistad familiar (amistad conyugal, amistad paterna, amistad filial, amistad fraterna). Hay un conjunto de cosas -físicas o morales- que hacen más visible y más honda esta semejanza. No es únicamente la sangre. Hay también el temperamento, los intereses, las tradiciones hogareñas, la común educación, etc., que ligan los lazos familiares. 

La amistad conyugal surge, de la naturaleza misma del hombre. El hombre es más “animal conyugal” que “animal político”, porque la sociedad doméstica es anterior y más necesaria que la sociedad civil. Lo que constituye el fundamento de la sociedad doméstica no es tanto la tendencia natural a generar cuanto la inclinación a procurar los bienes de la vida humana. La amistad conyugal va precedida de una amistad de elección; la afinidad de las almas debe ser descubierta y vivida antes de la unión de los cuerpos. En la convivencia conyugal la amistad de elección se ahonda por la permanente comunicación de vida y de sacrificio. Lo que afirma la amistad conyugal son los hijos que son un bien común de ambos. Ahí se da la verdadera comunidad de vida. Por eso la esterilidad voluntaria -que es causa de la separación en el matrimonio- quiebra o debilita la amistad conyugal. 

La amistad paterna -que va de los padres a los hijos- es más honda, más antigua y más desinteresada que la amistad filial. La amistad de la madre es más profunda y más intensa que la amistad del padre. Los padres empiezan a amar a los hijos aún antes de engendrarlos. Y Los aman como “parte arrancada” de sí mismos cuando nacen. Comprenden más la prolongación de sí mismos -y por consiguiente la semejanza- en ellos y el amor es más profundo. La amistad paterna es la más cercana a la dilección con que cada uno se ama a sí mismo. Por eso toda amistad familiar deriva de ella como de su principio. 
La amistad filial es más nueva y más inquieta. Y es una amistad que va unida al honor: es una amistad, con justicia. Como hacia un bien sobre-excelente, como la del hombre con Dios.

La amistad fraterna se funda en la raíz común, en la convivencia, en la sangre, en la participación en el mismo todo familiar. Cuanto más próximos en edad y en educación, más intensa resulta, ordinariamente, la amistad entre hermanos. 

Hay también las amistades útiles, que surgen de la comunicación de vida en las empresas económicas. Las amistades especiales nacidas de una convivencia circunstancial -muy pocas veces honda y duradera- como la que existe entre los alumnos de una misma promoción o los pasajeros de una misma travesía. La amistad divina -caridad sobrenatural- fundada en la comunicación de la misma felicidad de Dios. La caridad es una cierta amistad con Dios, dice santo Tomás. 

Es la máxima perfección del hombre. Cuando el amor a Dios es amistad tenemos la caridad. Porque puede haber un amor a Dios mediocre que es una simple utilidad o deleite o una simple benevolencia ociosa. Santo Tomás -que conoce bien la psicología del corazón humano y sabe que el sentimiento más noble y más profundo es la amistad- prueba la excelencia de la caridad diciendo que no es un amor cualquiera sino “un amor de amigos”. De la amistad divina surge inmediatamente la amistad humana: al amar a Dios amamos todo lo de Dios. Amamos la semejanza de Dios en el hombre.





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REFLEXIONES SOBRE LA AMISTAD - CARDENAL EDUARDO PIRONIO (1/3)



“Ningún hombre, aunque tuviera todos los bienes exteriores, elegiría vivir sin amigos”. Aristóteles 

1. Todo contacto con un hombre superior nos beneficia. Pero no amamos su utilidad o su deleite -el beneficio de su virtud o el gozo de su presencia- sino el bien de su persona. Esto es amar con benevolencia. Cuando la benevolencia es mutua y se basa en una semejanza manifiesta o presentida, entonces se da la amistad: benevolencia mutua non latens. La amistad consiste en amar a alguien que nos ama. Lo cual es privilegio de los perfectos. Toda amistad se basa en una comunicación de vida. En la comunicación de la filosofía se establece una semejanza proporcional entre el maestro y el discípulo que engendra una amistad de sobreabundancia. Al maestro le corresponde más amar que ser amado. Al discípulo le corresponde retribuir según el afecto de su voluntad; que es una forma de equilibrar la reciprocidad exigida por la amistad. Por eso dice Aristóteles que la dignidad de la filosofía no es mensurable con dinero ni puede él discípulo devolver al maestro igual precio; pero puede retribuir lo suficiente, según proporción, cómo se retribuye a Dios y a los padres. La amistad que vige entre el maestro y el discípulo, pertenece, pues, al género de las amistades entre desiguales, como la que vige entre el hombre y Dios, entre el hijo y sus padres. Solamente las almas grandes -que aman el bien de la virtud y lo transparentan- son sujetos de la amistad verdadera. Los que viven con plenitud la vida del espíritu -sabiduría filosófica o bien moral- son aptos para la amistad. Y la amistad es necesaria para ellos. Solamente los buenos son simplemente amigos. Los demás son amigos por analogía. La amistad no es posible en las almas mediocres. Porque la primera condición de la amistad es el desinterés y el sacrificio. Lo que caracteriza esencialmente el amor de amistad es la generosidad de la “benevolencia”. La amistad es un amor recíproco; pero más propio de la amistad es amar que ser amado. Por consiguiente la verdadera dignidad del amigo se mide por la intensidad con que ama. Además la amistad es operadora del bien de la virtud: los amigos se hacen cotidianamente mejores por la convivencia virtuosa. La amistad no es simple benevolencia ociosa -simple querer el bien del amigo- sino benevolencia activa y realizadora. La amistad supone una gran riqueza interior. Si no es una virtud, al menos procede de la virtud y la produce. Lo verdaderamente “amable” es la virtud. Lo que especifica la amistad honesta - única auténtica amistad- es el bien simplemente tal, el bien honesto. El bien útil (como el dinero y los honores) o el bien deleitable (como el placer de una conversación) especifican más vale, un amor de concupiscencia; y las amistades que de allí resultan -amistad útil y amistad deleitable- sólo realizan accidentalmente, secundariamente, analógicamente, la razón de amistad. Pero se acercan también a la amistad verdadera, la preceden y la acompañan. La razón perfecta de amistad sólo se realiza en la amistad honesta.

Lo verdaderamente “amable” es la virtud. Y el único verdaderamente “amante” es el virtuoso. Siente necesidad de hacer el bien porque el virtuoso es perfecto y la perfección de un ser es su operación. Ningún hombre puede vivir sin amigos, escribió Aristóteles. Pero la amistad es privilegio de los perfectos. Tener un amigo verdadero es señal de perfección. Se exige la presencia del amigo más por riqueza interior que por indigencia. Es el hombre feliz el que necesita de amigos; no porque la amistad funde su felicidad -a lo más le confiere su deleite- sino porque la felicidad exige ser comunicada. Es propio del hombre dichoso tener amigos a los cuales hacer el bien. 

La amistad verdadera no puede darse sino entre almas grandes. Y al mismo tiempo -es el primer beneficio de la amistad verdadera- hace progresivamente más grandes a las almas. La amistad que ensucia o empeora es la amistad puramente útil o deleitable, fundada en los tienes exteriores que empequeñecen y dividen. Los que simulan una amistad virtuosa, pero buscan una amistad útil, son peores que los que falsifican monedas, dice Aristóteles . La amistad honesta -que es la más grande, la más perfecta y la única duradera- es rara. Porque los virtuosos son pocos y exige larga y segura convivencia.

2. La amistad es un reencuentro consigo mismo en la persona del amigo. El amigo no es “otro” en cuanto “otro”, sino “otro” en cuanto “yo mismo”. El amigo es “como otro yo” -amicus est alter ipse- dicen constantemente Aristóteles y santo Tomás. Precisamente en esta unidad se basan dos signos de la amistad: la adivinación de los sentimientos del amigo y la revelación de los secretos más íntimos. Adivinamos las reacciones internas del amigo frente a situaciones concretas leyendo en nosotros mismos. Y abrimos nuestros secretos al amigo sin profanarlos. Porque no les extraemos sino que los prolongamos. Hay una zona del alma, inviolable y sagrada, adonde no llegan sino Dios y el amigo. El amigo entra allí no como “opuesto” sino come multiplicándonos. “Siendo en los amigos único el corazón y única el alma -dice santo Tomás- no tiene el amigo fuera de su corazón lo que revela a su amigo” . Confiar al amigo nuestros secretos es como volver a decírnoslos a nosotros mismos, experimentando la alegría de una liberación y la plenitud de un enriquecimiento. 

Lo que constituye la esencia de la amistad es que “el otro” pasa a ser “yo mismo”. En virtud de la semejanza descubierta o presentida el amigo se siente prolongado en la persona del amigo. La “alteridad” como alteridad se opone esencialmente a la amistad. La alteridad quiebra la unidad y la unidad es la raíz del amor. Así como la unidad es principio de la unión, así el amor con el cual cada uno se ama a sí mismo, es forma y raíz de la amistad .

Solamente nos amamos a nosotros mismos. Y amamos a los demás en cuanto son una prolongación de nosotros mismos. Pero no es un amor individualista y vituperable. Es el amor con que las partes se aman para conseguir el bien del todo. Las partes no existen sino para el todo. Cuando se aman a si mismas y se aman entre sí, es porque aman el bien del todo. 

Hay tres formas de amarnos a nosotros mismos, dice santo Tomás. Una es común a todos los hombres, otra es propia de los buenos y otra es propia de los malos. Todos los hombres aman naturalmente su propio ser y su conservación. Desean vivir. Pero los buenos desean vivir según su parte intelectiva y los malos según su parte sensitiva. Lo primero es amor ordenado de sí mismo, lo segundo es amor vituperable.

El hombre “interior” -el verdaderamente sabio- se ama espiritualmente, según el intelecto, que es lo más divino y lo que nos asimila a Dios. Cuando nos amamos así amamos nuestra semejanza divina y por consiguiente, aún en lo humano, amamos a Dios. Nadie es más prójimo nuestro que nosotros mismos. 

El hombre que se ama así, ordenadamente, según su parte superior y divina, desea para si el bien de la virtud. Desea vivir como virtuoso. Hace lo posible por conseguirlo. Siente la alegría del recogimiento; porque en la soledad interior saborea la dulzura del bien presente, se goza con la memoria del bien pasado y pregusta la esperanza del bien futuro. Experimenta necesidad de estar solo, en la soledad inviolable y enriquecedora de la persona. Por eso una de las condiciones previas de la amistad es la soledad. El hombre virtuoso -sujeto de la amistad verdadera- vive allí la serenidad de sus apetitos ordenados. Vive en paz y se constituye en pacificador. Por eso el amigo verdadero pacifica siempre. 

El hombre “exterior” se ama sensitivamente, según la naturaleza corpórea, que el cree principal en él. Así quiebra la unidad de su persona. Ya no hay orden ni reposo ni paz. Odia el bien del espíritu -sabiduría o virtud- y huye del recogimiento. Porque el recogimiento vendría a ser para él un encuentro desgarrador consigo mismo, con el desorden intranquilizador de sus apetitos enfrentados, Los malos no pueden convivir en sí mismos; necesitan salirse hacia los bienes exteriores. Y como los bienes exteriores dividen, tampoco pueden convivir con los demás. Por eso no pueden ser amigos, ya que el principal acto de la amistad es la convivencia. 

En definitiva, lo que se opone a la amistad es el “yo egoísta” -el exterior, el sensitivo, el hombre viejo-. Pero el “yo virtuoso” -el interior, el espiritual, el hombre nuevo- es necesario a la amistad y la funda.

Continua...











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miércoles, 18 de julio de 2018

"Traslado de los cuerpos de los mártires: Carlos y Gabriel al cumplirse 42 años de su martirio"


En el día de hoy, al cumplirse 42 años del secuestro y asesinato del Padre Gabriel Longueville y Fray Carlos de Dios Murias OFM Conv., se realizó el traslado de sus cuerpos desde el Cementerio de Chamical hasta la parroquia "El Salvador", en la cripta donde permanecerán para la oración y veneración de los fieles.
 (Leer información de sus biografías y reconocimiento de martirio)




 Terminada la oración responsorial del Obispo Marcelo Colombo y la colocación definitiva de los cuerpos de los mártires en la mencionada cripta, todos los fieles caminaron en peregrinación hacia el lugar donde fueron encontrados asesinados en el año 1976, paraje conocido como Bajo de Lucas. Allí se celebró la misa en la que participaron junto al Padre Obispo Marcelo, el  Obispo de Viviers, Francia (diócesis de origen del P. Gabriel Longueville) Mons. Jean-Louis Balsa; el Obispo de Cruz del Eje, Mons. Hugo Ricardo Araya; el Obispo auxiliar de Santiago del Estero, Mons. Enrique Martínez Ossola : el Vice Postulador de la Causa de Monseñor Angelelli y compañeros mártires, Fr. Martín Pablo Bitzer OFM Conv, y numerosos sacerdotes de La Rioja, Cruz del Eje junto a una nutrida delegación de frailes franciscanos conventuales. El Obispo de Viviers llegó acompañado de 30 jóvenes de su diócesis, entre ellos tres seminaristas para participar de una experiencia de voluntariado en la Provincia de La Rioja durante el mes de Julio. 





La imponente presencia de laicos, principalmente jóvenes, de la Diócesis de La Rioja y de las diócesis vecinas, de autoridades provinciales encabezadas por el Gobernador Sergio Casas y su equipo de colaboradores, el intendente local Daniel Elías, otros intendentes vecinos, animó una festiva  celebración que resaltó el compromiso testimonial de los mártires riojanos, fecundos signos del Reino de Dios entre nosotros.










Mons. Jean-Louis Balsa dirigió unas palabras a todos los presentes

Un seminarista tradujo las palabras de Mons. Jean-Louis Balsa

Los jovenes de Francia recibieron un souvenir con tierra del lugar donde fueron encontrados Carlos y Gabriel




Mons. Ricardo Araya, también dirigió unas palabras



Carlos y Gabriel siguieron los pasos de Jesús, anunciaron el Evangelio y buscaron la salvación integral de los hombres. Nos encomendamos a Dios pidiendo la intercesión de los martires: Carlos y Gabriel rueguen por nosotros!!!

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