Evangelio según
San Mateo 10,37-42. (Domingo 2 de Julio)
El que ama a su padre o a su madre
más que a mí, no es digno de mí; y el que ama a su hijo o a su hija más que a
mí, no es digno de mí. El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de
mí. El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí,
la encontrará. El que los recibe a ustedes, me recibe a mí; y el que me
recibe, recibe a aquel que me envió. El que recibe a un profeta por ser
profeta, tendrá la recompensa de un profeta; y el que recibe a un justo por ser
justo, tendrá la recompensa de un justo. Les aseguro que cualquiera que dé de beber, aunque sólo sea un vaso de agua
fresca, a uno de estos pequeños por ser mi discípulo, no quedará sin
recompensa".
Catecismo de la Iglesia Católica
Seguir a Jesús es la primera vocación del
cristiano.
2232 Los vínculos familiares, aunque son muy importantes, no son absolutos. A
la par el hijo crece, hacia una madurez y autonomía humanas y espirituales, la
vocación singular que viene de Dios se afirma con más claridad y fuerza. Los
padres deben respetar esta llamada y favorecer la respuesta de sus hijos para
seguirla. Es preciso convencerse de que la vocación primera del cristiano es
seguir a Jesús (cf Mt 16,25): "El que ama a su padre o a su madre más que
a mí, no es digno de mí; el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es
digno de mi" (Mt 10,37).
2233 Hacerse discípulo de Jesús es aceptar la invitación a pertenecer a la
familia de Dios, a vivir en conformidad con su manera de vivir: "El que
cumpla la voluntad de mi Padre celestial, éste es mi hermano, mi hermana y mi
madre" (Mt 12,49). Los padres deben acoger y respetar con alegría y acción
de gracias el llamamiento del Señor a uno de sus hijos para que le siga en la
virginidad por el Reino, en la vida consagrada o en el ministerio sacerdotal.
2466 En Jesucristo la verdad de Dios se manifestó toda entera. "Lleno de
gracia y de verdad" (Jn 1,14), él es la "luz del mundo" (Jn
8,12), la Verdad (cf Jn 14,6). El que cree en él, no permanece en las tinieblas
(cf Jn 12,46). El discípulo de Jesús, "permanece en su palabra", para
conocer "la verdad que hace libre" (cf Jn 8,31-32) y que santifica
(cf Jn 17,17). Seguir a Jesús es vivir del "Espíritu de verdad".
“Amigos, para nosotros los cristianos, la opción que un día hicimos en la
Fe nos exige permanentemente actualizarla y asumir cada día sus consecuencias. El
que quiera ser mi discípulo tome su cruz y sígame. Esta cruz personal significa
que junto a la cruz del Señor debemos dejar todo aquello que nos impide ser hombres interiormente libres, -hombres
que obstaculizamos e impedimos a los demás la plena comunión con Cristo y con
nuestros hermanos- hombres que verdaderamente CREEMOS, ESPERAMOS Y AMAMOS en
JESUCRISTO EL SEÑOR”
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