El próximo 19 de Noviembre celebraremos la Jornada Mundial de los Pobres, a continuación les comparto algunos párrafos de la carta enciclica "Laudato Si" (Alabado seas) del papa Francisco (18 de Junio de 2015) sobre el clamor de los pobres.
20.
Existen formas de contaminación que afectan cotidianamente a las personas. La
exposición a los contaminantes atmosféricos produce un amplio espectro de
efectos sobre la salud, especialmente
de los más pobres, provocando millones de muertes prematuras.
29.
Un problema particularmente serio es el de la calidad del agua disponible para los pobres,
que provoca muchas muertes todos los días. Entre los pobres son frecuentes enfermedades relacionadas con el
agua, incluidas las causadas por microorganismos y por sustancias químicas.
La diarrea y el cólera, que se relacionan con servicios higiénicos y provisión
de agua inadecuados, son un factor significativo de sufrimiento y de mortalidad
infantil. Las aguas subterráneas en muchos lugares están amenazadas por la
contaminación que producen algunas actividades extractivas, agrícolas e
industriales, sobre todo en países donde no hay una reglamentación y controles
suficientes. No pensemos solamente en los vertidos de las fábricas. Los
detergentes y productos químicos que utiliza la población en muchos lugares
del mundo siguen derramándose en ríos, lagos y mares.
30.
Mientras se deteriora constantemente la calidad del agua disponible, en algunos
lugares avanza la tendencia a privatizar este recurso escaso, convertido en
mercancía que se regula por las leyes del mercado. En realidad, el acceso al
agua potable y segura es un derecho humano básico, fundamental y universal,
porque determina la sobrevivencia de las personas, y por lo tanto es condición
para el ejercicio de los demás derechos humanos. Este mundo tiene una grave deuda social con los pobres que no tienen
acceso al agua potable, porque eso es negarles el derecho a la vida
radicado en su dignidad inalienable. Esa deuda se salda en parte con
más aportes económicos para proveer de agua limpia y saneamiento a los pueblos más pobres. Pero se
advierte un derroche de agua no sólo en países desarrollados, sino también en
aquellos menos desarrollados que poseen grandes reservas. Esto muestra que el
problema del agua es en parte una cuestión educativa y cultural, porque no hay
conciencia de la gravedad de estas conductas en un contexto de gran inequidad.
48.
El ambiente humano y el ambiente natural se degradan juntos, y no podremos
afrontar adecuadamente la degradación ambiental si no prestamos atención a
causas que tienen que ver con la degradación humana y social. De hecho, el deterioro
del ambiente y el de la sociedad afectan de un modo especial a los más débiles
del planeta: «Tanto la experiencia común de la vida ordinaria como la
investigación científica demuestran que los más graves efectos de todas las
agresiones ambientales los sufre la gente más pobre». Por
ejemplo, el agotamiento de las reservas ictícolas perjudica especialmente a
quienes viven de la pesca artesanal y no tienen cómo reemplazarla, la contaminación del agua afecta
particularmente a los más pobres que no tienen posibilidad de comprar agua
envasada, y la elevación del nivel del mar afecta principalmente a las
poblaciones costeras empobrecidas que no tienen a dónde trasladarse. El
impacto de los desajustes actuales se manifiesta también en la muerte prematura de muchos pobres,
en los conflictos generados por falta de recursos y en tantos otros problemas
que no tienen espacio suficiente en las agendas del mundo.
49.
Quisiera advertir que no suele haber conciencia clara de los problemas que
afectan particularmente a los excluidos. Ellos son la mayor parte del planeta,
miles de millones de personas. Hoy están presentes en los debates políticos y
económicos internacionales, pero frecuentemente parece que sus problemas se
plantean como un apéndice, como una cuestión que se añade casi por obligación o
de manera periférica, si es que no se los considera un mero daño colateral. De
hecho, a la hora de la actuación concreta, quedan frecuentemente en el último
lugar. Ello se debe en parte a que muchos profesionales, formadores de
opinión, medios de comunicación y centros de poder están ubicados lejos de
ellos, en áreas urbanas aisladas, sin tomar contacto directo con
sus problemas. Viven y reflexionan desde la comodidad de un desarrollo y de una
calidad de vida que no están al alcance de la mayoría de la población mundial.
Esta falta de contacto físico y de encuentro, a veces favorecida por la desintegración
de nuestras ciudades, ayuda a cauterizar la conciencia y a ignorar parte de la
realidad en análisis sesgados. Esto a veces convive con un discurso «verde».
Pero hoy no podemos dejar de reconocer que un verdadero planteo ecológico se
convierte siempre en un planteo social, que debe integrar la justicia en
las discusiones sobre el ambiente, para escuchar
tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres.
52.
La deuda
externa de los países pobres se ha convertido en un instrumento de control,
pero no ocurre lo mismo con la deuda ecológica. De diversas maneras, los
pueblos en vías de desarrollo, donde se encuentran las más importantes
reservas de la biosfera, siguen alimentando el desarrollo de los países más
ricos a costa de su presente y de su futuro. La tierra de los pobres del Sur
es rica y poco contaminada, pero el acceso a la propiedad de los bienes y
recursos para satisfacer sus necesidades vitales les está vedado por un sistema
de relaciones comerciales y de propiedad estructuralmente perverso. Es
necesario que los países desarrollados contribuyan a resolver esta deuda
limitando de manera importante el consumo de energía no renovable y aportando
recursos a los países más necesitados para apoyar políticas y programas de
desarrollo sostenible. Las regiones y
los países más pobres tienen menos posibilidades de adoptar nuevos modelos en
orden a reducir el impacto ambiental, porque no tienen la capacitación para
desarrollar los procesos necesarios y no pueden cubrir los costos. Por
eso, hay que mantener con claridad la conciencia de que en el cambio climático
hay responsabilidades diversificadas y, como dijeron los Obispos de Estados
Unidos, corresponde enfocarse «especialmente en las necesidades de los pobres,
débiles y vulnerables, en un debate a menudo dominado por intereses más
poderosos». Necesitamos fortalecer la conciencia de que somos
una sola familia humana. No hay fronteras ni barreras políticas o sociales que
nos permitan aislarnos, y por eso mismo tampoco hay espacio para la
globalización de la indiferencia.
91.
No puede ser real un sentimiento de íntima unión con los demás seres de la
naturaleza si al mismo tiempo en el corazón no hay ternura, compasión y preocupación
por los seres humanos. Es evidente la incoherencia de quien lucha contra el
tráfico de animales en riesgo de extinción, pero permanece completamente
indiferente ante la trata de personas, se
desentiende de los pobres o se empeña en destruir a otro ser humano que le
desagrada.
152.
La falta de viviendas es grave en muchas partes del mundo, tanto en las zonas
rurales como en las grandes ciudades, porque los presupuestos estatales sólo
suelen cubrir una pequeña parte de la demanda. No sólo los pobres, sino una gran parte de la sociedad sufre serias
dificultades para acceder a una vivienda propia. La posesión de una vivienda tiene mucho que ver con la
dignidad de las personas y con el desarrollo de las familias. Es una cuestión
central de la ecología humana. Si en un lugar ya se han desarrollado
conglomerados caóticos de casas precarias, se trata sobre todo de urbanizar
esos barrios, no de erradicar y expulsar. Cuando
los pobres viven en suburbios contaminados o en conglomerados peligrosos, «en
el caso que se deba proceder a su traslado, y para no añadir más sufrimiento al
que ya padecen, es necesario proporcionar una información adecuada y previa,
ofrecer alternativas de alojamientos dignos e implicar directamente a los
interesados». Al
mismo tiempo, la creatividad debería llevar a integrar los barrios precarios en
una ciudad acogedora: «¡Qué hermosas son las ciudades que superan la
desconfianza enfermiza e integran a los diferentes, y que hacen de esa
integración un nuevo factor de desarrollo! ¡Qué lindas son las ciudades que,
aun en su diseño arquitectónico, están llenas de
espacios que conectan, relacionan, favorecen el reconocimiento del otro!».
158.
En las condiciones actuales de la sociedad mundial, donde hay tantas inequidades
y cada vez son más las personas descartables, privadas de derechos humanos
básicos, el principio del bien común se convierte inmediatamente, como lógica e
ineludible consecuencia, en un llamado a la solidaridad y en una opción preferencial por los más pobres.
Esta opción implica sacar las consecuencias del destino común de los bienes de
la tierra, pero, como he intentado expresar en la Exhortación apostólica Evangelii
gaudium, exige contemplar
ante todo la inmensa dignidad del pobre a la luz de las más hondas convicciones
creyentes. Basta mirar la realidad para entender que esta opción hoy es una exigencia ética fundamental para la realización
efectiva del bien común.
172.
Los países pobres necesitan tener como
prioridad la erradicación de la miseria y el desarrollo social de sus
habitantes, aunque deban analizar el nivel escandaloso de consumo de
algunos sectores privilegiados de su población y controlar mejor la corrupción.
También es verdad que deben desarrollar formas menos contaminantes de producción
de energía, pero para ello requieren contar con la ayuda de los países que han
crecido mucho a costa de la contaminación actual del planeta. El
aprovechamiento directo de la abundante energía solar requiere que se
establezcan mecanismos y subsidios de modo que los países en desarrollo puedan
acceder a transferencia de tecnologías, asistencia técnica y recursos
financieros, pero siempre prestando atención a las condiciones concretas, ya
que « no siempre es adecuadamente evaluada la compatibilidad de los sistemas
con el contexto para el cual fueron diseñados ».
Los
costos serían bajos si se los compara con los riesgos del cambio climático. De
todos modos, es ante todo una decisión ética, fundada en la solidaridad de
todos los pueblos.
241.
María, la madre que cuidó a Jesús,
ahora cuida con afecto y dolor materno este mundo herido. Así como lloró con el
corazón traspasado la muerte de Jesús, ahora
se compadece del sufrimiento de los pobres crucificados y de las criaturas
de este mundo arrasadas por el poder humano.
Pagina oficial de la I JORNADA MUNDIAL DE LOS POBRES
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