El próximo 19 de Noviembre del corriente año se celebrara la primera Jornada Mundial por los Pobres, bajo el lema “No amemos de palabra sino con obras”. Esta jornada mundial tiene el objetivo de que en todo el mundo las comunidades cristianas se conviertan cada vez más y mejor en signo concreto del amor de Cristo por los últimos y los más necesitados.
A continuación les comparto párrafos
del documento conclusivo de la de la V Conferencia General del Consejo
Episcopal Latinoamericano y del Caribe (CELAM), celebrada en Aparecida (Brasil),
del 13 al 31 de mayo de 2007 que reafirman la opción preferencial por los
pobres.
391. Dentro de esta amplia
preocupación por la dignidad humana, se sitúa nuestra angustia por los millones
de latinoamericanos y latinoamericanas que no pueden llevar una vida que
responda a esa dignidad. La opción
preferencial por los pobres es uno de los rasgos que marca la fisonomía de
la Iglesia latinoamericana y caribeña. De hecho, Juan Pablo II, dirigiéndose a
nuestro continente, sostuvo que convertirse
al Evangelio para el pueblo cristiano que vive en América, significa revisar
todos los ambientes y dimensiones de su vida, especialmente todo lo que
pertenece al orden social y a la obtención del bien común.
392. Nuestra fe proclama que
“Jesucristo es el rostro humano de Dios y el rostro divino del hombre”. Por eso
“la opción preferencial por los pobres
está implícita en la fe cristológica en aquel Dios que se ha hecho pobre por
nosotros, para enriquecernos con su pobreza. Esta opción nace de nuestra fe en
Jesucristo, el Dios hecho hombre, que se ha hecho nuestro hermano (cf. Hb 2,
11-12). Ella, sin embargo, no es ni exclusiva, ni excluyente.
393. Si esta opción está implícita
en la fe cristológica, los cristianos, como discípulos y misioneros, estamos
llamados a contemplar, en los rostros sufrientes de nuestros hermanos, el
rostro de Cristo que nos llama a servirlo en ellos: “Los rostros sufrientes de los pobres son rostros sufrientes de Cristo”.
Ellos interpelan el núcleo del obrar de la Iglesia, de la pastoral y de
nuestras actitudes cristianas. Todo lo
que tenga que ver con Cristo, tiene que ver con los pobres y todo lo
relacionado con los pobres reclama a Jesucristo: “Cuanto lo hicieron con
uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicieron” (Mt 25, 40). Juan
Pablo II destacó que este texto bíblico “ilumina el misterio de Cristo”. Porque
en Cristo el grande se hizo pequeño, el fuerte se hizo frágil, el rico se hizo
pobre.
394. De nuestra fe en Cristo,
brota también la solidaridad como actitud permanente de encuentro, hermandad y
servicio, que ha de manifestarse en opciones y gestos visibles, principalmente
en la defensa de la vida y de los derechos de los más vulnerables y excluidos, y
en el permanente acompañamiento en sus esfuerzos por ser sujetos de cambio y
transformación de su situación. El servicio
de caridad de la Iglesia entre los pobres “es un ámbito que caracteriza de
manera decisiva la vida cristiana, el estilo eclesial y la programación
pastoral”.
395. El Santo Padre nos ha
recordado que la Iglesia está convocada a ser “abogada de la justicia y
defensora de los pobres” ante
“intolerables desigualdades sociales y económicas”, que “claman al cielo”.
Tenemos mucho que ofrecer, ya que no cabe duda de que la Doctrina Social de la
Iglesia es capaz de suscitar esperanza en medio de las situaciones más
difíciles, porque, si no hay esperanza para los pobres, no la habrá para nadie,
ni siquiera para los llamados ricos.
La opción preferencial por los pobres
exige que prestemos especial atención a aquellos profesionales católicos que
son responsables de las finanzas de las naciones, a quienes fomentan el empleo,
los políticos que deben crear las condiciones para el desarrollo económico de
los países, a fin de darles orientaciones éticas coherentes con su fe.
396. Nos comprometemos a trabajar
para que nuestra Iglesia Latinoamericana y Caribeña siga siendo, con mayor
ahínco, compañera de camino de nuestros hermanos más pobres, incluso hasta el martirio.
Hoy queremos ratificar y potenciar la opción del amor preferencial por los pobres hecha
en las Conferencias anteriores. Que sea preferencial implica que debe atravesar
todas nuestras estructuras y prioridades pastorales. La Iglesia latinoamericana está llamada
a ser sacramento de amor, solidaridad y justicia entre nuestros pueblos.
397. En esta época, suele suceder
que defendemos demasiado nuestros espacios de privacidad y disfrute, y nos
dejamos contagiar fácilmente por el consumismo individualista. Por eso, nuestra
opción por los pobres corre el riesgo de quedarse en un plano teórico o
meramente emotivo, sin verdadera incidencia en nuestros comportamientos y en
nuestras decisiones. Es necesaria una actitud permanente que se manifieste en
opciones y gestos concretos, y evite toda actitud paternalista. Se nos pide
dedicar tiempo a los pobres, prestarles una amable atención, escucharlos con interés,
acompañarlos en los momentos más difíciles, eligiéndolos para compartir horas,
semanas o años de nuestra vida, y buscando, desde ellos, la transformación de
su situación. No podemos olvidar que el mismo Jesús lo propuso con su modo de
actuar y con sus palabras: “Cuando des un banquete, invita a los pobres, a los
lisiados, a los cojos y a los ciegos” (Lc 14, 13).
398. Sólo la cercanía que nos hace
amigos nos permite apreciar profundamente los valores de los pobres de hoy, sus
legítimos anhelos y su modo propio de vivir la fe. La opción por los pobres
debe conducirnos a la amistad con los pobres. Día a día, los pobres se hacen
sujetos de la evangelización y de la promoción humana integral: educan a sus
hijos en la fe, viven una constante solidaridad entre parientes y vecinos,
buscan constantemente a Dios y dan vida al peregrinar de la
Iglesia. A la luz del Evangelio reconocemos su inmensa dignidad y su valor
sagrado a los ojos de Cristo, pobre como ellos y excluido entre ellos. Desde
esta experiencia creyente, compartiremos con ellos la defensa de sus derechos.
"Esta Jornada tiene como objetivo, en primer lugar, estimular a los creyentes para que reaccionen ante la cultura del descarte y del derroche, haciendo suya la cultura del encuentro. Al mismo tiempo, la invitación está dirigida a todos, independientemente de su confesión religiosa, para que se dispongan a compartir con los pobres a través de cualquier acción de solidaridad, como signo concreto de fraternidad."
(FRANCISCO, N°6 MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO I JORNADA MUNDIAL DE LOS POBRES)
Leer: MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO I JORNADA MUNDIAL DE LOS POBRES
Pagina oficial de la I JORNADA MUNDIAL DE LOS POBRES
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