Evangelio según San Juan 10,1-10.
Jesús dijo a los fariseos:
"Les aseguro que el que no entra por la puerta en el corral de las ovejas,
sino por otro lado, es un ladrón y un asaltante. El que entra por la puerta es
el pastor de las ovejas. El guardián le abre y las ovejas escuchan su voz.
Él llama a cada una por su nombre y las hace salir. Cuando las ha sacado a
todas, va delante de ellas y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz. Nunca
seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen su voz".
Jesús les hizo esta comparación, pero ellos no comprendieron lo que les quería decir. Entonces Jesús prosiguió: "Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos aquellos que han venido antes de mí son ladrones y asaltantes, pero las ovejas no los han escuchado. Yo soy la puerta. El que entra por mí se salvará; podrá entrar y salir, y encontrará su alimento. El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir. Pero yo he venido para que las ovejas tengan Vida, y la tengan en abundancia."
Jesús les hizo esta comparación, pero ellos no comprendieron lo que les quería decir. Entonces Jesús prosiguió: "Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos aquellos que han venido antes de mí son ladrones y asaltantes, pero las ovejas no los han escuchado. Yo soy la puerta. El que entra por mí se salvará; podrá entrar y salir, y encontrará su alimento. El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir. Pero yo he venido para que las ovejas tengan Vida, y la tengan en abundancia."
Catecismo de la
Iglesia Católica
754 "La Iglesia, en efecto, es el redil cuya puerta única y
necesaria es Cristo (Jn 10, 1-10). Es también el rebaño cuy pastor será el
mismo Dios, como él mismo anunció (cf. Is 40, 11; Ez 34, 11-31). Aunque son
pastores humanos quienes gobiernan a las ovejas, sin embargo es Cristo mismo el
que sin cesar las guía y alimenta; El, el Buen Pastor y Cabeza de los pastores
(cf. Jn 10, 11; 1 P 5, 4), que dio su vida por las ovejas (cf. Jn 10,
11-15)".
2609 Decidido así el corazón a convertirse, aprende a orar en la
fe. La fe es una adhesión filial a Dios, más allá de lo que nosotros sentimos y
comprendemos. Se ha hecho posible porque el Hijo amado nos abre el acceso al
Padre. Puede pedirnos que "busquemos" y que "llamemos"
porque él es la puerta y el camino (cf Mt 7, 7-11. 13-14).
764 "Este Reino se manifiesta a los hombres en las palabras,
en las obras y en la presencia de Cristo" (LG 5). Acoger la palabra de
Jesús es acoger "el Reino" (ibid.). El germen y el comienzo del Reino
son el "pequeño rebaño" (Lc 12, 32), de los que Jesús ha venido a
convocar en torno suyo y de los que él mismo es el pastor (cf. Mt 10, 16; 26,
31; Jn 10, 1-21). Constituyen la verdadera familia de Jesús (cf. Mt 12, 49). A
los que reunió así en torno suyo, les enseñó no sólo una nueva "manera de
obrar", sino también una oración propia (cf. Mt 5-6).
2656 Se entra en oración como se entra en la liturgia: por la
puerta estrecha de la fe. A través de los signos de su presencia, es el rostro
del Señor lo que buscamos y deseamos, es su palabra lo que queremos escuchar y
guardar.
1465 Cuando celebra el sacramento de la Penitencia, el sacerdote
ejerce el ministerio del Buen Pastor que busca la oveja perdida, el del Buen
Samaritano que cura las heridas, del Padre que espera al Hijo pródigo y lo
acoge a su vuelta, del justo Juez que no hace acepción de personas y cuyo
juicio es a la vez justo y misericordioso. En una palabra, el sacerdote es el
signo y el instrumento del amor misericordioso de Dios con el pecador.
Podes seguir este blog a través de facebook: AÑO DE LA FE. (Grupo) Vivamos juntos la Fe (FanPage) y en Twitter: @VivamoslaFe
No hay comentarios:
Publicar un comentario